16.03.15

Lío en la farándula: Dolce&Gabbana versus Elton John

Digo farándula empleando esta palabra sin añadirle ninguna carga negativa. Podría hablar, de modo similar, de gresca entre celebridades, entre personas famosas que destacan en los ámbitos de la vida social - ese mundo formado por personajes de los negocios, el deporte, la política y el espectáculo - . En inglés se suele aludir, creo, a esta constelación de estrellas con la expresión beautiful people.

 

A lo que vamos. Parece que los modistos italianos Stefano Gabbana y Domenico Dolce, dueños de la marca Dolce&Gabbana, han expresado en público, en voz alta, lo que pensamos la mayor parte de las personas en el mundo: que el espacio adecuado para acoger y educar a los hijos es la familia, que tiene como pilar al padre y a la madre.

 

Expresar esta convicción, tan de sentido común por otra parte, no significa despreciar a los niños que no nacen del amor de su padre y de su madre, sino que son el resultado, muy querido o nada querido, de otros avatares. Los niños son niños, personas humanas que recorren los primeros pasos en el camino de la vida. Todos ellos, independientemente de cómo hayan sido concebidos en cada caso, merecen toda la estima, todo el amor y todo el apoyo.

 

Pues la expresión de la sensata preferencia de los modistos italianos, de su apuesta por lo que hoy se llama la familia tradicional como contexto más adecuado para procrear a los niños, y no solo para tenerlos a cualquier coste, ha irritado a otros famosos, sobre todo al cantante Elton John, quien argumenta que sus hijos no son sintéticos.

 

Tiene razón el cantante: sus hijos no son sintéticos. Son niños. Pero esta defensa legítima de sus vástagos no es suficiente como para que se erija en una especie de inquisidor que descalifica las opiniones contrarias a la suya y llame, como quien convoca un auto de fe, al bloqueo comercial contra los productos de Dolce&Gabbana. No nos perdamos la amenaza posmoderna: ¡no es la hoguera, es el dinero!.

 

A este reto, Stefano Gabbana ha contestado con una cierta dosis de humor. Preguntado por si este boicot tendrá consecuencias en sus ventas, Gabbana bromeó afirmando que “quizá” pierdan “algún fan de Elton John” pero “tal vez” ganen “alguna madre".

 

Por su parte, su socio comercial, Domenico Dolce, siciliano, se remitía a lo que a él le han transmitido: “he crecido con un modelo de familia tradicional, formado por una madre, un padre y un hijo” (….) “Mi visión de la vida es lo que me han transmitido”.

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14.03.15

Pregón de la Semana Santa de Cangas

Ilmo. Sr. Alcalde de Cangas,

Ilma. Sra. Alcaldesa de Medina del Campo,

Rvdo. Sr. Párroco,

Sres. Directores de la Juntas de Cofradías,

Sres. y Sras. Cofrades,

Sres. y Sras,

 

Un pregón, según el Diccionario de la Real Academia Española, es un “discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella”.

 

Y ambas finalidades, anunciar, dar noticia de algo, e incitar, estimular a la participación, deseo perseguir con estas palabras que tengo el honor de pronunciar. Ante todo, debo expresar mi agradecimiento por la invitación recibida de parte de la Junta de Cofradías y del Rvdo. Sr. Párroco, D. Severo Lobato, quien – como su predecesor, D. Jesús Barreiro, tan querido aquí  y tan llorado – acompaña con la prudencia de un pastor las buenas iniciativas que hacen que esta población, esta villa de Cangas, capital de la comarca del Morrazo, se abra no solo al mar, sino también hacia lo alto, hacia la trascendencia y, abriéndose hacia lo alto, dilate sus fronteras para acoger a todos, ya que extender el horizonte de nuestra mirada no nos empequeñece, sino que nos hace más grandes.

No es difícil, en esta hermosa iglesia, antigua colegiata, hilvanar un discurso elogioso, cuando hay tantas cosas que alabar. El Concello dice, con toda justicia, en su página web, que la Semana Santa de Cangas, declarada de Interés Turístico Gallego, es “de renombrada solemnidad en toda la comarca, siendo la más importante de la provincia”. Y uno se asombra al conocer la variedad de las procesiones y la antigüedad de las cofradías. Elogiando la Semana Santa estamos reconociendo los méritos de este pueblo, las razones que lo hacen digno de aprecio.

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9.03.15

¿Podré publicar un nuevo libro?: "La obediencia del ser"

No lo sé. Lo que sí sé es que el proyecto está ya muy avanzado. Hasta he pensado en un título, “La obediencia del ser”, una expresión que Romano Guardini empleó como un sinónimo de la adoración.

 

Yo creo que la historia de la salvación es unitaria y que la gracia supone la naturaleza. En realidad, hemos sido creados para adorar a Dios, para amarle y para entrar en comunión de vida con Él.

 

Y entre Dios y nosotros el vínculo es Jesucristo: “todo fue creado por él y para él” (Col 1,16). Jesucristo nos atañe a todos. Hemos sido creados por Dios y para Dios. Por Él, por Jesucristo, hemos sido redimidos y hechos hijos adoptivos de Dios por la gracia.

 

Yo creo que el mundo de la fe no es un mundo paralelo al mundo de cada día. Creo que hay un solo mundo. Creo que Dios sabe lo que hace y que nos atrae hacia Sí, sin violentar en nada nuestro deseo más profundo. Admitir esa constatación es superar la voluntad caprichosa de quien aspira a ser lo que jamás podrá ser.

 

Creo, asimismo, que la fe no puede cansarse de hacerse preguntas. Los creyentes son seres humanos racionales. Y es propio de un ser racional el interrogarse. La fe lo hace. No ahorra ninguna pregunta.

 

La fe es personal siendo eclesial. Y la eclesialidad de la fe no es accidental, sino sustancial. Creemos en la Iglesia y creemos tal como cree la Iglesia. La fe de la Iglesia no es un añadido a la fe personal, sino el contexto y la norma para la fe.

 

La fe se celebra y observa una correspondencia completa entre profesión y liturgia: “Lex orandi, lex credendi”.

 

La fe es vida; es testimonio. Y el testimonio tiene un centro, que es la caridad. Un empeño, el de vivir la fe en la caridad, que no es inalcanzable. Los santos lo han vivido. Lo han logrado con la gracia de Dios.

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7.03.15

Fiesta de la Facultad de Teología de la UPSA

Acabo de regresar de Salamanca, tras haber participado en la Fiesta de la Facultad de Teología de la UPSA (Universidad Pontificia de Salamanca). El motivo de esta fiesta era conmemorar el 75 aniversario de la restauración de esta Facultad en Salamanca. Una fecha, sin duda, digna de ser destacada.

 

Yo estoy convencido de que la Facultad de Teología de la UPSA hace, no en exclusiva, un servicio impagable a la Iglesia en España. No solo por la actividad – de docencia, investigación y publicaciones - que desarrolla en su Sede, sino también – y desde mi perspectiva casi me atrevía a decir que sobre todo – por el apoyo que presta a una amplia red de Centros asociados o afiliados, bien se trate de Institutos Teológicos – cuyo objetivo es la formación académica de los candidatos al sacerdocio – o de Institutos de Ciencias Religiosas – más orientados a la formación universitaria de seglares - .

 

Es una labor impagable porque sería prácticamente imposible que un Seminario Diocesano, por ejemplo, contase con los suficientes recursos propios como para que sus alumnos pudiesen obtener, al finalizar sus estudios, el Grado en Estudios Eclesiásticos con efectos civiles – que equivale, en términos canónicos, al Bachillerato en Teología - .

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4.03.15

Párrocos y funerarias en Galicia

Llevo ya veinticuatro años ordenado. Y durante bastantes de esos años he ejercido como párroco – y eso hago, también, en la actualidad - . Jamás, nunca, he tenido ningún problema con una funeraria ni con los feligreses con motivo de un entierro.

 

Pero quien, desde hace un tiempo a esta parte, lea los periódicos gallegos llegará a la conclusión de que los párrocos son una especie de vampiros que, si no les pagan, niegan todo, incluso la asistencia a un entierro.

 

Es una falsedad y una infamia. Es un insulto a nuestra labor. Es un intento, eso creo, de disfrazar la incompetencia de alguna compañía de seguros – creo que es una sola - tratando de desviar la atención hasta la parte más débil, menos coordinada y más indefensa: los párrocos.

 

Los párrocos no estamos a sueldo de ninguna compañía de servicios funerarios. El párroco se relaciona con sus feligreses. A ellos se debe. Ha de cumplir las normas del Derecho Canónico y las que emanan del propio Obispado. Por supuesto, como cualquier otro ciudadano, ha de observar la legislación civil.

 

Yo no sé cuantos entierros o cuantos funerales se celebran en Galicia. No lo sé. Si sé, por propia experiencia, que una buena compañía de seguros que cubra los decesos no crea problemas, sino que los resuelve. Y si los creara artificialmente timaría a sus asegurados.

 

En Galicia, y en otros lugares, muchas personas pagan mensualmente una cuota a un seguro para que, cuando se mueran, ese seguro pague todos los gastos. Y son gastos relativamente cuantiosos. Pero, en el volumen total de las “pompas fúnebres”, la parte que va a cubrir el rito religioso es mínima: no excede, por regla general, los 150 euros, más o menos. Una corona de flores, un ramo, vale lo mismo o más.

 

Resulta práctico que, en un momento difícil para cualquier familia como es la muerte de un ser querido, la funeraria se ocupe de todo. También de avisar al sacerdote y de concertar el día y la hora de las exequias. Pero esta mediación práctica no dispensa al feligrés de avisar a su párroco antes de que alguien se muera, para asistirle espiritualmente, ni tampoco una vez que se ha muerto, para ver el mejor modo de acompañar a la familia y de disponer los ritos exequiales.

 

La parroquia no es una empresa. No elabora presupuestos ni subcontrata a otros. La parroquia es una comunidad de fieles. Los estipendios o los aranceles no equivalen a un precio que se cobra por unos servicios. En sentido estricto, equivalen a una limosna: “Si puedes y quieres…”. Y si no quieres, y sobre todo, si no puedes, no das nada.

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