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9.03.09

Hermandades contra el aborto

Y dirán que la mano del Coadjutor no se nota, pero lo cierto y verdad es que algo ha cambiado: esta noticia es una muestra de ello. Las cofradías por fin toman el lugar que les corresponden, el que tenían antaño y que hasta el día de hoy habían abandonado en manos de una vulgarización permitida desde ciertos lugares no muy lejanos a la calle San Gregorio, donde tiene su sede el Consejo de Cofradías.

La coherencia de vida es una exigencia de la fe, si se vive de forma distinta a la que se cree, se acaba creyendo como se vive. Las Hermandades tienen la exigencia de ser fermento en esta sociedad tan alejada de Dios. No era lógico que la única preocupación de las cofradías fuese el tiempo de paso por la carrera oficial, o los estrenos anuales.

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8.03.09

SACRIS SOLEMNIIS, Conferencia del Padre Calvín en Sevilla (y IV)

III. LA COMUNION

El tercer elemento del sacrificio eucarístico es la participación a la víctima inmolada: la comunión. Una vez concluido el canon, comienza la preparación a la comunión con la recitación del Pater noster.

Según la forma extraordinaria el Pater ha de ser cantado (o recitado) solamente por el sacerdote. Esta práctica suele sorprender a los que no tienen costumbre de frecuentar el rito antiquior, pues en la forma ordinaria la recitación es común del sacerdote con los fieles.

Hemos de explicar que la reserva del padrenuestro al sacerdote es un uso antiquísimo y característico del rito romano. San Gregorio Magno en una de sus cartas explica que una de las diferencias entre el rito romano y los ritos orientales es que en Roma el pater es recitado solamente por el sacerdote (18). Existe también un testimonio más antiguo, de san Agustín (19).

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7.03.09

SACRIS SOLEMNIIS, Conferencia del Padre Calvín en Sevilla (III)

II PARTE: MISA DE LOS FIELES

Una vez terminadas las lecturas (y el Credo si lo hubiere) dejamos atrás la misa de los catecúmenos

Durante los primeros siglos, cuando el catecumenado estaba en vigor, llegados a éste momento se despedía a los catecúmenos y en general a todos los no bautizados que habían podido asistir a la primera parte de la misa. La razón de esto hay que ponerla en el principio de que no se debía exponer el sancta sanctorum a los ojos y oídos indiscretos de cualquiera.

En ésta parte de la misa va a consumarse el sacrificio eucarístico, el cual como todo sacrificio se compone de tres momentos principales: la ofrenda de la víctima, su inmolación sobre el altar y la participación al sacrificio por medio de la comunión.

I. EL OFERTORIO

Como su nombre indica el ofertorio consiste en la ofrenda de la víctima.

Durante los primeros siglos el ofertorio consistía solamente en el gesto de ofrenda de la hostia y del cáliz. Se trataba de un rito minuciosamente reglamentado pero “mudo”.

Más tarde, durante la época carolingia, el desarrollo de la liturgia comporta que diversos ritos que hasta entonces se limitaban al gesto fuesen acompañados por oraciones que expliquen su significado.

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6.03.09

SACRIS SOLEMNIIS, Conferencia del Padre Calvín en Sevilla (II)


I PARTE: MISA DE CATECUMENOS

La estructura de la misa se compone de dos grandes secciones. La primera es preparación y preámbulo de la segunda. Se la suele llamar “misa de los catecúmenos” porque durante los primeros siglos los catecúmenos, es decir los que se preparaban para recibir el bautismo, podían asistir a ella, mientras que desde que empezaba la segunda parte debían abandonar el templo. Por eso la segunda parte de la misa es llamada “misa de los fieles”, es decir: reservada a los fieles bautizados.

Siguiendo con nuestra comparación, la primera parte de la misa puede ser comparada a un atrio o cancel. Situado entre el exterior y la nave del templo, su función es facilitar la transición entre el trasiego exterior de la calle y la quietud religiosa del templo.

Esta estructura preparatoria se compone a su vez de dos elementos principales: los ritos preparatorios y las lecturas.

1. LOS RITOS PREPARATORIOS

Observemos el altar:

La cruz con el crucificado está colocada en el centro. La cruz de Cristo preside.

Esta disposición del altar, donde todo gira en torno a Cristo crucificado, tiene una gran fuerza simbólica. Cristo crucificado es el centro de la celebración. El sacerdote no es más que un mediador entre los fieles y Cristo.

Desde hace treinta años existe la “moda” de ornar los altares de forma asimétrica. Un ramo de flores a un lado y unos candelabros al otro. El centro del altar (el lugar de honor) queda vacío. No hay un punto focal sobre el que se concentre la atención.

Hasta que aparece el celebrante el cual, desde el principio al final, ocupa ésta plaza. Su persona focaliza la atención y la orientación física de la acción litúrgica. El inconveniente es que más que como mediador, la figura del celebrante sea percibida como la del protagonista de la acción litúrgica.

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5.03.09

SACRIS SOLEMNIIS, Conferencia del Padre Calvín en Sevilla (I)

SACRIS SOLEMNIIS

UN RECORRIDO POR LAS CEREMONIAS DE LA MISA, HISTORIA, SIGNIFICADO Y ACTUALIDAD DE LA FORMA EXTRAORDINARIA DEL RITO ROMANO

Conferencia pronunciada por el Rvdo. P. D. José Calvín Torralbo (FSSP) en la ciudad de Sevilla, el 4 de enero de 2009, festividad del Santísimo Nombre de Jesús.

Todo aquel que se acerca sin prejuicios y con un mínimo de interés a la liturgia tradicional, experimenta una sensación análoga a la que se siente al visitar una de las numerosas y antiguas catedrales que jalonan nuestra geografía.

No es lo mismo y no tiene nada que ver con la visita de un museo. El museo es una colección de objetos muertos, retirados de la vida. Nada siente el alma al entrar en un museo, si no es la melancolía de lo pasado.

Por el contrario la liturgia inmemorial es una realidad viva hoy como ayer. Sus palabras y sus ritos nos ponen en contacto con las pasadas generaciones y suscitan en el alma del creyente un sentimiento de “comunión” con la Iglesia de todos los tiempos.

Porque el rito que vamos a recorrer no ha sido la obra ni de un solo hombre ni de un solo día. En palabras de Pablo VI, “la ordenación general (del misal de S. Pío V) remonta, en lo esencial, a S. Gregorio Magno” (1). El cardenal Ratzinger (hoy Benedicto XVI) explica que, de hecho, no existe una liturgia tridentina y que esta expresión no era usada por nadie antes de 1965. Y añade que, en sentido estricto, tampoco existe un Misal de san Pío V. El Misal publicado en 1570 por orden de S. Pío V, salvo en pequeños detalles no se diferencia en nada del primer misal impreso un siglo antes, el cual a su vez era copia de los misales manuscritos usados en la curia romana (2).

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