La señora Rafaela se actualiza
Aquel martes el párroco llegó visiblemente enojado a la reunión semanal con su grupito de señoras. Parece ser que venía del obispado donde no le habían ido las cosas demasiado bien.
Pelín alterado les soltó a esas buenas mujeres que parecía mentira, que creía que había confianza entre todos ellos, y que jamás hubiera imaginado la denuncia de una de ellas ante el obispo. Y que desde luego se sentía muy decepcionado.
Ya se imaginaban ellas por dónde podían ir los tiros. Pero todas callaban y escuchaban los desahogos del cura. Ya sabían que era un buenazo pero a veces se enfadaba un poco, como todos.

Hace apenas unas semanas recuerdo que os contaba que mi gran sueño en la parroquia sería poder contar con
Hace años. Un reportaje en televisión sobre salas de cine X (de películas verdes hubiéramos dicho en mi infancia). Preguntaron a un hombre que pasaba por la calle, si creía era bueno que hubiera salas de ese tipo. Aún recuerdo su respuesta: “si las dejan abrir, no serán malas”.
Ante todo gracias a tantos que habéis querido dejar vuestro saber y sentir ante este interrogante que ayer os dejaba.
Esto me soltó ayer todo un hombre hecho y derecho. A veces duda de si tiene fe o si su práctica religiosa es una pura costumbre, un simple hábito, algo más bien de tipo cultural social.





