Domund. Menos espíritu conciliar y más leer los documentos. Con postdata final.
Posiblemente, si exceptuamos el Quijote, nada hay más citado y menos leído que los documentos del concilio Vaticano II. Y resulta que como nunca se leyeron, o en caso de hacerlo ha pasado tantísimo tiempo, al final mucha gente ha acabado citando cosas que el concilio jamás dijo.
Hoy es el DOMUND, domingo mundial de la propagación de la fe. La cantidad de barbaridades que se han dicho últimamente sobre la actividad misionera de la Iglesia.
Por ejemplo, que nadie tiene la verdad absoluta, que todas las religiones son igualmente válidas para llegar a Dios, que no tenemos derecho a ir a otros pueblos a predicar nuestra fe, que eso es faltar al respeto a los demás, que cada vez que hemos ido a anunciar el evangelio lo que hemos hecho ha sido expoliar y humillar a la gente… Hace unos días un sacerdote me decía que la evangelización de América fue una vergüenza y que lo único que hicimos fue destruir culturas, oprimir pueblos y despojar a la gente de sus bienes. Y aún más. Leía el otro día en las redes sociales que “Hispanidad es el día en que algunos españoles celebran el genocidio y el expolio de América Latina”.

La situación es complicada. El jueves tuvimos reunión de lo que llamamos la “mesa de Cáritas del arciprestazgo”, a la que asisten representantes de Cáritas de las diez parroquias de la zona junto con trabajadores sociales de la institución y que preside un servidor como coordinador de la zona.
1. Don Tomás Gómez es fuente inagotable de inspiración no para un católico, sino para cualquier persona con eso tan raro hoy como son dos dedos de frente. Pues este señor, diputado de la asamblea de Madrid por el partido socialista, ayer tuvo la desfachatez de acusar a la oposición de ser los nietos de aquellos que le robaron la infancia.
Estoy enamorado de don Camilo, el peculiar cura de pueblo italiano creado por Guareschi, y que me parece un cura de una vez. Porque don Camilo es más tierno de lo que parece, hombre de oración profunda, un cura muy cura, que celebra, enseña, se preocupa por los pobres, sabe cuidar de su iglesia, de la fe y de la gente, y sabe hacer que le respeten y se respeten las cosas de Dios.
Tengo ganas de que alguien me lo diga. O que me pidan que les enseñe a rezar, me pregunten por un buen centro de formación o una tanda de ejercicios espirituales que merezcan la pena.





