22.04.11

Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum

Yahveh ha decidido derrocar la muralla de la hija de Sión; ha tendido cordel, no ha retirado su mano de la destrucción y ha reducido a duelo antemural y muralla; a una se han debilitado.

Han caído por tierra su puertas, ha roto y quebrado sus cerrojos; su rey y sus príncipes [moran] entre las gentes; no existe ley; incluso sus profetas no hallan ya visión de parte de Yahveh.

Se han sentado en tierra, han callado los ancianos de la hija de Sión; han arrojado polvo sobre su cabeza, se han ceñido sacos, han inclinado su cabeza a tierra las doncellas de Jerusalén.

Hanse agotado las lágrimas de mis ojos, han hervido mis entrañas, se ha derramado por tierra mi hígado por el quebranto de la hija de mi pueblo porque desfallecen de inanición niños y lactantes en las plazas de la ciudad.

Jerusalén, Jerusalén, vuélvete hacia el Señor tu Dios.

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21.04.11

Triduo sacro y piedad popular


Cuentan los expertos que el traslado de la vigilia pascual de la noche del sábado, a la mañana del mismo día, ocurrió durante el siglo XIII. Desde entonces hasta el año 1.955, la Semana Santa se celebró de esa manera. Fue bajo el pontificado de Pío XII, cuando se iniciaron una serie de reformas en la Liturgia que, sin solución de continuidad, desembocaron en el Novus Ordo de Paulo VI.

Entre los muchos puntos que se retocaron – reformaron en la celebración de la Semana Santa, me gustaría destacar dos de ellos: el primero, la obligación de celebrar los Oficios del Jueves y del Viernes Santos por la tarde, y el segundo, el traslado de la Vigilia Pascual a la noche del Sábado Santo. Hay que decir, por cierto, que la hora propia para la celebración de la Vigilia Pascual era tras la hora de Nona, como en todos los días de Cuaresma. Es en el Decreto de Graciano, donde encontramos que la Vigilia Pascual debe comenzar al principio de la noche. Sin embargo, la Iglesia anticipaba este servicio a la mañana del sábado ya que la Vigilia Pascual no es una primera Misa de la Resurrección, sino una vigilia, estar en vela. De hecho, el carácter incompleto de la Misa, que omite el Introito, el Credo, la antífona del ofertorio, el Agnus Dei y el Beso de la Paz, indica claramente que la Iglesia, todavía espera la manifestación del Señor Resucitado. Algo similar ocurre en el Rito Bizantino, cuya Divina Liturgia se celebra en la mañana del Sábado Santo. La reforma del Papa Pío XII, no restaura la Vigilia Pascual a su horario tradicional, por llamarlo de alguna manera, tras Nona, sino que ordena que la Vigilia comience alrededor de la media noche.

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17.04.11

15.04.11

Fiesta de los Siete Dolores de María

El encuentro de María con Simeón, que le profetizó sus dolores, nos hace pensar en otra fiesta mariana, que se celebra en el ciclo temporal el viernes de la semana de Pasión, y en el ciclo santoral el 15 de septiembre. Ambas fiestas, tienen por objeto el martirio de la Madre de Dios y su participación en los sufrimientos de su Hijo, aunque, en un principio, lo que se celebraba principalmente en la fiesta de la semana de Pasión eral a participación de María con Cristo al pie de la cruz, mientras el 15 de septiembre se conmemoraban más bien los Siete Dolores. Prácticamente, las dos misas son la misma. La lección del segundo nocturno es común a los oficios de los dos días. San Bernardo canta así a María al pie de a cruz:

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13.04.11

Cosas perdidas (y recuperadas) del Domingo de Pasión

Los que tuvieron la suerte de asistir el pasado Domingo a Misa Usus Antiquior, escucharon el Evangelio del Primer Domingo de Pasión – denominación que ha perdurado en el pueblo; en el NO se denomina Quinto Domingo de Cuaresma -, que corresponde al capítulo octavo, versículos cuarenta y seis a cincuenta y nueve. Parte del mismo lo podrán escuchar el próximo jueves, los que asistan a misa NO (Io 8, 51 – 59). El texto completo, no pasó la criba de la reforma litúrgica y en el camino se dejaron atrás unos cuantos versículos, en concreto estos:

En aquel tiempo dijo Jesús a las turbas de los judíos: ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios. Respondieron los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que eres samaritano y tienes el demonio en el cuerpo? Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí. Yo no busco mi gloria, hay quien la busque y juzgue

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