Siento meterme un poquito con algunos obispos
A los curas, como a los obispos, nos cuesta mucho trabajo decir no. Lo más sencillo es dejar que la gente haga, que los curas hagan, dar palmadas en la espalda, todos buenos y nunca pasa nada. A los obispos, como a los curas, lo que nos resulta más sencillo es animar, alentar, repartir sonrisas, todo bien, ánimo, porque esto nos lleva a ser considerados por la gente como pastores buenos, simpáticos, agradables, comprensivos y todas esas cosas.