El crucifijo y el alcalde de Baena
Según hemos podido ver en el vídeo que recoge InfoCatólica, el alcalde de Baena se ha negado a retirar el crucifijo del salón de plenos de su ayuntamiento. Algún partido de la oposición consideraba como una urgencia, parece, que en tan “aconfesional” estancia no podía tener cabida la efigie de Cristo en la Cruz. Quizá, luego, esos mismos, que sienten tal alergia a la colonización religiosa de espacios “públicos”, se vistan hasta de nazarenos para procesionar en Semana Santa. Todo es posible.
La presencia del crucifijo en los “santuarios” del Estado es un tema complicado. No porque la mansa representación de Jesús hiera a nadie. Él es el Inocente. El Hombre de corazón puro. El Hombre que sigue recordándonos hoy que el amor vence a la muerte, que la generosidad es mejor que el egoísmo, que la esperanza supera a la postración de no atisbar el futuro. En Italia, en un debate similar, un alto tribunal sentenció que el crucifijo era un “símbolo de civilización”. Y es verdad. No se puede entender Occidente, ni el concepto de “derechos humanos”, ni la idea de la compasión, olvidando a Cristo. Si alguien tiene, por méritos propios, el derecho a ser honrado y reconocido por todos, por todos los hombres de bien, es Jesús. Eso, a mi modo de ver, es indiscutible.