7.01.13

A los celiacos, servidor con vino

Cuando yo era niño o había menos enfermedades o, muy posiblemente, tampoco nos enterábamos demasiado. No recuerdo amigos celiacos, por ejemplo. Tampoco alérgicos y menos al polen. Pero insisto, cosas de pueblo.

Tengo en la parroquia algunos celiacos. Como es natural su enfermedad suscita algunos problemas a la hora de administrarles la comunión, ya que los hay con intolerancia total al gluten y la imposibilidad lógica de que reciban la eucaristía bajo la especie de pan.

En estos casos yo lo que prefiero hacer es preparar un cáliz pequeñito con una gotas de vino y agua en el que no se roce por nada el pan. Cuando llega el momento de la comunión el celiaco se acerca al principio o al final para facilitar las cosas y bebe directamente del cáliz. Para mí es lo más sencillo y lo que no admite duda.

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6.01.13

Caramelos del PSOE en la cabalgata de reyes

Ayer pasé la tarde de reyes en mi pueblo natal. Una gozada. El volver a los recuerdos de la infancia, pasar un rato con mi anciana madre y concelebrar la eucaristía en la parroquia del pueblo. Por cierto, que coincidí con Miguel Ángel, otro sacerdote paisano ahora destinado en Argentina, y con Mariví, religiosa cisterciense, también paisana, ahora en el pueblo con un permiso especial para cuidar de su madre. Los reyes con los sobrinillos son otra cosa. En un rato iré a su casa a ver el despliegue de ilusiones y sonrisas. Es más, me han dicho que los magos siempre guardan la dirección de cuando uno fue niño y que es posible que esta noche me hayan dejado algo.

Cómo ha cambiado la cabalgata de reyes. Cuando yo era niño la cabalgata eran tres reyes magos a caballo que recuerdo siempre entrando en la plaza. Ahora son coches y coches decorados, llenos de niños que lanzan caramelos, y que se encargan de poner en marcha el ayuntamiento y alguna que otra institución. Nada que objetar en principio.

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5.01.13

Creí que venían con buena intención

Han pasado años. Comida de sacerdotes con el entonces cardenal arzobispo de Madrid, D. Vicente Enrique y Tarancón. El PSOE hacía unos meses que había ganado las elecciones generales. Un sacerdote, en aquella comida le preguntó: “Don Vicente, usted dijo en una ocasión que con gobiernos de izquierda la iglesia podría vivir mejor. ¿Lo mantiene?”. Su respuesta fue de las que hacen antología: “Yo es que creí que venían con buena intención”.

Tarancón era lo que entonces se calificaba como un obispo progresista, al que tocó en los años de la transición ejercitar sus buenos oficios para que las cosas fueran saliendo sin enfrentamientos, buscando consenso, tratando de aunar voluntades, según las estrictas instrucciones recibidas de Roma. Hizo su papel. Triste al final de su etapa como arzobispo de Madrid ese reconocimiento de mala voluntad por parte de sus interlocutores.

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4.01.13

Con las hermanas de Iesu Communio

Espero que no se enteren de este artículo, porque si hay algo que no quieren es que se hable de ellas ni para bien ni para mal. Pero como no tienen internet, no leen blogs y pierden poco tiempo en mirar la prensa, a lo mejor hay suerte.

Esta mañana he pasado un par de horas con las hermanas de Iesu Communio en La Aguilera. Las conocí hace años siendo clarisas en Lerma y desde hace algún tiempo me paso por su casa algunas veces convocado de manera especial por el cariño de un par de hermas a las que me siento unido de forma muy especial.

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3.01.13

Cuando los conflictos los creamos los curas

No quiero escaquearme en absoluto. Ayer escribía sobre conflictos que nos llegan como se dice vulgarmente “sin comerlo ni beberlo”. Los hay para escribir una enciclopedia por entregas.

Pero también se dan muchos por culpa de los propios curas que a veces parece que tenemos un don especial para liarla allá por donde vamos. Pues de curas quiero escribir hoy, y de cómo podemos originar o evitar posibles conflictos pastorales.

Estas son a mi modo las causas más comunes de conflictos en el mundo de la parroquia y cómo podemos evitarlas.

1. El cura que se marchó. No debería ser especialmente complicado un cambio de párroco, aunque en ocasiones se lo ponemos difícil al que llega. El cura que se va lo que debe hacer es dar las gracias a todos por su colaboración, pedir perdón por los fallos, y animar a recibir al compañero con generosidad. Pero si en lugar de eso dice que le han echado, que malo el obispo y se deja querer con alguna recogida de firmas, se lió.

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