A Rafaela no le salen las cuentas
Se acababan de marchar las familias con sus niños recién comulgados. Una misa cuidada, con el templo como un sol y las familias emocionadas al ver cómo sus hijos recibían por ver primera a Jesús sacramentado. Hora de recoger la iglesia, barrer… esas cosas. Rafaela siempre dispuesta. Lo que sea.
- Bueno, cura, por lo menos lo que hayan dado las familias nos vendrá bien.
- Je.
- ¿Je?
- Ahí tienes los sobres que les repartí pidiendo un donativo. Ábrelos tú si quieres.

Todos hemos vivido esos momentos de reuniones, consejos, asambleas y demás zarandajas pastorales en los que la pregunta clave, en medio de la constatación de que somos menos, muchos menos, es ¿y qué podemos hacer para que venga la gente?
Buena tengo a Rafaela. Me dice que acaba de quedarse sin madre.
Que, por cierto, cada vez es menos.