Aquella vieja mentalidad apostólica (I).



Acabo de leer la Antología de ‘Formación de Selectos’ del p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959), a cargo de Pablo F. Gutiérrez Carreras, y editada por HazteOir.org.

El libro está disponible de forma gratuita.

Por 12€, más gastos de envío, se puede comprar en HazteOir o en Criteria Club de Lectores, que lo hacen llegar a casa en unos tres días laborables.

Hasta tiene un blog dedicado en HazteOir.org.

Me ha impresionado tanto, me ha motivado tanto, me ha enseñado tanto, que no puedo sino presentar aquí, tal cual, algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención. Que cada uno decida por su cuenta el valor de los textos que voy a presentar en varias entregas.

Pero antes querría hacer algunas precisiones.

En primer lugar, no me gustaría que ningún corazón sensible se sintiera ofendido por el nombre sustantivo selectos. El p. Ayala lo usa con el significado de personas probablemente adecuadas para la creación o para la revitalización de tareas apostólicas. Digo probablemente porque necesitan una formación -de ahí el título del libro- que les permita demostrar a través de sus obras si son o no adecuadas para revitalizar o crear tareas apostólicas. De los principios generales de esa formación se encarga este librito, especial -aunque no exclusivamente- dirigido a los miembros de la Asociación Católica de Propagandistas, fundada por el propio p. Ayala en 1909 y que ahora va a cumplir su primer centenario (1909-2009).

En el ánimo del p. Ayala, durante la fundación de la ACdP, sin duda tuvieron una gran influencia los documentos de San Pío X (1835-1914):

Acerbo nimis (15-04-1905): sobre la enseñanza de la doctrina cristiana.
Il fermo proposito (11-06-1905): creación de la Acción Católica en Italia.

Vehementer Nos (11-02-1906): por la situación del catolicismo en Francia.
Gravissimo officii munere (10-08-1906): asociaciones católicas en Francia.

Une fois encore (6-01-1907): situación de la Iglesia en Francia.

Curiosamente, a pesar de que San Pío X (1835-1914) es el único Papa santo desde San Pío V (1566-1572: el Papa de la Contrarreforma) hasta el día de hoy, a pesar de haber ejercido su pontificado íntegramente en el s. XX, a pesar de haber fundado la Acción Católica, a pesar de que su pontificado precedió en apenas cuarenta y pocos años al del beato Papa Juan XXIII, a pesar de que el contenido dogmático de sus encíclicas ocupe 201 de los 2349 puntos de El Magisterio de la Iglesia (Echiridion Symbolorum), de Enrique Denzinger (Barcelona: Herder, 1963), ninguna de las dos ediciones del Catecismo de la Iglesia Católica han estimado oportuno citar ninguno de sus escritos, encíclicas, cartas apostólicas, o alocuciones.

A veces se ha aducido la muy peregrina excusa de que es que hoy en día la situación es muy diferente. ¿En qué sentido es muy diferente? ¿Por qué esa diferencia afecta tanto al magisterio pontificio de San Pío X pero no afecta tanto, por ejemplo, al de Pio IV, Pío VI, Pío IX, o al del beato Papa Juan XXIII?

En segundo lugar, hay que indicar que se trata de una selección de textos extraídos de una obra mayor. Y que, de esa selección de textos, he espigado los que voy a presentar aquí. No sé cuánto quedará de las intenciones originales del p. Ayala en este florilegio de una antología de su obra. Si alguien está realmente interesado en ella, debe acudir a la obra original, su Formación de selectos, incluida en el primer tomo de sus Obras Completas.

En tercer lugar, hay que tener en cuenta que este libro se empezó a escribir a inicios de la década de los años treinta, cuando Alfonso XIII acababa de abandonar el trono aconsejado por políticos afines, todos ellos muy monárquicos, muy católicos y muy de derechas. El desencadenante de su marcha fue que, aunque los partidos monárquicos acababan de ganar las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, no habían logrado ganar en la mayoría de las grandes ciudades. Gracias a esos políticos, tan monárquicos, tan católicos y tan de derechas, llegó una II República que fue salvajemente anticristiana y de izquierdas, y que se encargó muy mucho de no hacer públicos los resultados de aquellas elecciones. Por algo sería. Desde luego fue todo un éxito que debemos a aquellos políticos tan monárquicos, tan católicos y tan de derechas.

La última revisión del libro data de mediados de los años cincuenta, todavía bajo el pontificado del siervo de Dios el Papa Pío XII. En aquel momento se iniciaba la década del desarrollismo, en la que el Régimen se iba a apoyar decisivamente en los llamados ministros tecnócratas del Opus Dei, entonces una realidad eclesial que, aunque muy consolidada en España, todavía iba a tener que esperar más de dos décadas hasta llegar a recibir una personalidad jurídica adecuada a su carisma dentro de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.

En cuarto lugar, creo que no está del todo de más encabezar los textos del p. Ayala con la presentación que de ellos hacen el responsable de su publicación, Ignacio Arsuaga, Presidente de HazteOir.org, su editor, Pablo F. Gutiérrez Carreras, y su autor, el propio p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959).

Con esta selección, HazteOir.org quiere contribuir a revitalizar la participación de los católicos -y de los hombres de buena voluntad- en la sociedad. En efecto, querido lector. Si el padre Ayala toca tu corazón, te inspira, te llena de deseos de participar en la vida pública, si te hace reflexionar sobre cuestiones prácticas relacionadas con la participación en acción política, si contribuye a fortalecer en tu alma la esperanza y la magnanimidad, habremos conseguido nuestro objetivo.

Ignacio Arsuaga: Presentación


Nos encontramos ante un libro que, si bien es conocido en el ámbito de la Asociación Católica de Propagandistas -fundada por él mismo- merece un lugar más destacado entre los católicos que desenvuelven su apostolado en el ámbito inmenso de la vida pública, territorio en el que -no temamos confesarlo- no siempre hemos estado a la altura…

Pero el objetivo de esta edición es sentirnos urgidos por el fuego del apostolado, y reflexionar, a la luz de la dilatada experiencia del padre Ayala, sobre nuestro papel como católicos comprometidos en la vida pública (en el más amplio sentido de la palabra), escenario en el que los poderes del mundo han planteado a la religión cristiana una formidable batalla para expulsarla, primero de cualquier espacio público, para después -ahí tenemos Educación para la Ciudadanía- erradicarla de las conciencias…

Nos urge adoptar una mentalidad de lucha, de sacrificio, con ánimo de victoria, fiados de la Divina Providencia, pero dispuestos a no rehuir el combate, aunque suponga riesgo físico… Ésa y no otra es la finalidad de esta selección, puesto que ésa y no otra fue la intención del padre Ayala
.

Pablo F. Gutiérrez Carreras: Introducción


España necesita, más que sabios, apóstoles; más que doctrina, organizaciones; más que discurso, directores de masas. Nuestro mal ha sido la falta de hombres formados; por lo cual, si lográramos con estas páginas contribuir a orientarlos, nos daríamos por muy contentos y pagados de nuestro trabajo.

p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959): Prólogo


Todo hombre de acción debe estar persuadido de que no hará lo que se propone sin contradicciones. Le sobrevendrán, cuando menos lo piense, de donde menos imagine: de en medio, de abajo y de arriba. Es ley general que una obra tiene tantas más y mayores dificultades cuanto sea más importante y trascendental. (p. 103)

La mayor parte de nuestros errores en punto a la defensa de la Iglesia dependen de que prácticamente partimos del supuesto de que no vivimos en estado de lucha, en que hay que arriesgarlo a veces todo; no sólo la tranquilidad, sino la hacienda y la vida. De ahí que adoptemos tácticas peregrinas y sobre todo cómodas.(p. 117)

p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959): Contraportada


Y ya, sin más preámbulos, pasemos a leer los textos del p. Ayala. Pero eso será en la próxima entrega, claro.


cfr. p. Ángel Ayala Alarcó, S.I. (1867-1959): Antología de ‘Formación de Selectos’, selección a cargo de Pablo F. Gutiérrez Carreras, Madrid, HazteOir.org, 2008, 160pp., 12€, ISBN: 978-84-612-3818-7

12 comentarios

  
Bruno
Miguel:

Después de tan convincente presentación, tengo ganas de leer los textos que nos traigas del P. Ayala. Espero que no tarden.

Una cosilla puramente metodológica (no sé si no lo sabes o lo haces conscientemente por alguna razón): lo habitual es dejar en la página principal del blog solamente los dos o tres primeros párrafos de cada artículo, de manera que, si uno quiere leer el artículo entero, pincha en "Leer mas". La ventaja de esto es que se pueden leer de un vistazo rápido los títulos y los primeros párrafos de los últimos artículos, para ir al que interesa, releer alguno por la razón que sea, etc.

Para hacer esto, en el editor basta poner el cursor donde se quiera interrumpir el texto y pulsar el botón "M".

Si ya sabías todo esto y haces lo que haces conscientemente, por favor, explícamelo, para que pueda "copiarte" si resulta que tu forma de actuar es mejor.

Saludos.
08/12/08 8:37 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Bruno_

Muchísimas gracias.

¿Te lo podrás creer? No tenía ni la más remota idea.

Cuando tenga un momento, voy a hacerlo.

De nuevo, muchísimas gracias.
08/12/08 8:46 PM
  
Camino Iriarte
Con perdón, una reflexión: el P. Ayala, el Card. Herrera Oria, la formación de selectos, todo ello está muy bien... pero cojea: siempre, pero más ahora, hay que leer estos libros con un ojo en ellos y otro en libros antivirus para el voluntarismo, el pelagianismo y la idolatría del poder, o, en forma práctica, la justificación de los medios en orden a los fines y la ocultación de la necesidad de la gracia para emprender, continuar o terminar cualquier obra buena. La ACdP, como la Acción Católica, como los mejores colegios religiosos de las décadas 50-60 ¿cómo fue posible que se hayan formado con esos sacerdotes, religiosas, líderes quienes han llevado a España a la situación laico-laicista en que estamos? ¿qué falló para que no se repita?
09/12/08 9:08 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Camino Iriarte_

Una vez leí en una página tradicionalista un artículo sobre los tres mayores peligros que acechan a cierto tipo de espiritualidad: el fariseísmo, el saduceísmo y el herodianismo.

Pues bien, a mí me parecen que son la explicación cabal del comportamiento de nuestros políticos católicos de derechas.

[1.-] El fariseísmo: la pertenencia al grupo suplanta la responsabilidad individual.

Procede de argumentos buenos y virtuosos:

a. Dios quiere la existencia de mi grupo para la salvación de las almas.
b. Dios quiere que yo sea miembro de mi grupo.
c. Dios quiere que yo me salve a través de la pertenencia a mi grupo.

[2.-] El saduceísmo: el trabajo profesional suplanta la vida de fe.

Procede de argumentos buenos y virtuosos:

a. Los seglares deben santificar los deberes propios de su estado, evitando el clericalismo.
b. Los dos principales deberes del estado seglar son la familia y el trabajo profesional.
c. El trabajo profesional santificado no sustituye al cuidado familiar pero sí, al menos en parte, a la oración: trabajar para mayor honra y gloria de Dios es, de algún modo, orar.

[3.-] El herodianismo: la lucha por el poder suplanta la perspectiva sobrenatural.

Procede de argumentos buenos y virtuosos:

a. Hay que ganar el mundo para Dios.
b. Para ganar el mundo para Dios hay que luchar para obtener el poder.
c. En la lucha para obtener el poder, las cosas del mundo también son las cosas de Dios.

Nuestros políticos católicos de derechas están gravemente aquejados de estos tres defectos. Para la acción política católica de derechas, el defecto más grave de los tres es el herodianismo, la confusión de los medios materiales con los sobrenaturales.

Nuestros políticos católicos de derechas viven instalados en el posibilismo, en la obtención de las herramientas del mundo para conseguir el poder del mundo. Para entregárselo a Dios, claro. Pero no pueden hacer nada con el asunto del aborto porque su objetivo no es salvar vidas sino conseguir el poder.

Los textos del p. Ayala van dirigidos contra ese posibilismo.

Efectivamente, toda obra apostólica ha de vacunarse contra las lacras del fariseísmo, el saduceísmo y el herodianismo. Pero el miedo a esas lacras no ha de frenar nuestra acción apostólica.

Creo que el p. Ayala, aprobaría las palabras de Grace Murray Hooper: Es mejor pedir perdón que pedir permiso.

La cita de Bernanos del post anterior intentaba responder a esa misma pregunta que tú haces.

En el caso de España, resulta evidente que el Taranconismo político-eclesial, unido a los efectos del Consilium, ha tenido un efecto devastador en nuestra Iglesia local.

En la misa de ayer todavía tuve que oír cómo un grandísimo y santo sacerdote decía en el sermón que, ya que se están retirando los símbolos religiosos de los lugares públicos, al menos deberíamos tenerlos en nuestra casa, en nuestro coche, en nuestro balcón y en nuestro pecho.

Eso está bien. Pero no es suficiente. Y el p. Ayala lo explica muy bien.

Si una plaza se puede llamar Karl Marx, si el retrato de Pablo Iglesias puede estar en la mesa del despacho del director de un colegio público, o si un funcionario puede tener un pin, un reloj, un calendario, una agenda y un bolígrafo de CCOO, ¿por qué motivo no se puede llamar una plaza Cristo Rey, un director de instituto público no puede tener una imagen de la Inmaculada Concepción, o un funcionario no puede usar el taco-calendario del Corazón de Jesús?

¿Por qué esa diferencia de derechos según las creencias? Es anticonstitucional (art. 14 Constitución Española, 1978).

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.


Supongo que antes tendremos que catequizar a nuestro clero.

Un saludo.
09/12/08 10:00 AM
  
Foix
Decía el hispanista alemán Edmund Schramm, profesor de la Universidad de Maguncia, que "me gustan las personas que no son enteramente de este mundo". Y en esa frase el adverbio "enteramente" se llena de significado porque desde este mundo hay que mirar más allá. Y no sólo al "otro mundo", que me parece esencial, sino a algo más: a lo que no existe pero debería existir, a lo que no se encuentra pero se busca.

Ése es para mí el rasgo más singular que debería coronar el perfil de un político católico: que sea algo más que mundano. Para eso se impone orillar esa desmedida avidez por la notoriedad, por ser "alguien", por el poder y la gloria y disponerse a hacer lo que, también en palabras de Schramm, llamamos "hacer lo que no trae cuenta -para uno mismo- ni será agradecido"

El problema de nuestras clases dirigentes es que carecen de dos requisitos esenciales: de verdadera vocación y de talento. Eso es lo que trae consigo que inunden todo de obras sin valor o con valor negativo que, rebobinadas por la poderosa publicidad, producen estragos en las personas. A estas dos graves carencias habría que añadir otra más: la muy defectuosa formación de nuestros dirigentes, lo que se percibe en sus dificultades para expresarse con rigor y precisión, la sobreabundancia de consignas y lugares comunes, la proliferación de la mentira como herramienta. Si decimos cien veces en TV que un cuadro horrible es sublime o que un cretino es un político eminente, es difícil que la gente pueda reconocer la verdadera naturaleza de las cosas.

Todo esto no sale gratis. Lo que produce es un acusado deterioro de la vida y es un indicio además de una amenaza que empieza a ser real: una grave decadencia que malamente podemos ya conjurar. Sólo podremos impedir este desenlace cuando un número suficiente de personas se atreva "a pensar lo que piensa", a salir de la hipnosis que les impide reaccionar. Entonces acaso volvamos al estado de vigilia. Este estado nos permitirá, más que luchar contra la estupidez o la mentira, que también, afirmar lo que de inteligente y verdadero hay en nuestra vida de modo que podamos vivir, si Dios quiere, con decoro y alguna alegría.
10/12/08 1:36 PM
  
luis
"España necesita, más que sabios, apóstoles; más que doctrina, organizaciones; más que discurso, directores de masas. Nuestro mal ha sido la falta de hombres formados; por lo cual, si lográramos con estas páginas contribuir a orientarlos, nos daríamos por muy contentos y pagados de nuestro trabajo"

Ay, Miguel, todos los males del catolicismo español están condensados en este pàrrafo: la suareciana primacìa de la acción sobre la contemplacion, la peste de los superiores "briosos y sin letras" de que hablaba el Padre Mariana. Castellani explica en un pròlogo inmortal (La Argentina bolchevique de Carlos Disandro), como de aquellos polvos de la España barroca y jesuitica vinieron los lodos progresistas. El tema es el voluntarismo, el pelagianismo, todo el gran error de Suarez que impregnó al catolicismo, y por ende, la reaccion progre.
Es un tema apasionante, para discutir inter nos.
10/12/08 3:08 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Foix_

Ciertamente, sin vocación ni generosidad, sin talento, sin formación y sin proyecto, los políticos de derechas se adocenan y caen en el posibilismo de la dorada mediocridad. Mediocridad pancista lograda por medio de un compadreo que lo invade todo.

Los que tienen vocación y son generosos, esperan estoicamente en segunda fila. Los que tienen talento y formación sólo tienen un proyecto: colmar sus ambiciones y trepar hasta el pináculo como sea.

A los demás sólo nos queda vivir con dignidad y comportarnos de tal forma que, en la hora de la muerte, aunque tengamos que arrepentirnos de nuestros muchos pecados, no tengamos que avergonzarnos de nuestra vida.

Es el único legado realmente valioso que podemos dejar: una vida vivida con dignidad, con belleza, orden, justicia y amor.

Un saludo.


_Luis_

Ciertamente, es triste que la cultura española carezca del pragmatismo anglosajón y del orden germánico.

Es triste que oscilemos entre el esteticismo y el chabacanismo italianizante y francés, pero sin la alta estima que unos y otros, italianos y franceses, tienen de sí mismos.

El florilegio de fragmentos de una antología no puede hacer justicia a un autor como el p. Ayala. En un texto que no voy a incluir dice:

Plan es un orden preconcebido para la consecución de un fin. De su misma naturaleza se desprende la gran dificultad que tiene para nosotros los españoles. Un orden preconcebido significa un estudio maduro de lo que hemos de hacer y eso es penoso para nuestro carácter impetuoso. Significa, además, una sujeción de nuestro espíritu a normas fijas; a las que hay que atenerse para la ejecución. El plan exige reflexión y sacrificio. Por carecer de este doble espíritu no se crea en España una gran riqueza futura. Entre nosotros serán contadísimas, por ejemplo, las personas que planten pinares para sus nietos. Hacemos al revés, talamos los que nos legaron nuestros padres, aunque los hijos se queden por puertas. No es sólo falta de previsión, es que no queremos sacrificarnos. (p.131)

En otro texto, que tampoco voy a incluir, dice:

Unos ciudadanos sitiados se esfuerzan por tapar una brecha, por donde el enemigo puede entrar en la ciudad: y otros, recostados a la sombra de un árbol, contemplan impasibles cómo sudan aquéllos, y encima les abuchean. Es un absurdo, pero muy real y muy español. (p.59)

Desgraciadamente, en esas seguimos en España. Sin embargo, prefiero continuar tapando la brecha antes que ponerme a tomar el sol viendo como otros lo hacen.

La primacía de la acción sobre la contemplación es el gran fallo de la cultura española. Pero, por desgracia, cuando ha habido grandes pensadores, nadie les ha hecho caso. Es lo que pasó con Juan Vázquez de Mella Fanjul, y es lo que ha pasado con Julián Marías Aguilera.

Un saludo.
10/12/08 4:11 PM
  
Isaac García Expósito
Miguel, como siempre, muy acertado e interesante tu artículo.

Pero yo no estoy de acuerdo en parte de lo que se ha expuesto aquí.

Acusar a Suárez, al Barroco y a los jesuítas de lo que pasa hoy es un exceso.

Tampoco entiendo la penúltima cita de Ayala: estropea todo lo anterior, pero quizás sea un defecto de su tiempo, como hijo suyo que es. Hablar de una incapacidad de carácter sustancial al español, es falso, además de desconocer su historia. ¿Tuvo Fernando III el Santo planes? Por poner un ejemplo.

¿Cómo se puede decir que en España hay pocas personas que planten pinares para sus nietos? ¿Es que los hay en Alemania? ¿Y en Inglaterra?

Sinceramente, no veo al español más o menos capacitado para la reflexión y/o acción, respecto al resto de seres humanos.

p.s.: Stat Veritas. Me parece un libro de un pensador agotado, sin esperanza. Distinto del Iota Unum. Le busca tres piés al gato a una Carta del Juan Pablo II. Una pena. ¿Qué te parece a tí?
10/12/08 6:22 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Isaac García Expósito_

[1.-] Me alegra que reivindiques la figura de Francisco Suárez, tan ignorada en todo lo relacionado con la, hasta ahora, única hipótesis teológica lícita acerca del limbo de los infantes:

"Murieron como niños pero resucitarán como adultos dotados de plena madurez física y capacidad razonamiento. Estarán de pie ante el tribunal de Cristo para ver allí por primera vez el patrón divino dentro del cual sus vidas han sido planeadas. Estarán todos presentes en el Juicio Final para ver y honrar la majestad de Cristo porque su Gloria exige que sea adorado y reconocido por todos como el Príncipe y el Juez Supremo del mundo. Si fueran ajenos a todo lo que ocurriera en este extraordinario tribunal no podrían estar en él porque no podrían rendirle a Cristo el tributo que le es propio. Por fin, cuando vean la sentencia de condenación otorgada a los malos así como también el gozo de los justos, podrán conocer la justicia de Dios. Por fin, su destino final [el que sea] se revelará como una manifestación más de la perfecta justicia de Dios.”

cfr. Francisco Suárez:
Commentaria una cum quaestionibus in libros Aristotelis De aninibus in libros Aristotelis De anima. (T.3)."
Madrid: Fundación Xabier Zubiri, 576pp, 1991, ISBN: 978-84-6040-530-6

[2.-] También me alegra que reivindiques el papel de los jesuitas hasta la Primera Guerra Mundial. Los clubs jacobinos de lectura, círculos filantrópicos y sociedades del pensamiento europeas, deseosos de lograr una revolución que acabara con el Ancien Régime no dudaron en manipular a unas Monarquías Borbónicas posibilistas para presionar al Papa Clemente XIV para que prohibiera la Compañia.

Prohibida ésta, tuvo lugar la Revolución Francesa que acabó en la invasión Napoleónica de Europa y, curiosamente, en la restauración temporal de la dinastía Borbónica en la persona de Carlos X, hermano menor de Luis XVI.

El posibilismo Borbónico pasó factura a la dinastía en Francia. Como dice el dicho: Ni olvidan, ni aprenden. Y así seguimos con su posibilismo, aquí en España, tal y como dice Agapito Mestre:

El socialismo es fruto de los oportunistas del franquismo, empezando por el sucesor de Franco a título de Rey.

¿Por qué querían que se prohibiera la Compañía? Pues porque era EL obstáculo a la Revolución. Así lo entendieron los reyes de Rusia, Polonia, Prusia e Inglaterra primero (no acatando la breve de Clemente XIV Dominus ac Redemptor), y el Papa Pio VIII después.

[3.-] No es menos cierto que la Iglesia en la España del s. XVII, medio siglo antes y medio siglo después, no premiaba el pensamiento.

Así se explica que Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, dos santos doctores de la Iglesia, pasaran alguna temporada en la cárcel por sospecha de herejía.

Hasta la Primera Guerra Mundial, hablar de jesuitas era hablar de tomistas. Tanto es así que todavía a finales del s. XIX León XIII llamó al Aquinate EL teólogo de la Iglesia por influjo de su hermano, que era sacerdote jesuita.

Ciertamente, dentro del tomismo peninsular, hubo una corriente de discípulos de Suárez que primaba la acción frente a la contemplación.

Por eso muchos superiores de la Compañia, especialmente en el Nuevo Mundo, primaban la acción sobre la contemplación.

Ésa es la peste de los superiores "briosos y sin letras" de la que hablan el p. Mariana primero y los p. Castellani, Meinvielle y Lira después.

[4.-]Imagínate por un momento que sólo sabes español.

Imagínate que quieres leer algo interesante. Digamos Stat veritas de Romano Amerio. O Los misterios del cristianismo de Joseph Scheeben. Pues no podrías leerlos, porque sólo se siguen publicando en inglés.

Imagínate que quieres aprender literatura comparada, teología, o filosofía moderna y contemporánea (fenomenología, filosofía análitica, metamatemática, o linguística del texto). No tendrías más remedio que aprender alemán.

Interpreto las palabras del p. Ayala, más que como una hipotética definición del carácter español, como una observación acerca de los modos de comportamiento de la sociedad española en su historia moderna.

Y los hechos, por desgracia, no parecen quitarle la razón.

No es el caso del gran san Fernando III, claro. Pero sí es el caso de Borrell II: sus dos pactos con Al-Mansur acabaron con Barcelona arrasada dos veces, por ejemplo (por cierto, no es que se negara a rendir vasallaje a Hugo Capeto, como dice la wikipedia; es que no pudo rendirlo porque el rey capeto no pudo acudir a la humillación de su vasallo debido a una conjura familiar).

[5.-] El ejemplo de los árboles es especialmente válido en una sociedad tan agraria y poco industrializada como lo era la española del primer tercio del s. XX.

Debería ser un poco distinto en el caso de Inglaterra, que inició la Revolución Industrial Moderna, y en el de Alemania, la creadora de la industria más poderosa del s. XIX, capaz de mostrar claramente su fuerza a mediados del s. XX.

Mientras la mayoría de las industrias textiles catalanes invertían en decorar con el más selecto art decó sus casas de veraneo del Ensanche, Pedralbes, y Sarriá sus homónimas inglesas y alemanas invertían en los nuevos tipos de telares. Mientras las industrias catalanas tuvieron colonias en régimen de monopolio a las que comprarles la materia prima y a las que venderles el producto elaborado, todo fue bien.

Eduardo Mendoza describe muy bien el ambiente en su libro La ciudad de los prodigios.

Cuando se perdieron las colonias, se acabaron las materias primas a precio subvencionado y el mercado cautivo en régimen de monopolio. La burguesí industrial culpó de su desgracia a Madrit y apareció entre los más perezosos y ociosos una forma de pensar que acabaría conociéndose como nacionalismo.

El padre de don Pasqual Maragall recuerda en la parte expurgada sus memorias, recientemente publicadas, lo feliz y tranquilo que vivía en su casa de Barcelona a inicios de octubre de 1938 mientras leía la Montaña mágica de Thomas Mann. No sólo es que no tenía que ir a trabajar. Es que, aún teniendo la edad y las condiciones físicas requeridas, ni siquiera tuvo que incorporarse a filas.

Por último, conforme se iban perdiendo las colonias, no todos los indianos con dinero que volvieron a España hicieron lo mismo con su dinero. Mientras en Vascongadas fundaron bancos (Bilbao, Vizcaya, Santander, Hispanoamericano), en Cataluña, convencidos por los industriales de la márgen izquierda del Bidasoa, invirtieron en el ruinoso negocio de los ferrocarriles (1848: Barcelona-Mataró). Y lo perdieron todo.

Yo no sé qué pasó en otras regiones de España. Por eso cuento lo que sí sé que pasó en Cataluña. Y se ajusta bastante a la descripción del p. Ayala. Si en Andalucía, Extremadura o Murcia las cosas sucedieron de otra manera, eso no lo sé.

No creo que se trate tanto de qué es o no es capaz de hacer un español sino de qué es lo que, en la etapa moderna y contemporánea de la historia de España, han hecho o han dejado de hacer los españoles. No se trata de una opinión. Se trata de una sucesión de hechos.

[6.-] Romano Amerio escribió Iota Unum a lo largo de más de treinta años. Escribió Stat Veritas los últimos meses de su vida. Para publicarlo hubo que recopilar sus notas como buenamente se pudo.

No pudo revisar su libro. Lo escribió, literalmente, muriéndose ya nonagenario. Su objetivo era aclarar el alcance del diálogo religioso para que un ecumenismo mal entendido no ahogara la fe del pueblo de Dios. Él cumplió con su deber de católico.

Había visto a un Papa Juan Pablo I que sólo sobrevivió 33 días en la Silla de Pedro, a un Juan Pablo II tiroteado y acuchillado levemente, ahumado por un santero, soportando los gritos de un noramerindio, apartándose para dejar bailar a las mujeres más jóvenes de una tribu de Nueva Guinea-Papuasia con los pechos al aire, siendo debidamente captado el momento por todas las agencias de prensa. También lo había visto besando el Corán, inclinándose ante el Dalai-Lama y haciendo una reverencia en un templo sintoísta.

No podía saber si Juan Pablo II iba a morir en trágicas circunstancias o si iba a moderar sus impulsos ecuménicos con las religiones no cristianas. No podía saber que su sucesor iba a ser tajante en cuanto a las posibilidades de diálogo con esas mismas religiones no cristianas. Ninguna de esas dos cosas estaban claras a finales de 1994, cuando se publicó Tertio Millennio Adveniente.

Ciertamente, más que de un libro, se trata del esbozo de una addenda a Iota Unum. Nada comparable, ni por el fondo, ni por la forma.

Aunque Romano Amerio pueda parecer un autor a veces un tanto desesperanzado, no es cierto. Tenía muy claro que la Iglesia es la Esposa de Cristo y que Cristo no iba a abandonarla nunca.

Podría ser ensuciada, podría ser vestida con andrajos, podría ser humillada. Pero sabía que nunca iba a ser abandonada por Cristo.

Su último libro fue para él como apurar las heces del cáliz de la vida en el cumplimiento de su deber: mostrar a la Iglesia tal cual es, la bella y radiante esposa de Cristo.

A la que nadie, ni siguiera un Papa indigno (como tantos que ha habido), le puede sustraer su majestad.

No es que creyera que Juan Pablo II fuera un Papa indigno en ningún sentido. Sin embargo, no se trataba de una posibilidad metafísicamente imposible que acabara siéndolo él o alguno de sus sucesores. Por eso, preocupado, se aprestó con sus últimas fuerzas a defender a la Iglesia aún en la terrible situación que podía llegar a producirse si Juan Pablo II besaba muchas más veces el Corán y se dedicaba a aceptar en las ofrendas de sus misas a chamanes, santeros y hechiceros de cualquier creencia, o si se abatía una tragedia sobre el sucesor de Pedro.

En fin, éstas son mis impresiones. Ya me dirás que opinas de ellas. Estoy abierto al diálogo.

Un saludo.
10/12/08 8:43 PM
  
Isaac García Expósito
Hola Miguel:

Como siempre, no puedo dejar de darte la enhorabuena por el blog.

En lo que dices estoy de acuerdo, pero quiero matizar y/o ampliar lo dicho por mí anteriormente.

San Fernando era un contraejemplo, nada más. Y nada menos. Con ello quería mostrar que eso del carácter español es algo difuso. Depende de momentos y circunstancias.

Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León hay que valorarlos en su época y circunstancias: el peligro del protestantismo en España era patente. En Sevilla se infectó el Monasterio de San Isidoro del Campo, de donde salió la Biblia del Oso.

Por otro lado, en el tema de obras no vertidas al español, qué quieres que te diga. Tienes toda la razón. Pero yo apostillo: ni modernas ni antiguas. Hay una laguna terrible.

En cuanto al tema de la Revolución Industrial no dejas de tener razón, pero también hubo sus pinitos. En Sevilla hubo una incipiente burguesía que fue cercenada una y otra vez. Tampoco podemos olvidar que la industria en el norte fue beneficiada en tiempos no muy lejanos, lo que no quiere decir nada. O sí.

De todas formas sí te puedo decir que hasta no hace mucho, nuestros ingenieros, especialmente los ingenieros técnicos (antiguos peritos) eran muy valorados. Ahora mismo gracias a la degradación de la Universidad nuestras carreras no valen nada.

Por último, yo no tengo dudas sobre Romano Amerio (no desobedeció, ¿verdad?), pero sí creo que Stat Veritas deduce en exceso. Ojo, hay que valorarlo, todo sea dicho, con lo que le tocó vivir. Pero eso no quita que a veces se exceda, ¿no crees?

p.s. ¿La fundación Zubiri vende las obras de Suárez?
11/12/08 11:55 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
_Isaac García Expósito_


[1.-] Gracias Isaac. Son comentarios como los tuyos, los de luis, los de Foix, los de Camino Iriarte, los de Bruno y los de tantos otros los que permiten tratar los temas con seriedad que requieren.

Ciertamente, yo tampoco creo en los carácteres nacionales. Sin embargo, no puedo evitar ver cómo los malos hábitos culturales que se heredean, a través de la educación familiar, de generación en generación.

Por ejemplo, no calentarse la cabeza, o hacer muchas cosas muy rápido... para demostrar que no se es tonto ni perezoso... para tener así más tiempo para holgazanear, son dos de esos hábitos culturales de los que hablo.

Hay otros hábitos culturales que son más universales como el de antes con los míos que con la verdad, o no importa lo que hagas si al final te hace rico, o miente si es más fácil y el resto de conductas por el estilo.

[2.-] Ciertamente, hay mucha leyenda negra entorno a la Inquisión española. Pero no es menos cierto que, como tribunal religioso de represión dependiente de la Corona Española (no de la Iglesia), no siempre fue lo que debería haber sido. Más de una vez ahogó no sólo de forma innecesaria sino perniciosa algunas iniciativas culturales y personales que hubieran constituido un gran bien para la Iglesia en España y en el mundo. Otras veces, en lugar de actuar se inhibió vergonzosamente.

Por ejemplo, curiosamente, nadie menciona la aquiescencia, el silencio, la inactividad del Tribunal de la Inquisición ante la invasión napoleónica. Precisamente a causa de esa pasividad ante el campeón del Gran Oriente Francés, Napoleón Bonaparte, después resultaría tan patética la ejecución el 31 de julio de 1826 de Cayetano Ripoll, quizá concebida originalmente como un acto político de fuerza de Fernando VII (en 1820 se había producido la revuelta de Riego), que resultó del todo inútil, pues el tribunal fue disuelto apenas ocho años después, el 15 de julio de 1834.

Cayetano Ripoll era un humilde maestro de escuela, héroe de la lucha contra el francés. Salvó al alcalde de su pueblo y a otros miembros de su partida de ser capturados, siendo capturado él.

Sin embargo, acabó sus días ejecutado por la herejía protestante que había aprendido en Francia en casa del médico cuáquero que le había salvado la vida.

El asunto adquiere tintes todavía más patéticos cuando se descubre que la denuncia a la Inquisición procedía de su antigua amante despechada. Era la esposa de un ricohombre del mismo pueblo que no pudo soportar la idea de verse rechazada por su antiguo amante de antes de la guerra. Y rechazada no por culpa de otra mujer, cosa que muy probablemente hubiera entendido (aunque no aceptado), sino por la conversión de su otrora descreído amante. Es muy posible que hiciera llegar (indirectamente, claro) a oídos de su marido cierta información (maquillada, naturalmente) acerca de sus relaciones ilícitas con Cayetano antes de la guerra.

[3.-] Las obras de Amerio y Scheeben están editadas en España en 1998 y 1958 respectivamente, pero nadie se ha molestado en reeditarlas. Sucede lo mismo con la Historia de la Iglesia de Daniel Rops (Madrid: Círculo de Amigos de la Historia, 1970).

La Historia de la Iglesia de Edicep cuesta 2600€. Como la mitad de los volúmenes están agotados, cuando pagas esa cantidad, sólo te entregan la mitad de los volúmenes con el compromiso de que te irán entregando los demás conforme vaya apareciendo. Llevan así más de dos años (que yo sepa, y aún no ha aparecido ninguno de esos volúmenes.

[4.-] Es evidente que las industrias vascongada y catalana fueron masivamente subvencionadas en detrimento de las del resto de España con la vana esperanza de que la afluencia de emigrantes a esas dos regiones acabara con las veleidades nacionalistas de una burguesía ociosa y resentida por la disminución de su patrimonio a causa de la pérdida de las colonias americanas, responsabilidad que atribuía en exclusiva a los políticos de Madrit.

[5.-] En letras hemos pasado de cinco años latín y tres de griego en secundaria a dos de cultura clásica en bachillerato, allí donde se imparta, claro. En la educación pública en la Región de Murcia sólo hay dos plazas asignadas a tiempo completo para profesores de latín, que se pasan la mitad de la jornada impartiendo ese dichoso e infecto refrito conocido como cultura clásica, del que todos los alumnos salen sabiendo qué es amor griego, pero sin tener ni idea de quién eran Plauto, Terencio, o Marcial. Por su puesto, para esos alumnos el ablativo absoluto es un tipo que no se calla ni bajo el agua. Del Cicero consule de los antiguos textos didácticos, nada de nada.

[6.-] Romano Amerio (1905-1997) no sólo no desobedeció a la Santa Sede, sino que criticó duramente a Marcel Lefebvre por no haber pedido permiso a la Santa Sede para las consagraciones episcopales (a lo que Lefevbre respondió que tampoco lo había hecho Josif Slypij).

A pesar de las discrepancias con el profesor emérito de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, Lefebvre ordenó que Iota unum fuera libro de lectura y estudio obligatorios en todos los seminarios de la FSSPX, empezando por el de Ecône.

Creo que no se ha explicado en demasiados lugares y ocasiones cuál es la interpretación correcta de frases como El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad (cfr. Tertio Millennio Adveniente, n.6; cfr. Stat Veritas, glosa 2, p.17). Pues precisamente eso es lo que Romano Amerio hace en Stat Veritas.

Francamente, el Verbo Encarnado no es el cumplimiento de un anhelo presente todas las religiones de la humanidad. El Verbo Encarnado no es el cumplimiento del anhelo de la religión siríaca porque no es Baal ni Moloch, ni el de la egipcia porque no es Osiris, ni el de la hinduista porque no es Shiva. Tampoco es el cumplimiento del anhelo de los múltiples animismos, desde el vudú, o el candomblé, a la santería; ni es cumplimiento del anhelo de las religiones caníbales de Nueva-Guinea Papúa, ni el cumplimiento del ahnelo de los distintos gnosticismos, desde Plotino hasta la New Age, ni el cumplimiento del anhelo de las religiones habituadas a los sacrificios humanos como las precolombinas incas, aztecas, mayas, o las religiones célticas en europa. Cristo no es el anhelo de las religiones mistéricas, teosofistas, satánicas o luciferinas.

Francamente, alguien tenía que explicar que El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad sólo puede significar que el Verbo Encarnado NO es el cumplimiento de un anhelo presente todas las religiones de la humanidad a causa de la falta de una Revelación, a causa de la falta de la Gracia asociada a esa Revelación, y a causa de los efectos del Pecado Original en el ser humano.

Y lo explicó un nonagenario gravemente enfermo que murió prácticamente en su mesa de tabajo.

Nadie se atrevería hoy en día a acusar a Dante por haber incluido en el Canto VII de la Divina Comedia a algunos Papas en el infierno:

Estos fueron clérigos, los que tienen la coronilla
pelada en la cabeza, y Papas y Cardenales,
a quienes de la avaricia los doblegó la soberbia.



No es parte de la doctrina de Fe que todos los Papas hayan de ser santos, perfectos e infalibles en todos y cada uno de sus actos. Y, aunque fuera doctrina de fe, que no lo es, Romano Amerio no está hablando del Papa sino de la interpretación de sus palabras a la luz del Magisterio de la Iglesia.

Por eso Romano Amerio dice en el Prefacio de Stat Veritas:

El pensamiento del hombre tiende a identificar la autoridad de la palabra con la autoridad de quien la dice. Pero nosotros, tras haber tomado en consideración dicha tendencia teñida de subjetivismo, la impugnamos devolviéndole a la palabra el valor que tiene por sí misma. El hablante es importante, porque lo que se salva de la crítica es precisamente el hablante, y no la palabra pronunciada. El valor de la persona humana permanece (y como se ve, es el valor fundamental), pero el valor de la persona humana no debe prevalecer sobre el valor de la palabra divina, sino someterse a ella.

Tal vez quien habla sea sapientísimo. Tal vez quien habla sea elevadísimo. Tal vez quien habla (si su intención es aplicar dicho carisma) sea incluso infalible. Pero, incluso en este caso, la palabra vivirá con independencia de quien la ha pronunciado: ella dirá—o no dirá lo que ella diga o no diga, sea lo que sea lo que diga o no diga quien habla....

Nuestro deber consiste en confrontar las palabras creadas y mutables con la palabra increada e inmutable expresada por el Verbum divino, principio de toda verdad. Esta tarea nos la sugirió la intención de ponernos, en la forma en que seamos menos incapaces y con espíritu de caridad, al servicio del venerable Magisterio de la Iglesia. El carácter venerable de este Magisterio (venerable incluso cuando parece desdecir en parte las palabras que debería decir) requiere de nosotros, sus sencillos y últimos fieles, la donación de toda inteligencia, a fin de que con el servicio ordenado de todas las inteligencias obedientes al Señor, las palabras creadas y mutables proferidas por la Iglesia se correspondan siempre en todos sus extremos con la Verdad que deben revelar.


[7.-] Si la Fundación Zubiri no vendiera ninguna edición de las obras de Suárez en castellano, al menos creo que debería indicar una biblioteca con servicio de fotocopistería que sí dispusiera de ellas. Otra cosa es que encuentres a alguien al otro lado del teléfono dispuesto a buscar y proporcionarte esa información.

Con esa información, sólo tendrías que ponerte en contacto con el servicio de reprografía de la biblioteca para encargar la fotocopia de las obras. Una vez les hayas pagado, te enviarán las fotocopias. No sería raro que dispusieran de sus obras en el seminario de Sevilla.

De todas formas, parece que las tienen en las bibliotecas de las Universidades de Navarra, Alcalá, Barcelona (Central) y Comillas. Puedes buscarlas aquí.

Otra forma de obtenerlas es por medio de alguna librería de lance haciendo una petición en IberLibro, o buscando en Todocoleccion.

Existe una edición bilingüe de las obras completas de Suárez en la Editorial Gredos (ahora propiedad del Grupo Planeta).

Si puedes leer en latín, las puedes encontrar en la página de Salvador Castellote.

Un saludo.
11/12/08 4:31 PM
  
Isaac García Expósito
Como siempre, un placer.

Espero tu próximo post.

Saludos.
12/12/08 2:40 PM

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