La poesía es un arma para evangelizar
No es solamente un género literario. La poesía encuentra la dimensión espiritual del autor y la transmite así al lector, de un modo trascendental, que supera las aparentes formas. A quién menos le gusta la poesía, habrá dado alguna vez - por poco que haya buscado- con una que le haya creado una sensación de sintonía especial, que haya leído repetidas veces sin importarle cuantas más lo hiciera.
Como sentimiento profundo e intenso, la Fe ha sido siempre musa de muchos versos. Estrofas preciosas cuya profundidad hace que al leerlas podamos incluso despertar desde la esencia de la persona la Fe que a nuestra ignorancia el alma guardaba en nosotros.
Así como la oración nos ofrece un contacto íntimo con Dios, la poesía también lo hace ofreciéndonos además un contacto con nosotros mismos en la dimensión espiritual, muy necesario en una vida de poca reflexión en la que el yo termina muchas veces siendo un extraño para sí mismo.

Una butaca en la fila cuatro, las palomitas más grandes, y yo la mar de contento el sábado por la tarde en el cine, para ver en la versión original subtitulada de Bella. Esa película que tanto ha dado que hablar por ser excepción y mostrar unos valores morales tras la trama.
El 21 de Mayo de 1972, un hombre llamado Lazlo Toth se abalanzó con un martillo sobre la Piedad de Miguel Ángel en el Vaticano, causando serios destrozos a una de las obras de arte más admiradas. Su único objetivo era el de grabar su nombre en los anales de la Historia.
Además de subir a Segunda División, y estar cumpliendo con creces en cuanto a su buen juego, el club de fútbol de mi ciudad, la Sociedad Deportiva Huesca, comenzó ésta temporada estrenando una segunda equipación no solo bonita, sino también muy significativa.
La publicación de la “Opera omnia” del Santo Padre, que será una recopilación de sus escritos sobre la Liturgia, está al caer. Es tristemente previsible que la inclusión de un texto en el que Benedicto XVI argumenta y analiza las razones por las que es apropiado que el sacerdote celebre la Santa Misa de cara al altar, sea objeto de polémica por parte de determinadas personas. No deja de ser curioso que los que más se las dan de “progres”, son en la práctica los más intolerantes e intransigentes, y como ya hicieron en su día - me da la ligera sensación- de que no dudarán en escandalizarse y levantar polémica.