Nosotros esa circular no la hemos recibido
Mesa de negociación del convenio en una gran empresa. En un momento de la reunión, uno de los altos cargos de la misma dice: “tranquilos, que de aquí saldrá un convenio como Dios manda”. Me contaba que uno de los representantes de Comisiones Obreras se le tiró prácticamente al cuello: “nosotros esa circular no la hemos recibido”. Para continuar: “no sé por qué hay que nombrar a Dios aquí”.
Dios está ausente de la vida pública. No sólo está ausente, sino que nombrarlo casi casi es de mal gusto. Cualquier día descubriremos, como en los tiempos recios de la guerra civil, que decir “adiós” es señal de carcundia y ofensa al prójimo y pasaremos al siempre neutro y sobre todo revolucionario “salud”.

Maribel (vamos a llamarla Maribel) desapareció de la parroquia hace ahora tres años. Catequista, colaboradora, amiga… Y voló. Un día que no viene y sin avisar, otro que tampoco. No contesta el teléfono, no responde a los correos…
Sabía yo que se podía liar. Cuando tocas el tema movimientos y parroquia siempre saltan chispas. Es decir, que no es tema para nada baladí.
Una amable comentarista, Eva, me daba las gracias el otro día por colocar entre las opciones eclesiales la de “parroquianos a secas”, que parece acaban olvidados la mayor parte de las veces.
La partida de defunción de la Iglesia Católica lleva redactándose dos mil años. En España recordamos perfectamente las palabras de Don Manuel Azaña, en 1931, en las Cortes: “España ha dejado de ser católica”. Desde entonces y hasta hoy, pasando por la desolación de la guerra civil que supuso el intento de acabar con sacerdotes, religiosos y templos católicos, hay gente empeñada en demostrar cómo la iglesia española no existe en la práctica.





