Elogio del cura egoísta
Ya. Si ya sé que suena mal, pero verán como al final se me entiende todo. ¿Curas egoístas? ¿Curas pensando en sí mismos? Vergonzoso… si justo lo que tienen que hacer es todo lo contrario: olvidarse de sí mismos, pensar en Cristo y en la Iglesia, en los pobres. Pues sí, y no, y según y depende.
¿Piensan ustedes que un griposo está en las mejores condiciones para hacer un trabajo por los demás? ¿Un deportista puede rendir al máximo si no se cuida, si no entrena? ¿Puede alguien trabajar duro sin una alimentación correcta, su tiempo de descanso, de ocio?

La gran ventaja de que gozan los profetas y adivinos de cada año es que al cabo de doce meses nadie se acuerda de lo pronosticado y así hasta los próximos vaticinios. A ver quién tiene humor y ganas de guardar cada año las previsiones de cada medio y evaluar pasado el calendario.
Vaya por delante que mejor es encontrarte con un sacerdote que saluda amablemente y pregunta por la familia y se toma un café si surge, que no con otro que al pasar a tu lado te saluda, si te saluda, con un rebuzno. Dicho esto, también conocemos todos a sacerdotes que nunca fueron un dechado de simpatía y sin embargo tuvieron parroquias muy vivas.
Hace apenas un mes celebramos el quinto aniversario de la dedicación del templo parroquial. Desde entonces, cada año tratamos de “darnos” un regalo como conmemoración que nos ayude a ser mejor parroquia, más fraterna y más evangelizadora.
Antes de nada me voy a permitir recordarles que llevo colaborando treinta y cinco años en Cáritas, que en la parroquia de un servidor funciona un servicio de empleo que lleva atendidas a más de mil personas de las cuales ha conseguido reinsertar en el mundo laboral a más de un 35 %, y que también llevamos el primer economato de Cáritas en Madrid que está dando servicio en la actualidad a cien familias.





