Benedicto XVI: el papa que se vino arriba
Hay personas que con el tiempo se vienen abajo. Se les confió una grave responsabilidad y fracasaron todas las expectativas. Quien parecía serio, responsable, trabajador, eficaz fue dando paso a alguien dubitativo, perezoso, inútil. Se vino abajo. Todos tenemos ejemplos.
Otros es todo lo contrario. Comienzan en un a “ver qué pasa” y resulta que se van superando a sí mismos hasta llegar al final de su tarea en medio de una especie de apoteosis final.
He de decir que no fui un especial entusiasta de la elección del cardenal Ratzinger como Benedicto XVI. Por supuesto nada que objetar a su valía intelectual, a su extraordinaria cabeza y a un conocimiento de los entresijos vaticanos indiscutible. Pero tuve mis dudas de que fuera el hombre ideal para ser el sucesor de Juan Pablo II. Quizá por la edad, quizá porque estábamos muy acostumbrados a un estilo que no encajara en la discreción del nuevo papa. Muchos no aceptaron su elección, y la quisieron torpedear manipulando incluso lo inimaginable. Se llegó a contar incluso el chiste de que los católicos pidieron a Dios un pastor, pero no un pastor alemán.

Con gozo quiero comunicaros que el próximo domingo día 17 de febrero, el Sr. Cardenal-arzobispo de Madrid, D. Antonio María Rouco Varela, vendrá a la parroquia para la inaugurar la capilla de adoración eucarística perpetua.
Seis de la tarde en la parroquia. Estoy abriendo las puertas porque en media hora comienzan los bautizos. En ese momento una señora mayor con dos niños que vienen a los bautizos me pregunta que si pueden pasar ya. Mi respuesta: si es para rezar, sí.
La cosa va un poco por modas. Mediados de los 90, si no hacías una oración, encuentro, comunicado, chapa, camiseta, pulsera o lazo por el 0,7, no eras nada. Más tarde el centro de la cuestión fue la condonación de la deuda externa ¿recuerdan? Más de lo mismo. No había grupo parroquial, movimiento, asociación, comunidad o colectivo que no pidiera contundentemente esa condonación. Tocaba.
Seguro que alguno de mis amables lectores se habrá preguntado más de una vez con qué criterio se ponen los horarios de misas en las distintas iglesias y parroquias. La sensación de que hay misas en abundancia en determinadas horas, mientras en otras es prácticamente imposible encontrar una iglesia abierta.





