Ir a misa con niños pequeños
Antes de nada decir que reconozco que en esto de los niños pequeños en misa hay curas y curas, pero también hay niños y niños, y sobre todo hay padres y padres.
Las cosas son como son, y en algunas ocasiones ha surgido de forma tangencial el asunto de acudir a misa la familia al completo y el problema que puede suponer el que alguno de los niños sea pequeño. Yo quisiera dar otra visión, la que sale desde el otro lado del altar, completada con los comentarios posteriores de despacho y sacristía.
Para empezar, creo que en este asunto concurren básicamente dos derechos: el de la familia, que quiere ir a misa como familia, lo cual es bueno y es todo un testimonio, y el de los fieles que piden poder tener una celebración sin demasiados sobresaltos. Luego parece que debe imponerse la elemental cordura de pedir a unos, los fieles, un poco de paciencia, y a otros, los padres, especial cuidado para que sus retoños incordien lo menos posible.

Hace unas semanas me llegó la invitación para participar en uno de los programas de “Cuarto milenio”, que emite la “Cuatro” y que se dedica al ocultismo, los enigmas y las cosas raras. La razón es que querían hablar de unas supuestas brujas de mi pueblo, Miraflores de la Sierra, sobre las cuales un servidor había publicado alguna cosa. Evidentemente que dije que no. Soy poco dado a medios de comunicación y si encima es para hablar de ocultismo, sacar la inquisición, explotar el morbo y vivir de montar enigmas pues más a mi favor.