Aforismos 24. Teología Moral III. La gracia y el pecado.

 

Los siguientes aforismos fueron tomados de un trabajo que consta de aproximadamente 16 000 aforismos que he redactado limitándome a un aproximado de 140 caracteres cada uno, en un lapso de cinco años a partir de agosto de 2011. La mayoría de ellos pertenecen al patrimonio de la Cultura Universal.  Algunos de ellos han sido recogidos de la sabiduría de los grandes pensadores de la civilización greco-latina y cristiana-católica de los últimos 2400 años de historia de la humanidad, aun cuando gran parte de ellos han sido modificados. Muchos otros constituyen una aportación personal.

La intención ha sido reducir los conceptos a muy pocas palabras y con la mayor claridad posible para hacerlos accesibles a un mayor número de personas. También incluyen el intento de expresar un mismo concepto de distintas formas.

Este vigesimocuarto bloque está dedicado a la gracia y al pecado.

  1. La encarnación del Verbo es la mayor prueba de amor que Dios ha dado a las creaturas racionales y que llenó de admiración al mismo Cristo.
  2. La raíz del mérito es la gracia santificante.
  3. Los actos humanos sobrenaturales proceden de la gracia de Dios habitual o actual.
  4. Los actos humanos sobrenaturales más perfectos y que son frutos de la gracia y los dones del Espíritu Santo son las bienaventuranzas.
  5. La gracia perfecciona la naturaleza, no la suprime sino que la perfecciona.
  6. La gracia introduce al hombre en la intimidad divina.
  7. La gracia increada es el mismo Dios.
  8. La gracia de Dios es necesaria para hacer el bien y para resistir el mal que atacamos con obras buenas.
  9. La gracia de unión hace que la naturaleza humana subsista en la persona divina del Verbo y sólo Cristo la posee.

  10. La gracia santificante jamás se infunde sola, va acompañada del cortejo riquísimo de las virtudes infusas y de los dones del Espíritu Santo.
  11. La gracia informa la esencia del alma divinizándola y elevándola al orden sobrenatural.
  12. La acción interior de la gracia no es lo mismo que la fe. La fe implica siempre un saber como elemento esencial.
  13. La fe es entrega y participación, supone el fortalecimiento de la voluntad para cambiar nuestra vida.
  14. En todo el proceso de la fe, el hombre actúa con su razón y con su voluntad libre y en todo el proceso no deja de actuar la gracia.
  15. Es una gracia saber soportar, por Dios y con paciencia, las tristezas que nos afligen injustamente.
  16. La gracia permite al hombre entrar en la intimidad divina, haciéndole partícipe de su vida intratrinitaria. Eleva al hombre y lo sana.
  17. Una creatura es más perfecta en tanto más se asemeja a Dios. Imitar a Dios nos hace mejores y nos conduce a la realización plena.
  18. Dios ordena al hombre a la gloria eterna mediante una ley ante la cual el hombre no queda indiferente.
  19. Con la Encarnación de Cristo, la naturaleza humana se inserta en la Trinidad y adquiere un lugar sobrenaturalmente superior en la creación.
  20. La virtud infusa de la fe se da de Persona a persona. Es el encuentro con el Dios personal en su palabra.
  21. La redención ha de restaurar todo lo que ha sido dañado por el pecado.
  22. La gracia de la fe incoada, es frustrable o resistible en su curso por un impedimento de la voluntad humana.
  23. La gracia de la fe siempre la inicia Dios.
  24. La fe es la primera gracia de Cristo que el hombre puede aceptar o rechazar.
  25. La gracia suficiente para obrar bien respecto a lo fácil, es general y la tienen todos los bautizados.
  26. La gracia eficaz es especial y la tienen aquellas personas a las que Dios infunde para realizar actos perfectos.
  27. La ley natural se da para que el hombre sepa qué debe hacer y qué debe evitar. Para distinguir el bien y el mal.
  28. Por la gracia se pueden salvar todos los hombres, pero hay que creer y aceptarla.
  29. Ninguna gracia anula la libertad. La persona humana es libre de aceptarla o rechazarla.
  30. El hombre necesita de la gracia para realizar su obra de perfeccionamiento como hijo de Dios y para sanar su propia naturaleza.
  31. Sólo con la gracia sanante se pueden dar las condiciones necesarias para que el hombre lleve a cabo el auténtico humanismo o cultura.
  32. El estar o no estar en gracia de Dios es cuestión de vida o muerte.
  33. El Espíritu Santo, que es gracia increada, es la causa formal inmanente de nuestra justificación.
  34. Sin la gracia, la ley sólo sirve para nuestra culpable condenación.
  35. El querer y obrar correctos del hombre se realizan en dos niveles: natural y sobrenatural, y en distintos grados de intensidad.
  36. Todo acto humano, sea natural o sobrenatural, requiere una necesaria e inmediata moción de Dios que se llama premoción física.
  37. Además de la premoción física, el hombre necesita de la gracia para todos y cada uno de sus actos sobrenaturalmente buenos.
  38. La libertad humana, herida por el pecado, para dar máxima eficacia a la ordenación a Dios ha de apoyarse necesariamente en la gracia de Dios.
  39. La voluntad fue más afectada por el pecado original que la inteligencia.
  40. El hombre caído puede con las solas fuerzas naturales hacer ciertas obras buenas moralmente, pero no todas, y expeditamente sin la gracia.
  41. El principio intrínseco remoto de donde brotan los actos sobrenaturales y meritorios, es la gracia santificante.
  42. La gracia actual es un acto fugaz y transitorio que dispone al alma para obrar o recibir algo en orden a la vida eterna.
  43. La gracia actual dispone al alma para que reciba los dones y virtudes cuando no los tiene, o para ponerlos en movimiento cuando ya los posee.
  44. La gracia actual es absolutamente necesaria para obrar sobrenaturalmente aun cuando se tengan todos los hábitos infusos.
  45. La gracia actual se requiere indispensablemente para todo acto relacionado con la salvación del alma.
  46. Aun teniendo todos los hábitos sobrenaturales que son la gracia, las virtudes y los dones, se necesita gracia actual para los actos sobrenaturales.
  47. El hombre caído no puede disponerse convenientemente a recibir la gracia con sus solas fuerzas naturales.
  48. El hombre caído no puede amar a Dios sobre todas las cosas sin el auxilio de la gracia.
  49. El hombre justo no puede perseverar largo tiempo en estado de gracia sin un auxilio especial de Dios.
  50. Dios ofrece a todos los pecadores misericordiosamente los auxilios suficientes, al menos remotamente para arrepentirse de sus pecados.
  51. Dios ofrece a todos los justos las gracias próxima o remotamente suficientes para resistir las tentaciones y cumplir los preceptos.
  52. Dios ofrece a todos los infieles paganos, las gracias próxima o remotamente suficientes para que puedan convertirse a la fe.
  53. Dios no niega jamás la gracia habitual al que hace lo posible para alcanzarla con la gracia actual.
  54. La gracia suficiente puede aceptarse o rechazarse mientras que la gracia eficaz no, porque siempre actúa eficazmente.
  55. Las gracias de Dios hacen que el hombre quiera y elija libremente lo que Dios quiere.
  56. La gracia actual defiende los hábitos infusos contra su desaparición por el pecado grave.
  57. La gracia actual fortalece contra las tentaciones, indica los peligros, amortigua las pasiones, inspira buenos pensamientos, etc.
  58. La gracia actual actúa sobre los hábitos infusos cuando ya se poseen haciéndolos crecer.
  59. La gracia habitual es la que tenemos los bautizados cuando no estamos en pecado grave y que nos hace gratos a Dios.
  60. La gracia habitual es algo real creado y recibido intrínsecamente en el alma.
  61. La fe, sin obras consiguientes, no salva.
  62. Por la fe y las obras, que la gracia produce, se consolida la ley.
  63. A la gracia suficiente que Dios nos da, si es secundada por el hombre, le siguen nuevas gracias para obrar bien.
  64. Es la gracia la que causa la buena voluntad y la buena obra.
  65. Las gracias de Dios no suprimen la libertad humana sino que la incrementan porque sanan la misma libertad.
  66. La gracia de unión hace que la naturaleza humana subsista en la Persona divina del Verbo y sólo Cristo la posee.
  67. La gracia santificante eleva la humanidad santa para obrar sobrenaturalmente.
  68. La naturaleza humana de Cristo subsiste en el Verbo en virtud de la gracia de unión y, por eso, es capaz de producir frutos divinos.
  69. La efusión de la gracia santificante en el alma de Cristo proviene del Espíritu Santo.
  70. La gracia santificante jamás se infunde sola, siempre va acompañada de las virtudes infusas y de los dones del Espíritu Santo.
  71. La gracia informa al alma divinizándola y elevándola al orden sobrenatural.
  72. Las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo nos hacen capaces de producir actos sobrenaturales y divinos.
  73. Nadie puede cumplir cabalmente los preceptos de la ley natural sin el auxilio de la gracia.
  74. En el alma justificada por la gracia inhabita la Trinidad Beatísima.
  75. Nada hay más importante que estar en gracia de Dios.
  76. Dios habita dentro del alma en gracia.
  77. El alma transformada por la gracia de Dios no pierde jamás su propia personalidad creada.
  78. Con la gracia santificante se infunden en el alma las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo.
  79. Todo cuanto hay de perfección en Cristo, nuestra Cabeza, si es comunicable, se encuentra también en sus miembros unidos a Él por la gracia.
  80. La previa moción de la gracia actual es absolutamente necesaria para poder realizar cualquier acto saludable.
  81. La gracia actual es al orden sobrenatural lo que la previa moción es al orden natural. Es absolutamente necesaria.
  82. La gracia santificante ordena al hombre inmediatamente a la unión con el último fin.
  83. Las gracias gratis dadas ordenan al hombre a algunas cosas que preparan para el último fin como por la profecía y los milagros.
  84. La gracia santificante, por ordenarnos inmediatamente a la unión con Dios, es mucho más excelente que la gracia gratis dada.
  85. Las gracias gratis dadas o carismas no son necesarias para la santificación y salvación de la persona que es su sujeto.
  86. Las gracias gratis dadas pueden recibirse incluso estando en pecado mortal y continuar permaneciendo en el pecado después de recibirlas.
  87. Las gracias gratis dadas no dependen de la santidad, pero casi siempre se reciben con la gracia santificante, las virtudes y dones.
  88. Los místicos, que poseen los dones del Espíritu Santo en un alto nivel de arraigo, reciben también muchas gracias gratis dadas.
  89. Los fenómenos extraordinarios cognoscitivos, afectivos y corporales de los místicos, tienen como causa próxima las gracias gratis dadas.
  90. Las gracias gratis dadas son denominadas carismas.
  91. La gracia santificante es el fin de los carismas que sirven para que los demás y su poseedor no pongan obstáculos a la gracia santificante.
  92. Las gracias gratis dadas o carismas van principalmente ordenadas al bien de los demás.
  93. En la vida cristiana, todo está encaminado a facilitar la adquisición y conservación de la gracia santificante que une directamente a Dios.
  94. La gracia santificante, aunque es más común y ordinaria que los carismas, es lo sumo y lo supremo porque nos une directamente a Dios.
  95. Las gracias gratis dadas están ordenadas a las gracias gratum faciens como medios al fin.
  96. La mística no es algo extraordinario como las gracias gratis dadas, porque comienza ya en el estado ascético.
  97. Todo cristiano participa, de algún modo, de la mística que comienza con el bautismo y permanece en todas las almas en gracia habitual.
  98. El desarrollo de la mística corresponde al desarrollo de la gracia santificante.
  99. El crecimiento de la gracia santificante se verifica por el incremento de las virtudes infusas, principalmente de la caridad.
  100. Todos los bautizados estamos llamados a vivir y obrar sobrenaturalmente por la gracia.
  101. La gracia de unión hace que la naturaleza humana subsista en la persona divina del Verbo.
  102. La gracia de unión es enteramente única, trascendental e incomunicable: solamente Cristo la posee.
  103. En Cristo, la gracia santificante dimana de la gracia de unión de un modo natural.
  104. Por la gracia de unión pertenece al Verbo la humanidad de Cristo, que se convierte, por lo mismo, en humanidad del verdadero Hijo de Dios.
  105. La efusión de la gracia santificante del alma de Cristo con la que produce frutos divinos se atribuye al Espíritu Santo.
  106. La preocupación casi única del alma ha de ser la de llegar a la más exquisita y constante fidelidad a la gracia.
  107. La economía de la gracia actual guarda estrecha relación con el grado de nuestra fidelidad.
  108. La gracia actual es como el aire divino que el Espíritu Santo envía a nuestras almas para hacerlas respirar y vivir en el plano sobrenatural.
  109. Eminencialmente significa el modo en que se encuentra en Dios toda la perfección del mundo creatural, sin su esencial limitación.
  110. El pecado consiste en que el hombre se convierte a la creatura y se aleja de Dios. Dios siempre busca al hombre.
  111. La curación del paralítico (Mc. 2,5) es el signo visible del perdón que es la curación invisible del pecado.
  112. No hay ninguna falta que no pueda ser perdonada por Dios. En el pecado es el hombre quien se aleja de Dios.
  113. La esencia del pecado es la conversión a la creatura y, por tanto, el alejarnos de Dios.
  114. Dios siempre ama a los pecadores y espera su conversión
  115. La conversión a Dios dura toda la vida y conlleva muchas caídas, como un niño que comienza a caminar. Hay que tener paciencia.
  116. La desesperanza es un grave mal. Siempre hay que esperar.
  117. Nuestras faltas e imperfecciones nos hacen crecer en humildad.
  118. El pecado formal proviene de una radical ignorancia de la inteligencia creada y, en el caso del hombre, sujeta al peso de la materia.
  119. La libertad cristiana consiste en no estar esclavizado al pecado. Obrar bien siempre y en todo momento para realizarnos plenamente.
  120. El ser de la persona humana es algo distinto pero participado del Ser de Dios. Nunca hay que confundir a la creatura con el creador.
  121. La felicidad es el bien que colma todas las exigencias y expectativas del hombre. La posesión de Dios en la visión intuitiva de su esencia.
  122. El hombre es el más perfecto de los animales y el más imperfecto de los seres espirituales.
  123. El hombre se inclina fácilmente a la vida de los sentidos, pero ve con dificultad y cuesta arriba la vida espiritual.
  124. La grandeza de la persona humana le viene de ser persona, hija de Dios. Su limitación le viene de ser humana y creada.
  125. El pecado es ausencia de ser donde debería haber ser.
  126. No confundir resurrección con reencarnación. Resurrección es: recuperación del propio cuerpo al que naturalmente está ordenada el alma.
  127. El pecado original no sólo ha despojado al hombre de su vida sobrenatural, sino que lo ha herido también en su misma naturaleza.
  128. El pecado original consistió en el abuso de la libertad que hizo que se erigieran contra Dios, anhelando constituir su fin fuera de Dios.
  129. Con el pecado, el hombre rechaza el don de la felicidad y de la vida plena.
  130. El pecado lleva consigo una cierta característica diabólica.
  131. El primer pecado es el pecado del hombre, creado por Dios varón y mujer, y por ser de los progenitores es hereditario.
  132. El pecado es la no semejanza con Dios, y es muy dramática y dolorosa.
  133. El pecado es ofensa a Dios porque ofende la donación que pertenece al designio eterno de Dios en su relación con el hombre.
  134. La fatiga y el dolor son consecuencias del primer pecado de los hombres.
  135. La Redención debe restaurar TODO lo que ha sido dañado por el pecado. Todo el universo es transformado y glorificado.
  136. La salvación humana no se limita al alma humana, sino al ser personal humano: cuerpo y alma espiritual.
  137. El misterio humano sólo se resuelve en Cristo.
  138. Todo, excepto el mal, es apto para constituirse en elemento de la salvación.
  139. El hombre, por el pecado original, necesita el auxilio de la gracia que cure su naturaleza herida.
  140. Todo, menos el mal, es elevado y sanado por la gracia.
  141. La gracia se armoniza con la naturaleza sin violentarla, completando su bondad y sanando sus imperfecciones.
  142. Somos una naturaleza enferma y desahuciada cuya única esperanza real es Cristo.
  143. El carácter dinámico de la naturaleza aparece, como una consecuencia del orden establecido por Dios.
  144. La naturaleza es la manifestación del orden con que Dios conduce las cosas a sus fines propios y hacia Sí mismo como su último fin.
  145. Entre lo natural y lo sobrenatural, la distancia es infinita. No hay proporción alguna.
  146. Sin la gracia divina, el hombre no puede merecer absolutamente nada en el orden sobrenatural.
  147. Que el hombre sea movido por Dios, no quita que se mueva también a sí mismo en virtud de su libre albedrío.
  148. La persona humana está llamada a obrar sobrenaturalmente por la gracia divina.
  149. La premoción y la gracia no anulan la libertad humana. Dios no es causa de la frustración del hombre.
  150. El uso y disfrute de las cosas terrenas está naturalmente subordinado y condicionado a la consecución de la felicidad eterna.
  151. Ninguna naturaleza creada se basta para producir un acto que merezca la vida eterna, a menos que se añada la gracia.
  152. Ningún hombre en pecado puede merecer la vida eterna mientras no se reconcilie con Dios y sea borrado su pecado por obra de la gracia.
  153. El pecado es el mal más profundo, que alcanza al hombre en lo más íntimo de su personalidad.
  154. La felicidad del hombre sólo tiene sentido por y en la glorificación de Dios, es decir, en el reconocimiento de su grandeza y su bondad.
  155. Ni siquiera las virtudes nos dan la felicidad perfecta como lo propusieron los estoicos y Aristóteles. Sólo Dios da la felicidad perfecta.
  156. La persona humana no puede glorificar formalmente y plenamente a Dios si no logra, a la vez, su máxima perfección ontológica.
  157. Las personas que se rehusaron a dar gloria formal a Dios, han de darle gloria objetiva en su pena sin fin.
  158. Hay que confiar en el Espíritu Santo, pero ser responsables de nuestros actos. Dios no anula la libertad ni la responsabilidad humana.
  159. Se percibe una confianza en Dios que anula la responsabilidad humana sobre lo que ahora sucede en el mundo.
  160. Esta generación ha repudiado a Dios. Y piensa que Dios está obligado a anular la responsabilidad y las consecuencias de sus actos.
  161. La lucha que libramos constantemente contra el pecado no pertenece al orden natural, sino al sobrenatural.
  162. La persona humana no puede alcanzar naturalmente todo lo que se requiere para su felicidad perfecta, requiere de lo sobrenatural.
  163. La conversión de un pecador a una gran perfección agrada más a Dios y le glorifica más que la conversión de muchos a una vida tibia.
  164. La persona humana debe intentar, en primer lugar, la gloria de Dios, y su felicidad debe centrarse en la glorificación de Dios.
  165. Aunque nuestro conocimiento y amor a Dios sea imperfecto, hay que ofrecérselo, porque así nos acercamos a glorificarlo plenamente.
  166. El Último Fin es necesario porque el proceso al infinito de seres imperfectos es absurdo.
  167. Dentro de los seres corpóreos sólo la persona humana es capaz de glorificar libremente, o sea formalmente a Dios.
  168. La persona humana ha de hacer retornar a Dios la glorificación de todo el universo que salió de Dios.
  169. La persona, por ser espiritual, es creada por Dios para glorificarle formalmente, o sea consciente y libremente.
  170. La persona humana no puede alcanzar su plenitud o perfección si no es por el conocimiento y amor de Dios.
  171. El ser humano es capaz de descubrir que existe un ser personal perfecto y autor de todo el universo: Dios.
  172. El ser de la persona creada es participación del ser de su Creador, por eso naturalmente es mayor el amor a Dios que el amor propio.
  173. Las personas que se encuentran al margen del conocimiento de Dios, no por ello quedan al margen del orden moral.
  174. Sólo cuando la persona humana alcanza a Dios, logra necesariamente su propio bien y perfección plena.
  175. El fin de Dios y el fin del hombre se identifican y por eso no es posible separarlos.
  176. Una cosa es confiar en Dios y otra muy distinta tentar a Dios.
  177. La fidelidad, en general, es la lealtad, la cumplida adhesión, la observancia exacta de la fe que uno debe a otro.
  178. La fidelidad al Espíritu Santo es la docilidad en seguir las inspiraciones del Espíritu Santo en cualquier forma que se nos manifiesten.
  179. El problema fundamental de la vida cristiana es el de la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo para avanzar en perfección.
  180. El Espíritu Santo exige fidelidad a sus mociones, so pena de suspender o aminorar su acción con peligro de perder la salvación eterna.
  181. Hay que ser fieles/dóciles en seguir las inspiraciones del Espíritu Santo en cualquier forma que se nos manifiesten.
  182. El pecador recibe impulsos divinos a la conversión.
  183. El justo, en cuya alma habita el Espíritu Santo, recibe impulsos divinos a cada momento.
  184. El problema fundamental de la vida cristiana es el de la absoluta necesidad de fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
  185. En el cielo veremos cómo las santidades frustradas se malograron por una serie de infidelidades al Espíritu Santo veniales, pero voluntarias.
  186. La fidelidad a la gracia es absolutamente necesaria e indispensable para progresar en los caminos de la unión con Dios.
  187. El alma y un buen director espiritual no deben tener más obsesión que la de llegar a una continua, amorosa y exquisita fidelidad a la gracia.
  188. Resulta utilísimo realizar seriamente por algún tiempo la prueba de no negar al Espíritu Santo nada que claramente se vea que nos pide.
  189. La inspiración del Espíritu Santo es al acto de virtud, lo que la tentación es al acto de pecado.
  190. Por un simple escalón desciende el hombre al pecado: tentación, delectación y consentimiento.
  191. Atención, discreción y docilidad son tres cosas necesarias para la perfecta fidelidad a la gracia.
  192. Los pecados que consisten en enseñar cosas que directa o indirectamente van contra la doctrina son contra el Espíritu Santo.
  193. Entre los pecados más graves está el enseñar o permitir que se enseñen cosas que directa o indirectamente van contra la doctrina verdadera.
  194. El primer pecado del hombre en el paraíso fue querer determinar el bien y el mal por su propia iniciativa y al margen de Dios.
  195. El pecado es una transgresión voluntaria de la Ley de Dios. Su elemento material es la conversión a las creaturas y el formal alejarse de Dios.
  196. El pecado supone siempre una ignorancia y un error inicial de cambiar el Bien Absoluto por el goce pasajero de un bien finito y particular.
  197. El pecado requiere tres condiciones: materia prohibida grave o leve, advertencia y consentimiento voluntario.
  198. El pecado puede ser venial o mortal.
  199. Es muy importante en la vida cristiana evitar los pecados veniales, por pequeños que sean, porque predisponen al alma al pecado mortal.
  200. El pecado mortal supone una verdadera aversión o alejamiento de Dios.
  201. El pecado mortal es el mayor y único mal verdadero que puede tener el hombre. Es el infierno en potencia.
  202. Para que haya pecado mortal se requiere la materia grave (aunque sea subjetivamente), la plena advertencia y el pleno consentimiento.
  203. Materia prohibida es todo aquello que se opone a la ley natural establecida por Dios para que haya justicia, paz (bien común).
  204. Con el pecado mortal se pierde la gracia santificante, las virtudes infusas, los dones, la inhabitación de Dios y todos los méritos pasados.
  205. En el pecado mortal, el pecador se da cuenta de que su acción gravemente ilícita, le aleja de Dios y, a pesar de eso, realiza la acción.
  206. En todo pecado hay una verdadera ofensa a Dios implícita o explícita.
  207. Todo pecado ofende a Dios porque es un quebranto voluntario a la ley o al orden divino.
  208. El pecado es un desorden; es una tergiversación del orden de amores. Porque siendo Dios nuestro bien, lo cambiamos por otras cosas.
  209. Todo pecado mortal ofende a Dios porque consiste en preferir a una creatura y anteponerla a Dios.
  210. Todo pecado mortal ofende a Dios porque el pecador prefiere un bien perecedero en lugar del Bien Infinito.
  211. Todo pecado ofende a Dios porque la persona trata de sustraerse a su supremo dominio. Aunque en vano porque incide en la Justicia divina.
  212. El pecado ofende a Dios porque es una ingratitud para con Dios.
  213. Cuando la advertencia de pecado es imperfecta, por lo general el consentimiento también es imperfecto y no hay pecado mortal.
  214. El pecado mortal nos hace perder la gracia habitual, caridad, dones, presencia de Dios, méritos, la paz y nos hace reatos de pena eterna.
  215. La caridad puede enfriarse con una vida tibia y relajada que dispone al alma al pecado mortal, con el cual se destruye totalmente.
  216. El pecado mortal destruye todos los hábitos infusos excepto la fe y la esperanza, que quedan en el alma informes.
  217. Nadie, excepto Dios, puede mover inmediatamente la voluntad de alguien. Y Dios siempre mueve al bien.
  218. No hay pecado tan grande que no pueda ser perdonado por Dios si el pecador se arrepiente. Dios nunca rechaza; el hombre rechaza a Dios.
  219. Con el simple hecho de admitir algo que va contra la ley divina se comete pecado, aunque no haya intención de ofender a Dios.
  220. En todo pecado hay una ofensa a Dios, implícita o explícita.
  221. Lo que hace posible el pecado es la imperfección de la inteligencia humana que confunde el bien y prefiere un bien caduco al Bien Absoluto.
  222. El pecado supone siempre una gran ignorancia y un grave error inicial al cambiar el Bien Absoluto por algo perecedero.
  223. El bien sobrenatural de uno vale infinitamente más que el bien natural de toda la creación.
  224. La causa eficiente universal del pecado es el egoísmo o amor desordenado hacia uno mismo.
  225. Antes de una tentación hay que vigilar y orar, durante la tentación hay que resistir con energía y después dar gracias o arrepentirse.
  226. Los pecados capitales son aquellos que, pudiendo ser graves o no, son cabeza de otros pecados.
  227. Los pecados especiales son: los internos, los capitales, los que claman al cielo y los que son contra el Espíritu Santo.
  228. Dios no es causa directa ni indirecta del pecado, pero permite el pecado para sacar mayores bienes.
  229. La impenitencia deliberada es el peor pecado contra el Espíritu Santo y consiste en no arrepentirse jamás de los pecados. Rechazar a Dios.
  230. Presentar la fe cristiana como falsa o dudosa es un pecado contra el Espíritu Santo.
  231. La envidia del provecho espiritual del prójimo (santificación) es un pecado contra el Espíritu Santo; es el pecado de Satanás.
  232. Oprimir a viudas, pobres o huérfanos, así como defraudar al asalariado, son pecados que claman al cielo.
  233. Los pecados que claman al cielo exigen castigo ejemplar.
  234. En el pecado hay advertencia perfecta e imperfecta y consentimiento perfecto e imperfecto.
  235. Dios es el único Ser que puede mover intrínsecamente la voluntad humana y siempre la mueve al bien.
  236. Dios no es causa del pecado.
  237. El pecado grave puede darse aun sin que haya voluntad de ofender a Dios.
  238. El proyecto más importante de nuestra vida es alcanzar la santidad.
  239. Todo pecado nos aleja de Dios y nos esclaviza a las creaturas.
  240. La mayor parte de los actos humanos son imperfectos, lo cual no significa que sean pecaminosos.
  241. Frente al pecado hay que tener paciencia y humildad. Nunca desesperar y nunca dejar de orar y en las caídas orar más.
  242. En el pecado es el hombre el que da la espalda a Dios. Pero Dios sigue amando y buscando al hombre.
  243. Nunca hay que dejar de orar. Y menos cuando estamos en pecado.
  244. No es lo mismo pecado que vicio. El vicio es el hábito de pecar.
  245. El vicio se adquiere con la repetición de actos pecaminosos.
  246. Los elementos del pecado son: la conversión a las creaturas y el alejamiento de Dios.
  247. En todo pecado hay un goce ilícito de algo creado. Ese goce va contra la ley divina, contra el orden establecido por Dios.
  248. En los pecados satánicos no se busca primero el goce ilícito, sino que lo que se busca primero es la ofensa a Dios.
  249. El pecado se debe a la defectibilidad y la limitación de la razón humana y al placer que proporcionan los bienes pasajeros.
  250. En el pecado, el entendimiento ofuscado por las pasiones incurre en el fatal error de confundir un bien aparente con un bien real.
  251. El arrepentimiento y el dolor por los pecados cometidos es el efecto de la gracia y de una conciencia viva.
  252. La indolencia es signo de muerte.
  253. La conversión a Dios es un proceso que dura toda la vida.
  254. Los dolores y gozos del alma son más fuertes que los del cuerpo. Con todo hay quienes se empeñan en negar la existencia del alma.

1 comentario

  
Jose Luis Martinicorena
Addmirado señor: leer su escrito "de corrido" me sirve de poco. Asi que cada día meditaré unos minutos cada uno de los aforismos. Pero ¿Ha pensado vd. en publicar un librito con todo esto? Sería maravilloso.. . y si a la vuelta de cada página hubiese un comentario de calidad . Lectura y meditación para todo el año.
Muy agradecido le saluda J.L.M.

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Muchasgracias.
Ya está el libro.
Saludos fraternos.
10/08/16 1:43 PM

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