La terrible soledad del sacerdote en estos momentos
Desde que el pasado martes se hizo pública por el Dicasterio para la Doctrina de la fe la declaración “Fiducia supplicans”, se ha producido una fuerte reacción en todo el pueblo de Dios. Llevo dos días en los que la comunicación con fieles y muchos compañeros sacerdotes ha sido imparable.
De todas las consideraciones que se han hecho, yo hoy quiero destacar la soledad que como sacerdote estoy experimentando.
Doctrina de la Fe dice, no dice, deja de decir, abre sin abrir y todos entienden que sí, que se pueden bendecir parejas homosexuales y en situación irregular porque parece que esto ha dejado de ser pecado, para terminar afirmando que: “Lo que se ha dicho en la presente Declaración sobre las bendiciones de parejas del mismo sexo, es suficiente para orientar el discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados a este respecto. Por tanto, además de las indicaciones anteriores, no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones”.

Uno siempre agradece que recen por él, pero hay oraciones que ciertamente te sorprenden. Hace unos días una buena mujer me ha dicho que está rezando para que me convierta al papa, porque dice que me ve muy crítico con el papa Francisco. El papa es el papa, servidor cree y acepta la figura y el ministerio del sucesor de Pedro y punto y final.
Si es que no se me ocurre calificarlas de otra manera, porque leo en todos los
Todos hemos vivido esos momentos de reuniones, consejos, asambleas y demás zarandajas pastorales en los que la pregunta clave, en medio de la constatación de que somos menos, muchos menos, es ¿y qué podemos hacer para que venga la gente?





