Adoración permanente al Santísimo: si un día yo pudiera...
Pienso que cada cura tiene una ilusión especial en su parroquia. Es ese sueño recurrente que te acompaña, que pones delante del Señor, que te ilusiona, que te hace decir… ¡ay si un día aquí pudiéramos…!
Siendo cura de pueblo tuve un sueño: regalar una ermita a la Virgen. La Virgen del Espinar había tenido ermita por siglos. Un pantano la anegó y un intento de ermita nueva fue un fracaso. La Virgen llevaba treinta años en la iglesia parroquial. Y llegas al pueblo, y ves la devoción, la ilusión de la gente, y te dices… ¡ay si un día aquí pudiéramos…!