Me ha llamado llorando
Hace un rato. Rafaela, porque el nombre me vale y es igual quien haya llamado a este cura. Pues eso, una Rafaela. Anciana, hijos, nietos… fe a prueba de bombas y escándalos y un amor a la Iglesia que no le cabe en el pecho.
- Jorge, por favor, que no sé con quién hablar… ¿qué pasa en la Iglesia, que está pasando?
Parece que este pasado domingo su cura, su don Jesús, leyó al final de la misa el texto en el que el santo padre pide rezar el rosario a diario, acabarlo con la oración “Sub tuum praesídium” e incorporar, al final del rosario o al final de la misa la oración a San Miguel Arcángel.


No, no me gusta nada lo del acuerdo con China. Como al cardenal emérito de Hong Kong, cardenal Zen, que ha llegado a afirmar que Parolin ha cometido una increíble traición y debe dimitir. ¿Y por qué no me gusta? Vayamos por partes.
De vez en cuando intento aclarar los términos y no hay forma. Verán la cosa. A mí no me gusta dividir el mundo y menos la Iglesia en grupos o facciones. Pero por más que lo intento, me lo sueltan a la cara en cuanto me descuido. Sí, ya saben, eso de que este obispo es francisquista, aquél ultracavernario, este cura progresista, estotro ultra hiper mega maxi conservador, esa persona abierta y dialogante, mientras que aquella otra es la ultracaverna. No es cosa mía, es que la clasificación está a la orden del día en muchos, algunos, lugares de información religiosa.