Reuniones. Sufrir con paciencia
La sensación que uno percibe entre los compañeros sacerdotes es que, en la mayoría de los casos, las reuniones son algo inevitable y que intentamos sobrellevar con la mejor disposición.
Ya saben que servidor es de poca reunión, pero no por la reunión en sí, sino porque en la Iglesia, en general, somos poco serios para estas cosas. Yo, simplemente, les digo por qué me cuesta, cada vez más, ir a una reunión. Cosas mías.
- La falta de puntualidad. Tengo, debe ser una desgracia, la costumbre de ser exquisitamente puntual. Pobre de mí, porque esto supone perder, en cada reunión, tiempo y tiempo. Debo ser el único cura de Madrid que no tiene nada que hacer, porque uno llega a tiempo y lo normal es que unos cuantos lleguen tarde o muy tarde porque tenían que hacer cosas. Me parece una falta de respeto intolerable. Total, que la reunión de las doce comienza ¿a las 12:30? Sí. Lo normal.
- No tener claros los objetivos: podemos hablar de esto. Vale. Hablemos.
- Falta de implicación personal. Quedas en algo y uno lo hace, el otro no se acuerda, estotro que a ver si encuentro un rato y aquel que tampoco es tan importante.
- No llegar a conclusiones ni compromisos. Mucho menos exigir su cumplimiento y evaluar lo acordado.
- La dificultad de saber participar y ceñirnos al asunto. De repente uno toma la palabra y habla, habla, habla y sin ceñirse a la cuestión. Cosa de la siempre pendiente visita a los cerros de Úbeda.
- Justificar las reuniones con un genérico “es bueno que nos veamos". Pues si ese es el objetivo tal vez sea más útil quedar, simplemente, a comer o plantear alguna actividad lúdica.
- El doble lenguaje. Una cosa es lo que se dice en público y otra muy distinta en los corrillos.
- Y el colmo es tener que escuchar que si asistes a las reuniones y eres puntual eso significa que tienes pocas cosas que hacer.
Me sorpende que antes de definir tareas, problemas. necesidades o proyectos comencemos siempre por fijar las fechas de las reuniones. Y me sorprende que, sotto voce, todo el mundo te diga que está hartos de tanta reunión que consideran bastante inútil a la vez que, en público, manifiestan su contento por volver a vernos. Genial.
Hace poco hablaba con un compañero: “estoy harto de reuniones que no sirven para nada, pero habrá que ir". Pasa mucho lo del doble lenguaje. Al compañero se le dice una cosa y al superior otra. Genial.
30 comentarios
Así, si alguien llega tarde, al menos puede culpar al WiFi. Una excusa nueva, creativa, más pastoral, más sinodal… ¡y todos tan contentos!
Sinodalidad que comienza invocando al Espíritu y poniéndose en comunión con las intenciones del Papa. Para luego abordar los puntos del día sinodales, recogidos en asuntos: feminismos, migrantes, cambio climático y ecologias, feminiacion de la Iglesia, clericalismos, y sinodalidades.
Ruegos y preguntas. Y se termina la reunión. Dando gracias de nuevo. Todos y todas.
Le rezo su Avemaría para que Dios le de paciencia.
feminismos, migrantes, cambio climático y ecologias, feminiacion de la Iglesia, clericalismos, y sinodalidades
😅😅😅😅 Marcos de Lar, cómo me he reído
Recuerdo las reuniones "pedagógicas" que solíamos tener después de que se iban los alumnos: pesadas, interminables e inútiles y, que no tenían valor ninguno a la hora de ponerlas en acción. Me acuerdo que los nervios de punta que, necesariamente tienes con los "locos pequeños" se relajaban y me entraba un sopor de padre y señor mío.
Entonces tenía la tensión baja y se desplomaba de tanta escucha "sinodal'.
Pero yo voy a abundar en dos únicamente.
La impuntualidad es una falta de amor al prójimo, y en este caso magnificada por tratarse de un próximo. Es evidente que también es una falta de educación.
La verborrea, que usted cita como irse por los cerros de Úbeda; en lugar de ceñirse al asunto. Esto es muy propio de personas que no tienen nada concreto que proponer y repiten una y otra vez frases y palabras que no conducen a ningún fin. Además de aburrir y "jartar" a todos los presentes también constituye una falta de amor al prójimo/próximo. Además de una falta de educación.
D. Jorge, qué Dios le otorgue el don de la paciencia para sobrellevar a sus semejantes.
¡Ave María!
Y esto que es grave, manifiesta una falta de responsabilidad y compromiso que es más grave aun.
Caminamos al individualismo, al yo me lo guiso y yo me lo como.
Termina gustando el teletrabajo. Y terminamos siendo islas. Nos comunicamos, solo si tenemos necesidad y esto termina siendo poco afectivo, cada vez menos. Para amarnos tenemos que conocernos.
Predomina lo util y desaparece lo afectivo, dejamos de ser hermanos preocupados unos de otros
En realidad, las personas son el fin, las reuniones, los medios. Lo que debe adaptarse son los medios al fin, no el fin a los medios.
Ése, como bien señala Chesterton, fue el error de Procusto, que aserraba o estiraba a sus huéspedes, según, para que calzasen perfectamente con la longitud de los lechos que les ofrecía.
Saludos cordiales.
Prefiero el absolutismo, la verdad. No tengo ganas de ir a reuniones en los que se pierda tiempo y no se tenga en cuenta las opiniones. Si quieren mi opinión se la doy por teléfono, WhatsApp o por email. No me hagan ir a hacerme perder el tiempo.
Lo de la sinodalidad ha dado como único resultado el hacer más el canelo en reuniones absurdas: reunión para fijar calendario, reunión para fijar objetivos, reunión de seguimiento, reunión para revisión, reunión para evaluar el cumplimiento de los objetivos, reunión de... ¡Hasta los bemoles!
A pesar de todo lo que se está proclamando sobre la sinodalidad, todo termina siendo un pretexto para centralizar y obligar, después de aturdir al personal con cursos, discursos y discusiones.
Es cosa sibilinamente diabólica: detener la marcha normal de la Iglesia.
Y no digamos cuando vienen las Jornadas de tal y cual, las Semanas de esto y lo otro, y el Año que si patatín que si patatán, para alinearlo todo compulsivamente.
Mejor quedar para comer, conocerse, dar opiniones (si es con una copita de vino, mejor, sin pasarse claro), y luego como en un partido de fútbol el entrenador dará las directrices, con derecho a réplica y opinión, y si no hay entrenador entonces cada cual hablará de lo que sabe, tiene información y se lo ha currado. Esa es la realidad, y lo otro algo innecesario la mayoría de las veces.
Si hay que reunirse, se hace, pero ir por ir es tontería.
Una reunión de una junta directiva tiene alguien que informa de todos los detalles, alguien que se lo ha currado, y los miembros ya han leído los documentos principales. Se toman decisiones (que aparecen en el orden del día), se comparten opiniones bien fundadas, etc. Pero reunirse por reunirse es tontería.
Uno se pregunta, como podían funcionar antes los sacerdotes cuando no eran 'requeridos' por sus arciprestes o vicarios generales para reunirse tanto.
Luego llegas a la reunión y ves siempre lo mismo: unos quejándose de lo mal que va todo, otros con caras de decir 'que narices hago aquí' y el resto indiferentemente mirando el móvil y asintiendo a la primera de cambio. Evidentemente, luego esta el espécimen del "homo diocesanus" que lleva su carpeta, sus folios y el trabajo hecho. Y ahí le tienen: cual colegial, tomando notas como un descosido, dando su opinión cuando no se la piden y dándole la razón al arcipreste o al vicario para que vean lo diocesano que es. Toda una radiografía de como esta la Iglesia, con un clero desunido, desalentado, dividido por una brecha generacional y que cumple por cumplir sin devoción alguna (salvo el homo diocesanus) con el calendario de reuniones diocesanas, de vicaria o arciprestazgo.
Lo importante son las personas, y las reuniones son los medios que se utilizan para mejor ayudar a las personas.
En mi pueblo decian que mejor ven cuatro ojos que dos y aun mejor ven ocho.
Este es el fin de de las reuniones, analizar los problemas y entre todos encontrar las mejores soluciones, contrastadas con la experiencia de todos.
En este NOM del que nos hablan, se trata de hacer un hombre más Individualista, mas aislado, que no se intercomuniquen mucho, que no se contrasten las ideas, las opiniones, necesidades y problemas de cada uno.
Que cada uno se rasque sus picores, dejar las cosas particulares, que cada uno tenemos lo nuestro. Ser efectivos.
El universitario que estudie a distancia, el teletrabajo; el móvil que se prefiere a la tertulia, a contrastar y analizar la informacion que se recibe...; y ahora tambien parece que se pretende que el cura, solitario en la parroquia, haga lo que le parezca bien en su parroquia, sin contar con el actuar en comunión con su diocesis o con su arciprestazgo.
Anda que no perdió el tiempo Jesus caminando de un lugar a otro con sus discípulos.
Podía haberles dejado todo por escrito y que ellos se lo estudiasen.
Pues no, donde aprendieron fue conviviendo, captando el cansancio, los sentimientos y hasta el humor de unos con otros. No solo aprendieron del maestro, tambien unos de otros, de sus virtudes y de sus limitaciones. Aprender a aguantarse y hasta es posible que aprendieran a comprenderse e incluso a amarse.
Discutiendo quien era el primero.
Lo peor que le puede ocurrir a la sociedad es la desconesión de la presencia afectiva de sus miembros, las charlas en familia, incluso las discusiones; el individualismo, el sustituir la presencia afectiva por el frío WP que lo dice todo en un minuto sin "perder el tiempo" en los saludos y despedidas afectivas.
Y es mucho peor si esto ocurre en la Iglesia.
Ir a las reuniones pensando en el otro más que en la molestia propia. Y con la humildad de quien valora a los demas y confía en que algo puede aprender de ellos y, quizas, algo pueda aportar.
Quien se crea autosuficiente no cree necesitar las reuniones ni suele sacar provecho de ellas.
¿Es así Nestor? ¿Es asi?
Pedro
Me dices en uno de los tres comentarios seguidos que escribes dirigiendote a mi:
"Pero eso sí, criticando a don Jorge que es gratis y es lo que te gusta"
Disentir o pensar diferente en algunas cosas no puede hacer disminuir ni un milimetro la admiración, agradecimiento, consideración y afecto que siento por la persona y obra sacerdotal del P. Jorge.
A parte de su labor pastoral, el P. Jorge ha construido dos templos, ha reformado otros dos, puso en marcha un economato con precios simbólicos para ayudar sin humillar, ayudo y asistio presencialmente y con amistad a personas que vivían en infraviviendas, y puso en marcha una capilla de adoracion permanente.
La amistad y el respeto sanos, no se demuestran ni se mantiene con la adulacion incondicional.
Tambien me dices:
"¿Tú querrías que te los rascase un vecino o una vecina y rascárselos tú a ellos?"
Cuando me hacen preguntas que pudieran interpretarse o parecer groseras, creo que lo más prudentes es no contestarlas, pues a nada conducirian.
Tampoco conduciria a nada positivo comentar o opinar sobre otras cosas que me dices.
Hay infiltrados, saboteadores, tocapelotas, manipuladores... y abundan personas que arengan a hacer cosas difíciles y, después, una vez impulsadas, desaparecen para no arrimar el hombro (los peores).
Mi abuelo me comentaba siempre que, tras la Guerra Civil, se reunió una comisión en el pueblo para reconstruir la iglesia quemada por los rojos como en todo el Sur de Cataluña, la convirtieron en una cuadra del Hipomovil. Un señor con posibles se opuso alegando que habia que esperar a ver como decaía la II Guerra Mundial; se le consideró un mezquino por todos, pero era una persona muy leída y sabía que los rojos intentaban que los Aliados bajasen hacia España con sus tropas para echar a Franco, y lo reconstruido podía destruirse de nuevo, siendo en balde.
De las muchas reuniones a las que he asistido en la Iglesia tres puntos de los que usted nombra que siempre están presentes : falta de puntualidad, falta de implicación personal y la más importante a mí entender, no llegar a conclusiones ni compromisos.
Pues con la sinodalidad en el horizonte, ni le cuento lo que nos espera...! . ! Paciencia y que Dios le bendiga en todo momento!
" Que cada uno rasque sus picores" no creo que PEDDRO1 se lo haya dicho a usted con una idea grosera ni ofensiva, sino dándole el sentido de que cada uno intente solucionar ÉL SOLO sus propios problemas en la medida en que le sea posible y, por supuesto, con la inestimable ayuda de Dios y de la Virgen ( el Papa Francisco hablaba de la imagen de la Virgen Desatanudos, que tiene su origen en la ciudad de Augsburgo, Alemania, en el siglo XVII.)
Eso es compatible con que una persona PIDA AYUDA Y reciba el cariño y la atenta tranquilidad de otra persona, si si la persona que recibe la petición, sabe ayudar inteligentemente , que no siempre es fácil.
Solamente Dios puede ayudar de una manera radical , total y definitiva .... y también la Virgen que por algo le llamamos AUXILIO DE LOS CRISTIANOS Y VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO y consoladora de los afligidos ...... que en el fondo no es muy distinto de lo de Desatanudos.
PEDRO 1
Frailevi no vive "criticando a don Jorge que es gratis y es lo que le gusta"
Al Padre Don Jorge González Guadalix lo respeta y lo admira.
Basta ver los diversos escritos de Frailevi para ver que no rechaza los planteamientos de Don Jorge.
Eso sí, en un detalle determinado puede mostrar una pequeña discrepancia o ver las cosas con un matiz un poco distinto a Don Jorge.
¡ y NO PASA NADA !
Frailevi habla de " hermanos preocupados unos por otros " eso es Evangelio puro, porque es Amar a los hermanos.
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