Misericordia pequeñita del día a día

Hace seis días que avisamos en la parroquia para que un sacerdote acudiera a dar los sacramentos a mi madre, muy enferma y a punto de cumplir los cien años, y todavía no ha aparecido nadie por casa. En nuestra parroquia el sacerdote nada más terminar la última misa de la mañana del domingo se va y regresa para la misa vespertina del miércoles. Me han dicho en la parroquia que no sirve de nada bautizar al niño, que mejor de mayorcito. Llevo intentando confesarme y no hay manera de encontrar un sacerdote, ayer lo conseguí y me ha dicho que no me inquiete y que a ver si me pienso que a Dios le preocupan demasiado mis fallos.

Cosas que me han llegado en los últimos días. Año de la misericordia. Que no se nos vaya en grandes actos, signos extraordinarios, portadas de medios de comunicación, bordados de casullas y logotipos repetidos. Que las puertas jubilares no escondan las portezuelas de cada parroquia, cada confesionario, cada capillita de adoración, cada despacho de Cáritas.

La misericordia auténtica siempre es callada y en penumbra. Es la madre dormida a la cabecera del hijo enfermo, los hijos limpiando entre besos el sudor de la frente del padre la madre agonizante, el billetito doblado en la mano de esa persona necesitada, la caricia oportuna, el gesto acogedor, el despacho parroquial abierto, aunque parezca que no viene nadie, la lucecita prendida en el confesionario, la visita a ese enfermo que parece que no se entera de nada.

En este año de la misericordia, por encima de logotipos y gestos amplios y solemnes, creo que el Señor nos llama a todos, sacerdotes, religiosos, laicos a un convertir nuestro corazón en dos direcciones, la de Dios para implorar gracia, perdón y misericordia para unos mismo, y hacia nuestros hermanos de una forma muy callada, pero completamente eficaz.

Los sacerdotes somos llamados de forma especial a ser testigos y ministros de la misericordia, y aquí es donde creo que este año santo nos tiene que remover y convertir. Más aún, convertirnos hacia la misericordia callada y escondida, misericordia que se entrega de una manera especial justo a aquellos que menos lo van a poder agradecer, los que no lo valoran, los que jamás nos harán salir en la prensa. Misericordia que corre junto al enfermo para ofrecer el bálsamo de los consuelos de la Iglesia, misericordia que acoge al pecador desconocido que un día al ver la lucecita cayó de rodillas en un confesionario y le regala el perdón del padre, misericordia que escucha, acoge, se ofrece. Misericordia del sacerdote que cada día celebra su misa, aunque alguna vez se ha encontrado solo, pero que sabe que la Eucaristía en su pobre parroquia, la que celebra con la amargura de la soledad, es la que da vida a todo su ministerio y llena de gracia a su comunidad, aunque no lo sepan.

¿De qué nos sirven los grandes gestos si un enfermo se nos muere si atención? ¿De qué las puertas si no nos encuentran como ministros de reconciliación? ¿Para qué los logotipos, insignias y estandartes si somos remisos a la hora de celebrar porque tenemos cosas que hacer y derecho a no sé qué?

Misericordia en pildoritas, en detalles, callada, en penumbra. ¿Y los gestos, y las puertas santas, y las peregrinaciones? Si de ahí no sacamos aliento para la de cada día, pura engañifa.

14 comentarios

  
rastri
-Ya, Y cada día peor; más solos con nuestras miserias.
-Hasta cuando.
07/04/16 7:33 PM
  
Brillita
Yo tengo una experiencia parecida vivo en el centro de madrid y he estado muy enferma llevo 17 operaciones y soy discapacitada y he pedido a mi parroquia la comunión en varias ocasiones y me han dicho que soy una mujer joven y que no tienen costumbre y incluso habiendo 4 pisos debajo de mi casa un piso donde esta el santísimo y viven sacerdotes tampoco porque soy mujer y vivo sola . Mi antiguo Párroco se lo pidió cuando me vine a vivir a esta casa hace 16 años pero tampoco le hicieron mucho caso. El era un tesoro me traía la comunión todos los días, entiendo que eso no podía ser pero alguna vez. Don Jorge no quiero que esto sea motivo de escándalo por eso no es tanto para que lo publique como para que tenga conocimiento y si me pudiera ayudar con el tema pues lo he pasado muy mal mi antiguo párroco ya murió. Alguna vez un capellán de unas carmelitas y algun sacerdote amigo pero cuando uno esta enfermo y es cuando mas necesita la ayuda sacramental y no hay forma se pasa muy mal.Cuando estoy bien no pasa nada hago el esfuerzo y voy a misa y puedo comulgar pero cuando no me tengo en pie o me operan entonces la necesidad es grande. En el hospital te la traen pero al llegar a casa te tienes que conformar con volar al sagrario y estar junto al Señor al que tanto quieres y decirle cuanto deseas recibirle y ofrecerlo todo por sus sacerdotes.
07/04/16 7:33 PM
  
JUAN
¡Qué cierto es cuanto dice!... juanestella.
07/04/16 8:18 PM
  
Martina
Es la misericordia que vivimos las rafaelas. Un poquito aquí y otro poquito allá. Granito a granito de arena hacemos playa.
Pero como iglesia si es bueno vivir la misericordia de puertas para afuera para con todos, porque está haciendo mucha falta sacar la luz de debajo de la mesa.
En vuestra parroquia tenéis luz y no la echáis en falta, pero hay mucha gente y lugares que iluminar, así que gestos y signos que muestren a Dios Misericordioso cuantos más mejor.
07/04/16 8:31 PM
  
Uno de Aragon
Lo de morir sin atención espiritual tambien pasa en los hospitales. Si pides ayuda al personal sanitario (enfermeras) para localizar al capellan, no te hacen ni caso. La familia del enfermo se tiene que buscar la vida para localizar, en caso de urgencia, al capellan de guardia. Esto lo digo por experiencia propia, me ocurrio en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza.
07/04/16 9:20 PM
  
O. V.
En todos los sitios las personas no cumplen siempre bien con su deber. Como refiere Uno de Aragón en el Hospital a Miguel Servet. Crea que siento esa desatención al paciente y su familia.
No pertenezco al Hospital, pero acudo allí con frecuencia y puedo asegurar que el busca de los capellanes de dicho hospital suena con regularidad: en muchos servicios el personal de enfermería si les avisa de que tienen enfermos para visitar o dar la comunión.
Me ha encantado el último párrafo de D. Jorge.
Gracias
07/04/16 11:17 PM
  
Emilio
Aunque ya lo he contado alguna vez, en el hospital donde me abrieron el cráneo de par en par (puedo enseñarles la cicatriz resultante, que ya ni de "raya del pelo" me servía, pues no tenía un pelo de tonto), se me presentó el capellán y me preguntó si quería la Unción de enfermos y la Comunión, a lo que yo dije que encantado, que lo estaba deseando. Y me fui al quirófano "tan contento". Yo creo que me ayudó también en el plano físico, pues ya ven que lo cuento (y han pasado varios años de esto). Así que cuando hablan los pijiprogres de retirar los capellanes de los hospitales, es que "me tiro de los pelos".
07/04/16 11:44 PM
  
María López
Me ha dado mucha pena lo que ha comentado Brillita, hay sacerdotes que dan más facilidades que otros en ese sentido, el antiguo párroco de mi madre dejaba a sus parroquianos llevar la Comunión a los enfermos que conocían del barrio, pero hay otros sacerdotes que no dejan llevar la Comunión a los seglares, la tienen que llevar ellos personalmente. La pena es que no pueda ir un seglar a tu parroquia y pedirle al sacerdote la Comunión para tí, pero me parece muy triste dejar a un enfermo sin el consuelo espiritual. Mucho año de la misericordia y luego te enteras de estas cosas y se te cae el alma a los pies.
07/04/16 11:53 PM
  
Martina
En un pueblo de Salamanca recogí en la parroquia un folleto que anunciaba la unción a enfermos y mayores. Me pareció novedoso y necesario, porque los enfermos reciben sanacion, fuerzas para llevar la enfermedad, consuelo es sus dolencias... Y los mayores reciben el sacramento con tiempo y preparación antes de operarse, o para asegurarse de recibirlo teniendo en cuenta que cuando uno enferma los allegados piensan en todo menos en los auxilios espirituales.
Creo que sería muy bueno que lo mismo que hay bautizos comunitarios, comuniones, confirmaciones, hubiera extrema unción para quienes tuvieran a bien recibirla, puesto que cuando pase el tiempo se puede recibir de nuevo si fuera preciso.
Lo pregunte a mi parroco por si acaso lo hacían y me dijo que no. Sería bueno creo yo que lo propusieran, porque es mejor atender en un acto litúrgico a todos los que lo pidieran, aunque se mantuviera también atender a quien lo solicitara particularmente por necesidad.
08/04/16 4:16 AM
  
Francisco
El articulo es espectacularmente bueno y recogen junto a los comentarios una dolorosisima realidad
08/04/16 9:54 AM
  
Desde Valencia
Viene ocurriéndome de un tiempo a esta parte: Acudo un domingo a misa a cualquier iglesia y me la encuentro cerrada, en la puerta, varias personas comentan despistadas que lo mismo el cura se ha puesto enfermo, porque en el tablón de anuncios continúa figurando el horario de costumbre.
El pasado lunes era la festividad de San Vicente Ferrer, día de precepto en esta Archidiócesis y me tocó recorrer varias iglesias porque habían suprimido las misas tempraneras, tal vez porque había una solemne en la catedral. Al final pude acudir a la de 11 en San Agustín, que continuaba como siempre.
Todo eso está muy bien para hacer ejercicio, pero no creo que sirva para atraer a la gente y menos con la que está cayendo.
08/04/16 3:34 PM
  
FC Romero
D. Jorge, un solo comentario: ¡Amén!.
08/04/16 3:41 PM
  
Lobo feroz
Cuando le den la porelatura a M. Fellay, (si se la dan) finalmente volveremos a tener sacerdotes catolicos
08/04/16 9:52 PM
  
perallis
Uno de los mejores artículos que he leído. Supongo que así es como el Señor quiere que practiquemos la Misericordia, en gestos pequeños con los de nuestro alrededor.
09/04/16 10:06 AM

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