InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Archivos para: Mayo 2012

29.05.12

Algunos aspectos históricos de la crucifixión

Si se hiciera un juicio histórico a la Iglesia, es decir, uno para decidir si ha sido un factor benéfico o no para la humanidad, no tengo dudas que uno de los puntos fuertes de la defensa sería el haber relegado la práctica de la crucifixión a los anales de la historia. Debido a que vivimos en una cultura cristianizada (aunque no cristiana) tenemos una impresión bastante higienizada de lo que significa la crucifixión, y a juzgar por nuestras pinturas y películas, las causas más probables de la muerte de Jesús serían la deshidratación, insolación a causa del intenso sol de palestina, o puro aburrimiento. Pero lo cierto es que esta es una práctica de de antigua data, desarrollada por diversos pueblos para asegurar el dolor más intenso, por el mayor lapso de tiempo posible.

La conciencia acerca de la brutalidad de este método de ejecución ha vuelto a instalarse entre nosotros gracias a la medicina moderna, que ha mirado con detención los procesos que sufriría el cuerpo humano al ser expuesto a este método de ejecución, lo que nos ha permitido apreciar el delicado y concienzudo método de tortura que implicaba la crucifixión. Esto se vio reflejado con claridad en la película “La Pasión", que tanto escándalo provocó por la violencia que exhibía, donde el protagonista soporta el castigo físicos hasta límites claramente sobre humanos, en marcado contraste con las representaciones que hasta ese momento habían hecho los cineastas del evento.

Sin embargo, más allá del punto de vista médico, todavía hay otro aspecto comúnmente olvidado de la crucifixión, referido a al impacto social que tenía. Como la gran mayoría de nosotros sólo ha oído de una persona crucificada en toda la historia de la humanidad –Jesús de Nazareth–, tendemos a asumir que el sufrimiento físico que experimentó fue especialmente brutal y macabro, y definitivamente único, en parte debido a su significado teológico. Sin embargo, la historia ha encontrado registros de esta práctica que se remontan al S. VI AC, en Asiria, y nos cuenta que estaba bastante extendida entre los diversos pueblos del mediterráneo, que la conocían y la temían.

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24.05.12

Sacerdocio femenino y el P. Infante

Les invito a leer el post de Luis Fernando Pérez, sobre el caso del Padre Manuel Infante, párroco de Ciudad Real, España que defendió abiertamente el sacerdocio femenino.

¿Lo leyeron? ¿Se fijaron en el fundamento del curita para su opinión? Dice este sacerdote de Cristo:

No he encontrado razones teológicas profundas para pensar que una mujer no tiene cualidades o capacidad para ser sacerdote.

Este razonamiento es profundamente inválido, no sólo porque surge de la opinión personal que puede tener don Manuel sobre el tópico, en oposición a la doctrina definitivamente declarada por el magisterio ordinario de la Iglesia, como dice Luis Fernando, sino además porque supone que sólo si hay diferencias fundamentales a un nivel religioso entre hombre y mujer se justificaría que el sacerdocio se otorgue sólo a los hombres.

¡Pero no existen tales diferencias! Al menos desde un punto de vista teológico, hombres y mujeres somos iguales, y efectivamente hay muchas mujeres que tienen las cualidades y capacidades que para ser sacerdotes, y no todos los sacerdotes exhiben las características que deberían tener para ejercer como tales (yo tengo al menos uno en mente).

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21.05.12

Serenidad

Con especial atención he seguido las reacciones a las declaraciones del Obispo de Alcalá de Henares para Semana Santa. Afortunadamente existe acceso a información suficientes como para que cada uno se forme su opinión al respecto, pero considero necesario destacar una parte de las declaraciones del arzobispo de Oviedo, mons. Jesús Sanz Montes, difundidas en Infocatólica:

Señala el señor arzobispo:

Igualmente manifiesto mi respeto solidario a las personas homosexuales que no quieren vivir en ningún infierno de escarnio y reprobación, ni en ningún infierno de falsedad. Son muchos los que piden ayuda –como hacemos los demás– para vivir serenamente la circunstancia en la que nos jugamos nuestra verdad, nuestra libertad, nuestra conciencia, y nuestra respuesta a Dios que nos ama de veras, como nadie, tal y como somos cada cual

En un diálogo muchas veces difícil por la importancia de las cuestiones involucradas, uno no espera menos de un sucesor de los apóstoles que palabras cargadas de cariño y comprensión, y en ese ámbito, es esencial recordar el valor de la serenidad, tanto en la vida personal como política.

A nuestros hermanos que deben vivir con la homosexualidad, debemos siempre recordarles que la Iglesia no es el enemigo a vencer, y que, al contrario, lo que deseamos para ellos es la tranquilidad de no temer nunca una discriminación, un trato injusto, un desprecio o una reprobación. La Iglesia también es madre de todos, y especialmente de los que sufren, sea por una injusticia, sea por una tentación, y como tal proclama el amor de Dios por todos.

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16.05.12

El matrimonio, la gracia y el pelagianismo político

Un visitante consulta

¿Será una mera casualidad que en la Biblia, las infidelidades del Pueblo Elegido, o aún de los Cristianos en el Apocalipsis sean denotados sexualmente?

“Fornicación", “Prostituta", “Ramera", “Infidelidad".

No, claro que no es una causalidad. El matrimonio es consustancial al cristianismo y es imposible no notar que las metáforas maritales están presentes en cada uno de los libros de la Biblia, desde los matrimonio de los patriarcas, pasando por el Cantar de los Cantares y los Salmos, hasta las bodas de Caná. De hecho, como todo buen libro romántico, la Biblia se inicia con la historia de una pareja, y termina con un matrimonio, Las Bodas del Cordero, que es el tema del Apocalipsis.

En ese mismo contexto, la historia de la salvación está relatada a través de una serie de alianzas que Dios celebra con la humanidad, y naturalmente cuando los hombres no están a la altura de esa relación, el reproche por la traición a la alianza se expresa en términos de adulterio e infidelidad.

Continúa nuestro comentarista:

¿Y es, al menos en términos generales, posible practicar la castidad hasta y durante el matriminio, sin la ayuda de la Gracia…? Aunque, eventualmente se “caiga". Como supongo que en muchos que lo intenten, pueden haber “caídas", ¿la idea sería entonces, revolquémonos en el piso?

Aquí la solución es más dudosa, pero también me inclino por la negativa. Muchos esposos han descubierto el verdadero sentido del Padrenuestro, reflexionando sobre la petición de “no nos dejes caer en tentación", precisamente a propósito de honrar la castidad de su estado de vida.

No sé si será imposible practicar la castidad sin la gracia, porque no lo he intentado, pero no tengo dudas que, como siempre, es una enorme ayuda.

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13.05.12