Inmatriculaciones. Con cava
Por decir algo, ya que hay lectores que me lo están pidiendo.
Me imagino el cabreo del gobierno y el cabreo de toda la izquierda. Llevan días utilizando la palabra “devolución” porque no saben qué hacer para disimular su enorme fracaso. Casi 35.000 bienes inmatriculados. No llegan a mil los bienes que la misma Iglesia dice que tienen algún error. Nada más.
Es decir, que 34.000 bienen inmatriculados de forma irreprensible. ¿Dónde está el robo? Es igual. Los medios afines seguirán erre que erre con la catedral de Córdoba o la de Burgos, que es lo que interesa. Nada de nada. Por tanto, buenísimas noticias para la Iglesia y malísimas para los demás.

Hemos llegado a un momento en el que ya no se puede ni hablar. El español, idioma, es riquísimo en vocabulario, metáforas, comparaciones y juegos de palabras. El español, individuo, siempre ha sido proclive al buen humor, la chanza y su poco de retranca. Por lo menos, hasta ahora.
No hay quien pueda, no hay quien pueda, con la gente de la Sierra… Otros lo cantan cambiando algo la letra: no hay quien pueda, no hay quien pueda, con mi amiga Rafaela… 