Una duda existencial
Hay que jorobarse lo que le hace pensar a uno algo tan simple como limpiar el coche. Esta mañana he dedicado un ratito a esta tan humilde como necesaria tarea de adecentar el vehículo ¡incluso por dentro!, que el polvo se mete por todos los rincones.
Oigan, que todas esas llaves las llevo en el coche de manera habitual para poder manejarme en mis parroquias: templos parroquiales, casas parroquiales, ermitas…
El caso es que no sé si debo tener cargo de conciencia. Porque, claro, cada llave es una frontera y un muro que cierro a los demás, y lo de cerrar muros es bastante poco evangélico. A lo mejor lo que debo hacer es dejar todo abierto, arrancar cerraduras y tirar las llaves a la reguera. A lo mejor…

Es que me pongo de los nervios… Se ha convertido en una especie de muletilla fácil que aquí emplea todo quisqui sin el menor pudor. Hagan la prueba si tienen humor para ello. Fíjense en homilías -ahí algo menos-, escuchen a clérigos de cualquier nivel, acudan a jornadas me da igual de pastoral, de Cáritas, de juventud, liturgia, economía parroquial, vida ascendente, catequesis o medios de comunicación. Varias veces les van a explicar qué es lo importante.
Me llegó hace unos días el libro
Con motivo del fallecimiento de mi madre, va para cinco años, conté en este blog su devoción tan enorme al Corazón de Jesús. Precisamente en el día del Corazón de Jesús Él se la quiso llevar.