Los evangelistas: evidencia interna

La tradición acerca de los autores de los evangelios es clara en cuanto a que ellos reflejan la predicación de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Acerca de estos personajes contamos con cierta información externa, de modo que lo razonable es examinar si el texto de los evangelios coincide con lo que sabemos de ellos.

En primer lugar, de Mateo sabemos que era un apóstol, judío y cobrador de impuestos, y cada uno de estos aspectos se reflejan en su evangelio. Entre los judíos del siglo I existía una efervescencia mesiánica, pero de escaso interés para el resto del mundo. En respuesta a esa expectativa, es en el evangelio de san Mateo donde encontramos una clara preocupación por mostrar a Jesús como el Mesías que cumple las profecías del Antiguo Testamento. Así, se inicia con la genealogía de los descendientes de Abraham, lo que inmediatamente nos remite al Génesis, para continuar la historia del pueblo elegido. Luego, a lo largo de su evangelio, Mateo se ocupa de presentar a Jesús como un nuevo Moisés y un nuevo David. Por ejemplo, el sermón del monte es un constante paralelo con Moisés, y la ley de Dios en el monte Sinaí; en tanto que la entrada de Jesús en Jerusalén sigue el modelo establecido por el rey David. Por eso, incluso los investigadores escépticos admiten que el autor de este evangelio era un judío, escribiendo para judíos.

A diferencia de sus compañeros apóstoles, Mateo no era pescador, sino cobrador de impuestos (Mt 10, 3; Mc 2, 14; Lc 5, 27), característica que se refleja en que es suyo es el evangelio que más precisión demuestra en asuntos de dinero. Solo Mateo nos informa que Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata; donde Lucas y Juan dicen que Satanás entró en él, y Marcos no mencionan un motivo específico para su traición. En este evangelio aparecen dos parábolas que giran en torno al valor del dinero, y que no aparecen en Marcos ni en Lucas, la parábola del deudor cruel (Mt 18, 23-35) y la de los trabajadores de la viña (Mt 20, 1-16). Los tres evangelios sinópticos cuentan que Jesús, al enviar a sus discípulos, les instruyó que no llevaran dinero, pero solo Mateo considera necesario detallar que la instrucción fue “No lleven encima oro ni plata, ni monedas” (Mt 10, 9). También es el único que menciona la ocasión en que sus colegas le exigieron a Jesús pagar el impuesto, y que éste lo hizo, pero no solo con monedas, sino específicamente con un estátero (Mt 17, 24-27). Este interés en torno al dinero se entiende, si recordamos que quien escribió el evangelio fue Mateo el publicano.

La tradición es unánime en enseñar que el autor del segundo evangelio es Juan Marcos, quien no era apóstol sino compañero de san Pedro, y que escribió en Roma. Su relación con el apóstol queda establecida desde su primera mención en el Nuevo Testamento, cuando Pedro, al ser liberado milagrosamente de la cárcel, fue a la casa de la madre de Juan, también llamado Marcos (Hech 12, 12). Luego, la primera carta de Pedro se refiere a él como “mi hijo Marcos", y agrega que ambos se encuentran en Roma (1 Pe 5, 13). También es mencionado en la segunda epístola de san Pablo a Timoteo, done el autor le pide que traiga consigo a Marcos, se entiende que a Roma, donde a esas alturas el apóstol esperaba su juicio. La epístola a Filemón, también escrita desde la prisión, envía saludos de Marcos. Estas menciones confirman que Marcos tenía un estrecho vínculo con los apóstoles, especialmente con san Pedro, y que al menos en una temporada estuvo en Roma, acompañándoles.

El vínculo con una audiencia romana queda claro tras una lectura atenta del evangelio de san Marcos, pues deja la impresión de estar escrito para una audiencia urbana y gentil. El estilo del relato es breve y veloz, pasando de un episodio a otro con urgencia. Al menos ocho veces usa la palabra “inmediatamente” para avanzar en la narración. No hay prácticamente referencias a la historia hebrea y a las profecías, como en Mateo, y el autor frecuentemente se detiene para explicar las costumbres de los judíos. A pesar de escribir en griego, usa términos latinos precisos, como “censo” y “pretorio”, lo que nos habla de que su autor tenía en mente una audiencia que hablaba esa lengua. También es el único que consigna expresiones arameas (talita kumeffatáabbá, entre otras) e inmediatamente las traduce, revelando su posición entre un hablante hebreo y una audiencia pagana. Tales detalles respaldan la tradición de que el autor del segundo evangelio es una persona de origen judío, escribiendo para una audiencia de romanos.

En tercer lugar, san Lucas es identificado en el Nuevo Testamento con el compañero de san Pablo, quien lo asistió en su cautiverio (2 Tim 4, 11), y que era médico (Col 4, 14). Además, sabemos que no era judío, por su nombre de origen griego, y porque es mencionado entre los no judíos que acompañaban a san Pablo en prisión.

Confirmando su origen gentil, en el evangelio de Lucas y en los Hechos de los Apóstoles encontramos el griego más sofisticado y puro del Nuevo Testamento. Esto da a entender que ambos libros fueron escritos para una audiencia cristiana, pero a la vez griega y letrada. Lucas comienza su evangelio, dirigiéndose a Teófilo (literalmente en griego “amigo de Dios"), denotando su preocupación con llevar el mensaje más allá de los judíos. Este era precisamente uno de los focos de la predicación de san Pablo. También es destacable que la genealogía de este evangelio, a diferencia de la de Mateo, se remonta hasta Adán. La intención es clara: presentar Jesús como el legítimo rey, no solo de los judíos, sino de toda la humanidad.

Lucas no era apóstol, y por lo mismo, su evangelio no es la obra de un testigo presencial de los hechos, sino la de un recopilador. En los Hechos de los Apóstoles, en cambio, Lucas se vuelve compañero de la misión de san Pablo. Ese vínculo se refleja en que, en varios pasajes de la segunda mitad del ese libro, el narrador deja de ser un testigo de oídas y se incluye a sí mismo en la acción (Hch 16, 10; 20, 5; 21, 1 y 27, 1).

El tercer dato que la tradición nos entrega acerca de san Lucas es que era médico, y eso se refleja en varios momentos de la narración. Es el único evangelio que registra palabras de Jesús dirigida a los de esa profesión: “Sin duda ustedes me citarán el refrán: Médico, cúrate a ti mismo (Lc 4,23); y “No son los sanos que tienen necesidad del médico, sino los enfermos” (Lc 5, 31). También suaviza las críticas contra los médicos, que aparecen en Marcos, su presunta fuente. En el episodio de la mujer que sufría de hemorragias, Marcos cuenta que ella se había sufrido mucho a manos de muchos médicos, había gastado todo lo que tenía, y hasta había empeorado (Mc 5, 26). Lucas relata el mismo encuentro, pero solo dice que nadie había podido curarla (Lc 8, 43). Este evangelio es el único que describe que Jesús sudó sangre en la noche previa a su pasión (Lc 22, 44), condición muy rara pero que ha sido observada por la comunidad médica y llamada hematidrosis, en situaciones de extremo estrés. Finalmente, se un análisis de su vocabulario ha encontrado que guarda estrecha relación con las obras de médicas de la antigüedad.

Finalmente, acerca de san Juan, la tradición identifica al autor de este evangelio con el apóstol, a pesar de que Papías refiere la intervención de otro Juan, el anciano, en la forma final del evangelio. Conforme con la atribución apostólica, este evangelio tiene varias marcas de haber sido escrito por un testigo presencial. Aquí encontramos una y otra vez referencias al “discípulo amado” y al “otro discípulo", frases que se consideran eufemismos del autor para no nombrarse a sí mismo. También se nos cuenta que Juan recibió a María en su casa luego de la muerte de Jesús, aspecto que la tradición ha visto reflejado en episodios tan íntimos como las bodas de Caná (Jn 1-12).

Otra tradición cuenta que san Juan era parte de la casta sacerdotal del Templo de Jerusalén[1]. Si fuera cierto, explicaría cómo es que el “otro discípulo” hace a Pedro ingresar en el patio del sumo sacerdote (Jn 18, 16) y por qué no ingresa al sepulcro vacío a pesar de llegar antes que Pedro (Jn 20,8). Además su evangelio muestra un conocimiento directo de Jerusalén y sus alrededores.

En conclusión, la evidencia interna de los evangelios también confirma la atribución tradicional histórica.


[1] Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, Libro 5, XXIV, 2. Eusebio cita una carta de Polícrates, obispo de Éfeso, donde también fue obispo san Juan.

10 comentarios

  
Faramir
Se agradecen mucho estos artículos, sencillos y amenos, porque no encontramos explicaciones como éstas ni en las homilías ni en los libros de teología.
09/09/15 4:07 PM
  
Pato Acevedo
Muchísimas gracias por tu comentario. Una de las pocas recompensas que tiene un blog es leer las reacciones de los lectores, y cuando un post se queda sin comentarios se siente como trabajo perdido.

Gracias Faramir, has hecho que este post valga la pena.
09/09/15 7:46 PM
  
Palas Atenea
Pato: Un blog puede quedarse sin comentarios por un asentimiento general al contenido. A lo que dices, por mi parte, no hay nada que añadir ni nada de qué discrepar. Entiendo que Faramir encuentre en él explicaciones que no conocía y por eso estos artículos son buenos para aquellos que no conozcan el trasfondo de los Evangelios ni a sus protagonistas, los evangelistas. Lo único que he encontrado curioso es el hecho de que Lucas transfiera, de algún modo, sus conocimientos médicos al relato, cosa que nunca había oído.
10/09/15 2:42 PM
  
Alejandro Galván
Muchas gracias, Pato, por esta serie de artículos: permiten disponer de datos sintéticos y claros para la apologética católica histórica sobre los Evangelios.
10/09/15 2:49 PM
  
Pato Acevedo
@ Palas: Sin duda que esa es una posibilidad, pero desde que se inventaron los comentarios uno se acostumbra a las reacciones. Déjame desenterrar el enlace sobre los conocimientos médicos de Lucas, y lo publico aquí.

@ Alejandro Galván: Muchas gracias.
10/09/15 5:48 PM
  
Leonardo
Estimado, sin duda todo lo que contribuya a poner en su lugar la historicidad plena de los Evangelios, es muy bueno, como en este caso. Si en toda la Iglesia existiese un consenso de verdad en torno a esto... cómo cambiarían las cosas. Introducir comillas en algunos pasajes, permitirse reinterpretar tal o cual cosa, ha sido una grave dolencia del último siglo, que no podía más que producir los frutos amarguísimos que hoy está produciendo...
11/09/15 2:55 AM
  
Merxe
Gracias por el esfuerzo de transmitir estos conocimientos, a mi personalmente me ayudan. Estoy muy agradecida Tanto a infocatolica como a los blogs, me gusta estar informada. Pero estoy en una época de madre trabajadora , estos artículos y comentarios me ayudan en el camino de la fe.
13/09/15 11:17 AM
  
Yolanda
"Pato: Un blog puede quedarse sin comentarios por un asentimiento general al contenido".
Dice Palas.
Pero creo que también puede quedarse sin comentarios por una enmienda a la totalidad o por una negación de la mayor. En esos casos, un comentario puede llegar a ser más largo que el post y no se esfuerza una.
15/09/15 5:33 PM
  
Pato Acevedo
@ Merxe: Gracias por tus palabras, y me uno a tus agradecimiento hacia InfoCatólica. Es un privilegio el que me otorguen un rincón en su sitio, y con ello la oportunidad de conversar acerca de estos temas.

@ Yolanda: Es difícil que denunciar una premisa sea más largo que el desarrollo de la contraria. En todo caso, no es necesario desarrollar todo en un solo comentario. Puedes solamente enunciar tu objeción, y ver si hay alguien interesado en el tema.

Todo ello con la libertad de poder dejarlo cuando quieras. Una cosa que todos deberían tener en claro es que dejar de participar en un debate no implica conceder ningún punto.
15/09/15 6:21 PM
  
Yolanda
No, gracias, no habrá nadie interesado. Es lo de siempre: tu (vuestra) manía de negar toda validez a los estudios histórico-críticos y sus métodos. Así, os veis obligados a justificar lo que no es necesario justificar, y atacar lo que hace daño a la fe con el mismo ímpetu que lo que no hace ningún daño a la fe y, sin embargo, ayuda a entender muchas cosas.
Pero a estas alturas ya no estoy para esas discusiones.
Gracias, no obstante.
15/09/15 10:17 PM

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