Un reino dividido no puede subsistir
Por supuesto que las diferencias entre católicos y protestantes son notorias. La fundamental, nada menos que las fuentes de la revelación y el magisterio. Los católicos tenemos dos fuentes de revelación: la Escritura y la Tradición, interpretadas correctamente por el Magisterio. Los protestantes, evangélicos o similares solo tienen la Escritura como fuente de revelación, y no reconocen un Magisterio. Siguen en su libre interpretación.
Tras quinientos años, las consecuencias son evidentes. La Iglesia católica, pese a todos los pesares, se mantiene unida bajo la autoridad y el magisterio del sucesor de Pedro y los obispos. Las iglesias evangélicas son cientos o miles. Normal. Si no hay autoridad, cada cual piensa lo que quiere y tiene los seguidores que tiene. Cristianos separados fruto de la rebelión luterana, aunque sean anti papado, en el fondo sienten envidia por la figura del sucesor de Pedro, porque reconocen que gracias al papa nos mantenemos unidos en fe, doctrina, liturgia y caridad. Memos seríamos si pusiéramos en jaque la unidad de la Iglesia.

Decir que lo que siempre fue blanco, ahora ha de ser considerado negro, o al revés, es un problema, pero no lo peor. Lo más grave es que todo sea como siempre, aunque no lo es, o siéndolo no vamos a ser rigoristas, y dependerá, y según el caso, y nunca se han de cerrar las puertas, porque eso te deja en una indefensión y un sin saber que acaba con la moral de cualquiera.
Aunque siempre escribo para todos, hoy me van a permitir que lo haga pensando de manera especial en los sacerdotes, y especialísimamente en los compañeros que, como un servidor, ejercemos el ministerio en el mundo rural. No es nada fácil.
¿Y eso? ¿es que se las roban? No, robar no. ¿Quién va a querer robar un par de velas de una parroquia de pueblo? ¿Entonces? Es por el frío… Me lo explique.





