9.04.20

Jueves Santo, Jueves Sacerdotal

 
Este será, probablemente, un Triduo Pascual completamente singular en la vida de todos, pero de modo especial de los sacerdotes.
 
Sin Misa Crismal en la Catedral, sin confesiones en abundancia, sin celebraciones con multiplicación de monaguillos y ministros, sin ensayos de coros y salmistas, sin micrófonos y equipos de sonido que fallen a propósito, sin noches heroicas y via crucis vivientes y sin tantas otras cosas más…
 
Un Jueves Santo singular, donde -aparentemente- casi todo lo que “llenaba” las jornadas previas a la Pascua ahora no estará. 
 
Y si bien cada uno de nosotros ha ido encontrando el modo de dar sentido y finalidad a las horas del día en cuarentena, y por más que las redes sociales y otros medios de comunicación nos ayudan a estar en contacto, nada iguala la experiencia sublima de lavar los pies a tu comunidad, o conmoverte al ver con qué amor besan la cruz, o recibir algún que otro hijo pródigo en un demorada y contrita confesión. O la experiencia sublime de ingresar en una iglesia a oscuras con el cirio encendido y multitud de velitas moviéndose sigilosas en la noche, antes de que el Exultet resuene con fuerza. No, nada iguala eso.
 
Pero no me quejo, no, de ninguna manera. También hoy quiero decir: “Gracias, Señor. FIAT”
 
Porque en realidad, ninguna de las experiencias que describí someramente -aún en su belleza e intensidad- se acerca al Misterio inaudito que SÍ podremos vivir este año los sacerdotes, cada sacerdote: repetir una vez más las palabras de la Institución, con el realismo de la noche del Jueves: “HOY, la víspera de su pasión, tomó el pan en sus santas y venerables manos”
 
Y HOY escuchar, nuevamente, las palabras que el Maestro dice, con fuerza creadora: “HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA".
 
En ese instante de la consagración seguimos siendo plenamente sacerdotes. Hostias con Jesús, como nos recordaba el Arzobispo esta mañana.
 
Y en ese instante, mis queridos hermanos, como siempre, pero especialmente esta vez, los presentaremos al Señor. 
 
Elevaremos la patena en las ofrendas y en la Elevación y en ella entregaremos al Padre también sus vidas, la de los ancianos y niños, la de los sanos y enfermos, la de los fervorosos y los alejados.
 
Allí, mañana y el sábado por la noche, y el domingo, seremos puente, mediadores, sacerdotes.
 
Este Jueves Santo, recen por nosotros, tan indignos y tan privilegiados.
 
Pidan a María que seamos fieles.
 
Y que estemos a la altura de lo que la Providencia pueda pedirnos en este tiempo, incluso -y sobre todo- si somos invitados a dar la vida.
 
P. Leandro Bonnin.

25.03.20

Algunos recursos formativos en mi canal de Youtube

Durante la pandemia de CORONAVIRUS estoy desarrollando unas catequesis sobre la oración, siguiendo el catecismo de la Iglesia Católica.
 
He subido las primeras 7 a mi canal de Youtube, para que puedan visualizarlas desde un Smart TV y/o descargarlas, en caso de que les resulten valiosas.
 
 
(Si te suscribis te llegará un aviso casas vez que suba un nuevo video)
 
Tengan en cuenta que fueron videos en vivo con una producción un poco precaria, pero creo que más allá del formato y de algunas dificultades en el desarrollo, el contenido es valioso, como lo es todo el Catecismo. La calidad de los videos es mínima, pero el audio se escucha aceptablemente, que es, en el fondo, lo importante.

7.03.20

Nuevos libros disponibles en Amazon

En estos últimos meses he tenido la gracia de publicar tres libros. Lógicamente no los he escrito en este tiempo, pero sí se me ha dado la oportunidad de publicarlos.

Les comparto los enlaces para poder adquirirlos en la tienda Amazon en Formato digital.

El Rosario, camino de contemplación y conversión.

Obra conjunta con el p. Jorge Leiva, es una invitación a aprovechar las riquezas de esta oración tan querida por la Iglesia.

Cada misterio contiene una contemplación, una reflexión, peticiones y un soneto para ayudar a la oración e intimidad con Jesús y con María.

https://read.amazon.com/kp/embed?asin=B085HS5S26&preview=newtab&linkCode=kpe&ref_=cm_sw_r_kb_dp_967yEb5VNHWMQ

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6.02.20

Por si algún católico aún duda... Francisco sobre la Ideología de género

Tal como informa Aleteia, en estos días se publica un nuevo libro-entrevista al Papa Francisco. Comparto el análisis que el Papa Francisco hace sobre la Ideología de Género, en la misma línea de sus anteriores intervenciones -y en la línea del análisis de Benedicto XVI en el discurso a la curia de 2012-.

Sus palabras son de un enorme valor en este tiempo, sobre todo porque aún hay quienes en la Iglesia Católica piensan que este es un tema menor. El Papa lo señala, por el contrario, como uno de los males más graves de esta época. Vale la pena retenerlo y meditarlo. Y difundirlo.

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22.01.20

¿Curas casados o célibes? Alejando el zoom para ver más allá

¿Puede ser la ordenación de viri probati (varones probados) una respuesta a las necesidades de la Iglesia?

Antes que nada, debo decir que no he leído y probablemente no pueda leer por ahora el libro “Desde lo profundo de nuestros corazones”. No pretendo con estas líneas ponerme ni a favor ni en contra del Card. Sarah, de Benedicto XVI ni de Francisco, sino enfocar el tema dando “dos pasos hacia atrás”, o, si prefieren, “alejando el zoom” de la simple cuestión “curas casados sí-curas casados no”.

También debo decir que asumo plenamente lo que hasta el momento ha enseñado el Magisterio de la Iglesia en relación al celibato y el sacerdocio en el rito latino. Especialmente claras son –a mi entender- las enseñanzas de Pablo VI en la Sacerdotalis coelibatus. Allí el papa Montini repropone dos principios fundamentales que hunden sus raíces en la Tradición y la Escritura, y siguen –y seguirán- vigentes hasta la Segunda Venida.

Esos dos principios son: (1) el celibato y el presbiterado son carismas distintos, que (2) la Iglesia latina ha decidido unir por encontrar grandes motivos de conveniencia.

(1)  Que sean dos carismas distintos significa –esto quiero decirlo con toda claridad- que la ordenación de varones casados es posible, no es contraria a ningún dogma de fe ni contradice algún mandato de Jesús. Hay personas que reciben el carisma del celibato sin recibir el presbiterado; y hay personas que fueron llamadas al matrimonio y también reciben el carisma del presbiterado. Así acontece en las Iglesias católicas de rito oriental, donde algunos presbíteros son hombres casados previamente. Su ministerio tiene el mismo “rango”, eficacia y valor para las almas que el de los sacerdotes célibes, tanto orientales como latinos.

(2) Que la Iglesia latina haya decidido unir ambos carismas –es decir, que sólo ordena presbíteros a quienes manifiestan ser llamados y eligen el celibato por el Reino- significa que como Madre y Maestra, motivada por razones teológicas profundas –la imitatio Christi especialmente- y por razones prácticas –la mayor libertad y disponibilidad que otorga el celibato- ha sostenido esa disciplina durante siglos, a pesar de muchas presiones e incluso consciente de las dificultades de cada época. Vale aclarar que esas razones no son de índole económico ni político –como nos quieren convencer algunos- sino místicas y evangelizadoras.

Por todo lo dicho, para mí está claro que si el Papa decidiera abrir la ordenación a hombres casados no haría nada contrario a la fe, nada contrario a la moral, ni nada –por otro lado- que no suceda ya en la Iglesia católica en sus ritos orientales y otras situaciones excepcionales. Si eso ocurriera, seguirían existiendo varones que recibieran ambos carismas –celibato y sacerdocio- con lo cual no se daría –como alguno vaticinaba apresuradamente- “el fin del celibato”. En ese sentido, eso considero no tan acertadas algunas críticas que dicha posibilidad ha recibido en los últimos días.

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