¿Lo importante es caminar? No se lo crean...
Es una de esas frases que te sueltan como si hubieran descubierto la penicilina, la clave de la piedra de Roseta y la cuadratura del círculo a la vez. Frase además que debe pronunciarse con los ojos semi cerrados y voz de trance místico, y a la que debe responderse con un oh de admiración como si nos hubieran desvelado, por fin, el misterio de la Santísima Trinidad.
Líquido, todo líquido, que diría aquel torero. “Lo importante es caminar”. Pues no. Porque
si uno está al borde del abismo y camina, se pega el batacazo.
Hace apenas unos minutos. Palabrita del niño Jesús que la conversación ha sido esta:
Todavía hay ingenuos que se piensan que la culpa del no entendimiento entre la iglesia y los partidos políticos de izquierda la tiene la propia iglesia por ir por la vida de prepotente, lista, dogmática y nada proclive al diálogo. Anda que no habremos escuchado eso de la actitud de superioridad del beato Juan Pablo II, el dogmatismo de Benedicto XVI y, especialmente en España, lo de Rouco situándose por encima del bien y del mal, incluso en actitud abiertamente beligerante, a lo que se añadía la guinda de un Martínez Camino reconozcamos que poco dotado para suscitar simpatías.
Mi amiga Lou no es creyente, qué le vamos a hacer. Eso sí, en las cosas de la parroquia, lo que quieras. Evidentemente no es catequista, ni se dedica a la liturgia ni a temas de formación. Lo suyo no es el canto litúrgico, ni la hoja parroquial, ni las reflexiones dominicales. Ahora bien, como informática no tiene precio. Para poner al día un ordenador, pegarse con los antivirus, las redes, los controladores de las impresoras, formatear o hacer que funcione el correo, la verdad es que es un crack. Y si se trata en un rastrillo para Cáritas de vender tickets, poner cervezas o aportar su trabajo, genial. 





