Cumpleaños solidarios

De vez en cuando se van haciendo en el entorno de la parroquia. Llega el cumpleaños del niño y la familia, hablando con el muchachito, le cuentan que hay niños que no tienen para comer y familias en serias dificultades, y que por qué en lugar de pedir regalos para él no piden comida para Cáritas. La acogida de los niños es extraordinaria.
Hace apenas unos días se han presentado en el banco de alimentos de la parroquia unos niños acompañados por el papá de uno de ellos. Algunos cumpleaños en la última semana y una furgoneta llena de alimentos.
Son pequeños gestos que tal vez al niño no se le ocurran a la primera, pero que si alguien se lo sugiere lo acoge desde su sencillez y generosidad. Son gestos fáciles, que pueden hacerse en cualquier lugar y momento. No dejar al niño sin regalo de cumpleaños, pero sí convertirlo si acaso en un detalle pequeñísimo y acompañarlo por esa bolsa de alimentos que permitirá que su fiesta sea también la de una familia en necesidad.
Pues aquí lo dejo como una pequeña sugerencia. Ya me contarán.

¿De dónde habremos sacado y mamado los católicos ese complejo de culpabilidad que parece que arrastramos desde siempre, y especialmente en el último siglo? Es como si la humanidad, desde Sumer a la Unión Europea, pasando por Egipto, Grecia, Roma, las civilizaciones precolombinas, el islam y el estalinismo hubiera vivido siempre en un estado de bonhomía, paz y fraternidad universal que se rompió hace dos mil años con la llegada del cristianismo al mundo, y especialmente del catolicismo.
¿Y qué tienes tú que hacer un sábado por la mañana? Esto me soltó hace apenas unos días un joven padre de familia. Es el momento de bautizar al niño y comienzan los problemas: quiero el bautizo de mi niño solo, nada de una celebración colectiva, un sábado por la mañana y con misa.
Hay gente que me tiene dicho que no lea ciertas cosas. Pero los que escribimos en la blogosfera estamos condenados a mantenernos al día de lo que se dice por ahí.