Al cielo iremos los de siempre

Ya en el 2015. Parece que todo cambia y a la vez nada se muda. El amor a Dios, la confianza en la maternidad de la Iglesia, la oración y la vida sacramental como fuentes de gracia, el credo, los mandamientos, la Palabra.
Tentación de novedad, de algo distinto. ¿Quién no ha rezado laudes o vísperas con la piedra, una diapositiva, cartulinas y expresión corporal por la cosa de hacer algo nuevo? Sin embargo el breviario permanece desde hace siglos haciendo grandes santos sin necesidad de apelar a la flor y el pedrusco para fomentrar la piedad de los fieles.

Pues ya ven, es un capricho de un servidor como sacerdote y religioso agustino que fue. Yo creía que eso era un imposible, pero acabo de leer unas declaraciones del defensor del pueblo andaluz en las que se refiere a la catedral de Córdoba, como un monumento con dos templos que tienen dos historias y eso hay que regularlo conforme a su propia idiosincrasia.
Un completo escándalo, o al menos es lo que piensa gente otrora tan imprescindible como José María Castillo. Bueno, José María Castillo y bastante gente más.





