¿Los curas en cohecho impropio?

Hemos compartido mesa y mantel varios curas amigos. Las procedencias eran muy dispares. Había más compañeros del norte y del centro que del sur español. La conversación ha sido entretenida. Hemos consumido el menú del día a escote: 9 euros.

Hemos comentado la actualidad social, parte de la política y una buena dosis de la religiosa de estas fechas veraniegas. Me ha llamado la atención la derivación que tomó la conversación en un momento determinado hacia los regalos que los sacerdotes antiguos y actuales recibimos de personas concretas, de instituciones o de grupos de amigos o feligreses.

Uno del grupo, juez eclesiástico de su diócesis, nos apunta que podemos estar muchos incurriendo en el delito de cohecho impropio al aceptar los regalos por fechas de los santos propios, la Navidad u otros acontecimientos personales.

Trato de resumir en tres los aspectos este novedoso asunto, que está siendo pasto de los diversos medios de comunicación por el caso valenciano.

1.- Los regalos fungibles: alimentos, postres o similares, son habituales recibirlos de cualquiera que está agradecido por el rato de conversación amistosa; de un grupo a quien les diriges un retiro espiritual; de un matrimonio agradecido por sus bodas de plata u oro…

2.- Los regalos materiales: una pluma, un bolígrafo, unos pañuelos, un elemento decorativo para la mesa de trabajo, o un cuadro con la imagen titular de la cofradía a la que se le predicado un triduo o un novenario….

3.- Los regalos grandes: un colega ha contado que a otro cura del pueblo vecino le regaló la feligresía, voluntariamente, un coche nuevo antes de partir al siguiente destino; o el caso de otro compañero que encontró una cuadrilla de albañiles, trabajando desinteresadamente en las goteras del templo y de la casa rectoral.

Alguien apuntó el regalo que acaba de recibir el Papa Benedicto XVI de un ordenador portátil para que pueda escribir durante sus vacaciones, obsequio de dos firmas comerciales italianas.

El juez eclesiástico nos comenta que en ninguno de estos casos existe cohecho de ninguna clase; pero nos llamó la atención a que cualquier persona que se presente y a cambio de un regalo desee que nos saltemos el Código de Derecho Canónico, entonces sí se puede incurrir en cohecho real o impropio. Puso algunos ejemplos, sobre todo relacionados con el entramado jurídico de sacramento del matrimonio.

Uno de los presentes, tenía en la mano la revista Tiempo, número 1420, de 17 de julio, página 7, donde en un recuadro se puede leer este titular:

El pasado (remoto) de Felipe González
“Es sabido que el expresidente Felipe González tuvo siempre un gran atractivo para las mujeres. Quien lo conoce bien asegura que, antes de Carmen Romero, tuvo otros amores. Y que una de aquellas chicas es hoy monja en el monasterio cisterciense de Carrizo de la Ribera, en León”.

Al leerlo en público todos nos sonreímos de la noticia. Y uno sentenció: ¡Está visto que Dios puede sacar panes de las piedras¡.

Nos levantamos y salimos charlando amistosamente. Estaba claro que no éramos reos de cohecho.

5 comentarios

  
Norberto
Tomás
De cohecho jurídico no,lo dijo el experto,pero ¿de cohecho moral?,eso, parafraseando a S. Pablo, se llama "acepción de personas".
Sí,eso,como no se te oculta,se practicaa diario,en nuestra querida Iglesia.
A saber :
-Donativo,hoy,para que mañana bauticen a mi ... en ceremonia aparte.
-Flores para el altar,con donativo (y mentira) en el lote para que mi ... haga la comunión porque en la parroquia ...el cura no lo permite (la criatura se ha saltado como poco el 80% de las catequesis),y es tan bueno/a,...¡además si no lo hace se traumatiza!.
-Sobre bodas, ni comento.
-Sobre favoritismos diocesanos varios, ni entro.
La acepción de personas es el problema,amigo Tomás, lo otro,puede darse, pero, rara vez.
Es duro,pero liberador,negarse a tejemanejes varios,te ganas una fama de antipático que,como dirían en Jaén,"pa´qué las prisas",pero es la única manera de ser libre y justo:¿es éste el propósito?.
22/07/09 9:50 AM
  
Camino Iriarte
Don Tomás, toca Vd. un tema muy sensible. No todos, pero sí a quien le toque el asunto, hagamos examen de conciencia. Y en caso de duda, hacer como sto.Tomás Moro -ejemplo recientemente leído-, recibió por Navidad, de una persona con quien sólo le unía relación por su cargo como juez o canciller, un guante lleno de metales preciosos o joyas muy valiosas. Sto. Tomás vació el guante y lo tomó diciéndole que no estaba bien rechazar en esas fechas un regalo tan gentil... se quedó con el guante y la persona regaladora se llevó sus piedras o joyas de valor.

Un coche, un inmueble, una colección de libros o un electrodoméstico u ordenador se pueden poner a nombre de la diócesis y salvado el problema. Cuando vaya a otra diócesis o a otra parroquia, Dios proveerá ¿no? Respecto de placas, relojes, bolígrafos, cámaras de fotos, teléfonos, lámparas, libros, vajillas, ropa, jarrones, jamones, cestas de navidad, cajas de botellas de vino, viajes y demás objetos promocionales, creo que los sacerdotes pueden hacer como los padres de familia normales: si saben o estiman que el precio supera lo propio de "un detalle", advertir al que regala de que no podrá aceptarlo y de que mejor le pase el precio a la cuenta de donativos a la diócesis. Lo propio de "un detalle" creo que nunca debe superar el 10% del salario de la persona. Da para pensar, creo.
22/07/09 11:58 AM
  
Tomás de la Torre Lendínez
Gracias, Norberto, tu comentario ha vuelto a dar en la diana.¿Por qué?. Yo no sé. ¿Lo sabes tú?. Dílo.
22/07/09 10:23 PM
  
Tomás de la Torre Lendínez
Te agradezco, Camino, tu sereno y sensato comentario, que abriría las puertas a más reflexiones futuras. Iremos viendo la oportunidad de algún caso concreto.
22/07/09 10:25 PM
  
Norberto
Tomás
Lo de "dar en la diana",me lo proporciona,creo,44 años de vida de Iglesia,y,casi 56 de vida terrena.Otra cosa no se me alcanza,gracias por tu verdadera humildad,amigo,siempre me edificas,¿tu sabes por qué?:-)
22/07/09 11:03 PM

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