Algo falla: se ha quemado el bueno de Manolo
Manolo se ofreció un día buenamente por si podía echar una manita en la catequesis de los niños. Pobre Manolo. No hay cura que se resista a un ofrecimiento así y menos si el oferente es cristiano de misa dominical y muy buena gente.
Manolo contaba con una horita semanal con los niños y alguna reunión de prerparación. Angelito. Efectivamente sesión semanal con los niños, preparación, presencia en las misas con los chavales, alguna salida, que si un encuentro con los padres. Bueno… todo sea por los niños.
A esto se sumó la necesidad de hacerse presentes en encuentros de arciprestazgo, vicaría y diocesanos, porque ya se sabe que si hay algo fundamental en nuestra iglesia es lo de estar reunidos, y que no hay delegado que se precie que no convoque al menos a un par de encuentros al año.

Hoy va la cosa de preguntas y experiencias. Cada vez que acudo a una parroquia, me traen un boletín parroquial, conozco un sacerdote, lo que sea, pues uno intenta fijarse en cosas para ver si hay algo que pudiera resultar interesante.
Ya he dicho muchas veces, sigo con ello, que la forma que tiene uno de mover la pastoral de la parroquia es simplemente la de uno, y que si lo voy contando es por si a alguien le sirve alguna cosa. Yo al menos, cuando voy a una parroquia para concelebrar, una reunión, de visita o lo que sea, me fijo en todo. Hay cosas que al verlas me digo: “anda, qué buena idea” y miro si en mi parroquia serviría. Otras cosas quizá me sirven para lo contrario, porque a lo mejor uno se estaba pensando algo y al verlo realizado te das cuenta de que no, de que no era eso.