Las ocurrencias las carga el diablo
Suelo distinguir, en la vida parroquial y en la acción pastoral, entre ocurrencias y criterios. Es una grandísima tentación, especialmente al llegar nuevo a algún sitio, tratar de hacerse el cercano a base de dar el visto bueno a las ocurrencias más peregrinas del personal. Por ejemplo, celebrar una misa especial por los ochenta años de la abuela Concha, hacerte presente en casa de los Ruigómez para bendecir la reforma del chalet, dar la comunión a Merceditas en la finca de papá, prestarte a que en la misa del domingo salga Manolín para felicitar por sorpresa a su hermana Rebeca del Carmen, y celebrar en horario “especial” el funeral por don José.