Bodas de plata y oro. Mejor en la misa parroquial
En esto, como en casi todo, cada maestrillo tiene su librillo. Y cuando hablo de opciones pastorales hablo justo de eso, de posibilidades y de los experimentos que uno ha ido haciendo y el resultado que ve.
No hay nada definido en la iglesia sobre bodas de plata y oro matrimoniales. Apenas unas oraciones propias dentro de los textos de la celebración del matrimonio. A partir de ahí, cada cual lo hace como puede. También en esto he visto de todo, llegando incluso a convertir el evento en una especie de segunda boda con padrinos, entrada solemne de “novios” y parafernalia semejante. Allá cada cual con lo que vea más conveniente.
Lo que si intento, por todos los medios, es que la celebración sea en dentro de una misa parroquial. No solo por evitar la proliferación de misas que en algún momento puede resultar un problema, sino sobre todo, por encima de todo, como testimonio ante la comunidad.

Para fray Macario era importante el voto de pobreza. Por eso, entre otras cosas, no tenía carnet de conducir y se había prometido a sí mismo no tomar jamás un taxi. Eso sí, constantemente: ¿P. Manuel, me puede llevar en el coche de la comunidad a tal sitio, D. Fulano, sería tan amable de acercarme con su coche a tal lugar a recoger unas cosas, doña Menganita, me acercaría mañana a la estación de autobuses, que voy de viaje y tengo una maleta bastante pesada?
No pierden oportunidad de salir en algún sitio. Ayer lo más granado de la disidencia eclesial se dio cita en el centro pastoral San Carlos Borromeo para explicarnos que no están de acuerdo con la llamada LOMCE, ley de educación que ultima el partido popular. Ya estaban tardando.