Un sistema corrupto
Con el díptico sobre las drogas y los cárteles mejicanos que supuso “el poder del perro” y “el cártel” Don Winslow se ha encumbrado en la narrativa criminal mundial. Libros muy documentados, llenos de detalles y de historias, muchísimas historias que se cruzan se desarrollan, mueren, se desvanecen.
Su novedad se titula “corrupción policial”, un título cuando menos sugerente y trata sobre una unidad especial de la policía de Nueva York. Libro muy voluminoso al principio pudiera provocar el rechazo de los lectores menos acostumbrados a la lectura. No se preocupen, es un libro de los que te atrapan. Lo leerán de corrido.

Cuando uno piensa en Inglaterra, en el catolicismo inglés, debe descubrirse por respeto en honor de tantos. Por supuesto, los primeros, los recusantes, aquellos católicos que durante generaciones se negaron a abandonar el catolicismo, como los Norfolk y tantísimas familias (fueron mayoritarias) en Cumbria o Lancanshire. Con respeto trataremos la memoria de tantos conversos del anglicanismo como el cardenal Newman (¡santo!), William Byrd o el mismo Chesterton. Pero aún mayor respeto y con devoción nos debemos confrontar con la historia de tantos mártires. Recordemos a Santo Tomás Moro, a San Juan Fisher, el único obispo que se opuso a Enrique VIII o a Santo Tomás Becket.
Se acercan los días de vacaciones que tantos aprovechan para lecturas livianas de playa, arena y salitre. Aprovecho para traer unas breves notas que confío en que les interesen. Todas con un denominador común, el misterio y los crímenes.






