Las fiestas de los pueblos
Aquí otra cosa no, pero festeros lo que haga falta. El próximo miércoles, san Vicente mártir, titular de la parroquia de Braojos. El sábado, la Virgen de la Paz en Gandullas. El 2 de febrero, la Candelaria en Piñuécar. El esquema, parecido: misa lo mejor que se puede, procesión, subasta de varas y ramos y aperitivo popular.
Veremos los templos, si no llenos, al menos con una buena concurrencia de vecinos. En las cosas de la fe se mezclan la devoción, las tradiciones y la oportunidad de encontrarse como se hizo siempre. Las formas, peculiares en cada población. Ni mejores ni peores. Las suyas.
Me van a permitir que explique algunas cosas.
- La misa
Lo mejor que se puede. Pero tampoco se me pongan tiquismiquis. No faltará quien diga que si el canto de entrada no era el más apropiado o si el lector de la segunda lectura se trabucó un par de veces. Piensen el mérito que tiene seguir cantando aunque seamos pocos y encontrar esa persona que lee con toda su buena voluntad. No es difícil solemnizar un poco la celebración. La homilía, en mi caso al menos, trata de recordar y valorar la tradición recibida a la vez que les animo a vivir en cristiano. Me dirán que tengo que conseguir que vengan a misa cada domingo y se confiesen con frecuencia. Vale. Se hace lo que se puede.
- La procesión. Más o menos larga: “el recorrido de costumbre, ya sabe". ¿Y cómo va la gente? Pues habida cuenta de que somos unos poquitos, como puede. Cantamos algo, lo que nos sabemos, se reza algo… y la Virgen o el santo recorren las calles bendiciendo el pueblo y recordando a todos que la fe sigue presente.
- La subasta. De varas y ramos. Se suele comenzar por las varas, es decir, por los cuatro puestos para portar las andas a la hora de entrar en la iglesia tras la procesión. Después, los distintos ramos que adornar las andas. “¿Quién pone la primera vara, la segunda, la tercera…?". “El primer ramo, el segundo… ¿quién lo pone?".
- Las hermandades. En el mejor de los casos, apenas un resto de lo que fueron. Pero ahi están. Con sus pequeñas aportaciones a la fiesta en forma de adornar la Iglesia, preparar el santo para la procesión, ayudar en lo que se pueda, colaborar económicamente. Benditas sean.
Ya saben que nunca faltan los agoreros puristas. Esos que siguen opinando que estas cosas tradicionales no tienen sentido. Para no tenerlo, están manteniendo la fe, la tradición y la vinculación con la Iglesia desde hace siglos. No seré yo quien acabe con ello.
8 comentarios
Me parece muy bien que vd. continúe con las existentes en sus parroquias.
Pues mire, esa es la razón de que yo ya no vaya a las procesiones de mi localidad: no es el recorrido de costumbre. Y no volveré, porque cuando ese nuevo recorrido acabe siendo «el de costumbre», me temo que yo ya no estaré disponible.
Sin embargo hay que estar atentos, porque los enemigos de Cristo quieren convertir las devociones populares en algo cultural, en algo vacío, sólo valioso en lo que tienen de material, así que estemos atentos para que a la par que cultural sirva para Evangelizar, para formar, para adoctrinar en el verdadero sentido del término, para hacernos mejores cristianos.
Yo por ejemplo ya no vivo la Navidad como una fiesta comercial, de cenas y regalos, sino como una fiesta estrictamente religiosa... es bonito y deseable que se tengan belenes-nacimientos-pesebres, que se pongan ángeles y adornos en un árbol, que se celebre con buen gusto y alegría las fechas sagradas, pero ante todo que sirva en lo espiritual, como un paso necesario y anterior a lo cultural. Te lo pedimos, Señor.
Hay dos formas de "vida cotidiana" la que contiene la presencia de Dios y la alegría de Dios y la que es únicamente mundana.
En cual de las dos encontramos la Fe, ahí hay que estar presente por eso alguien dijo donde haya dos o tres reunidos...
Un fuerte abrazo desde Sevilla.
La procesión. Más o menos larga: “el recorrido de costumbre, ya sabe".
Pues mire, esa es la razón de que yo ya no vaya a las procesiones de mi localidad: no es el recorrido de costumbre. Y no volveré, porque cuando ese nuevo recorrido acabe siendo «el de costumbre», me temo que yo ya no estaré disponible.
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Estimadísimo MR Cordá,
Le recomiendo encarecidamente que medite estos tres puntos del magisterio Católico, íntimamente conectados desde Trento hasta san Juan Pablo II conectados, enfocados en la Eucaristía pero que es extensible a todo tipo de tradiciones en minúscula:
1.- ¿Puede un Papa fijar un rito para siempre? Resp.: No. Sobre “Ecclesiae potestas circa dispensationem sacramenti Eucharistiæ” [la potestad de la Iglesia para la administración del sacramento de la Eucaristía], el Concilio de Trento declara expresamente: “En la administración de los sacramentos, salvando siempre su esencia, la Iglesia siempre ha tenido potestad, de establecer y cambiar cuanto ha considerado conveniente para la utilidad de aquellos que los reciben o para la veneración de estos sacramentos, según las distintas circunstancias, tiempos y lugares” (Dz 1728).
2.- Catecismo San JUan PAblo II: 83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.
Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquéllas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.
3. Sagrada Congregación resolviendo una duda de un arzobispo:Desde el punto de vista canónico, debe decirse que, cuando un Papa escribe “perpetuo concedimus” [concedemos a perpetuidad], siempre hay que entender “hasta que se disponga otra cosa”. Es propio de la autoridad soberana del Romano Pontífice no estar limitado por las leyes puramente eclesiásticas, ni mucho menos por las disposiciones de sus predecesores. Sólo está vinculada a la inmutabilidad de las leyes divina y natural, así como a la propia constitución de la Iglesia" (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 11-VI-1999. Resp. a Mons. Gaetano Bonicelli, Arzobispo de Siena).
https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/december/documents/20241215-ajaccio-congresso.html
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