¿Ecologista? No, gracias
Soy una persona así de extraña. Huyo del ecologismo, los supuestos productos ecológicos, la vuelta a la vida natural y la protección de la mariposa loca.
Posiblemente la razón sea que uno es de pueblo e hijo de agricultor y ganadero. En casa jamás se escuchó la palabra “ecología”. Pero mi padre sabía perfectamente cultivar buenos tomates y patatas, a las que echaba sus productos para matar bichos, cuidar de sus vacas, ordeñar para obtener la mejor leche, podar los árboles, cortar espinos, aclarar arroyos y desmochar fresnos. Lo de siempre, lo que llevaban haciendo su padre y sus abuelos toda la vida.

En España tuvimos una vez un político claro como el agua clara. Se llamaba Pablo Iglesias y nunca ocultó sus intenciones. En el diario de sesiones del congreso de los diputados quedan recogidas algunas de sus perlas: “El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales,… esta aspiración lleva consigo la supresión de la magistratura, la supresión de la iglesia, la supresión del ejercito… Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones“. Es decir, el fin justifica absolutamente todos los medios.
No lo digo yo. Fue el viejo profesor, D. Enrique Tierno Galván quien llamaba por este nombre a Juan Barranco. Toda una visión de futuro.
Esta tarde tengo boda en la parroquia. Nada que objetar a la misma. Los novios han hecho el curso de preparación con nosotros y parece que se lo han tomado en serio. Familias practicantes, matrimonio con misa y en la parte musical dúo de viola y oboe interpretando música clásica. Bien es verdad que me hablaron de algo de “Metallica” y alguna cosa de Los Beatles, pero les dije que no era conveniente y sin problemas.
Sé que el tema es un charco embarrado. Pero si uno algo puede aportar aquí es su experiencia de cura párroco, sus dificultades y limitaciones, la visión de los problemas desde el despacho parroquial, el templo y la sacristía.





