La demolición de Occidente: "anti-filosofía de la nada"

 

Después de la demolición del pensamiento que nos ha dejado la modernidad y la posmodernidad agnósticas, ahora ya no tiene sentido hablar de ser porque la lógica del absurdo ha llegado a sus más lógicas, congruentes y devastadoras conclusiones. Tal es el caso de los sofistas del siglo XX[1] que han sido los grandes promotores de la nada; del vacío que repugna al propio acto de ser. Esto no ha sido más que el fundamento de la descomposición de Occidente que bajo la insistente bandera de los “derechos humanos”, del “amor”, de la “solidaridad”, de la “tolerancia”, de la “inclusión”, del “diálogo”, “de la casuística gnoseológica y moral” que busca ser superada en el consenso y la estadística, etc., no han estado haciendo más que promover el odio, la confusión, la división, el error y muchas otras destrucciones en cuanto tienen como punto de partida la  negación del ser.

Suena hasta trillado mencionar que tiene siglos que sofistas como Guillermo de Ockham, René Descartes y los empiristas ingleses seguidos por Kant, Hegel y sus sucesores hasta la actualidad, pusieron en tela de juicio las capacidades cognoscitivas más elementales del hombre mediante cuestionamientos que absurdamente y contradictoriamente suponen necesariamente el conocimiento del ser. Y es que resulta aberrante por cuanto tiene de estúpido cualquier cuestionamiento que no acepta que el saber originario es el ser, puesto que ya santo Tomás de Aquino desde el siglo XIII había dejado claro que el acto de ser es lo más perfecto en todo porque es evidente que se compara con todos los entes como acto común y nada tiene actualidad sino en cuanto existe (es), por lo que el mismo ser es la actualidad de todos los entes, incluso de las mismas formas.[2]

Pero hoy todo esto ya no tiene sentido porque la absolutización de la experiencia ha terminado por perder el valor ontológico de las mismas cosas singulares. El hombre del siglo XXI ha aprendido a vivir sin considerar el ser de los entes, es decir, a vivir sin la filosofía reduciendo todo a experiencias, a opiniones y a estadísticas sobre esas experiencias.

En efecto, la ideología empirista radical del presente siglo es la antítesis de la filosofía porque ha desterrado el ser sin el cual el pensamiento es imposible y es así que el singular sensible se ha disuelto en la nada.

Bajo la perspectiva fenomenológica empirista, acerca del singular únicamente tenemos fenómenos o hechos instantáneos, con lo que los entes singulares se esfuman en la experiencia sensible. Si observamos la trayectoria que va desde Ockham hasta Wittgenstein y luego a los demás nominalistas del siglo XX y lo que va del siglo XXI, todos tienen el mismo denominador común que consiste en que ante el pensamiento únicamente hay singulares que prescinden de la realidad en cuanto se independizan de lo real.

 Por eso ya decía Descartes en el siglo XVII que el pensamiento sólo puede alcanzarse a sí mismo o estar cierto de sí mismo. Ya tiene siglos que las ideologías emancipadas de la filosofía no han podido superar el hecho de que el mundo exterior e interior se ha convertido en imposible de acceder porque, según ellos, el mismo pensamiento “pone” lo otro sin salir de sí mismo tal y como lo ha impuesto dogmáticamente Kant.

Para Kant, los objetos metafísicos son cuando mucho una función lógica de la razón que cumple el sujeto trascendental. De este modo, la realidad acaba siendo concepto que se piensa y que se pone a sí mismo o como lo ha propuesto Hegel. La conciencia se hace lo otro poniéndose como objeto de sí misma en una dinámica en la que el ser y nada únicamente pueden ser reales en la síntesis de opuestos. Hegel, a la manera de los gnósticos antiguos promotores del eterno retorno, afirma dogmáticamente que la circularidad completa resuelve y disuelve lo real, de lo cual se deduce que con esto se disuelve a Dios en una perpetua aniquilación.

Todo esto fue lo que llevó a Nietzsche a proclamar la “muerte de Dios”[3] y de ahí a Foucault y de todos los autores llamados postmodernos que no han hecho más que promover el vacío que constituye la nada.

Después de siglos de sostener un pensamiento separado del ser, lo único que ha quedado como real es lo sensible y lo cuantitativo (la estadística) vaciado de sí mismo en un sensualismo absoluto en el que se implica a la vez un materialismo radical en donde la materia es pensamiento pensado dialécticamente identificado con la misma materia. Pero en esta dinámica en realidad no hay modo de acceder al mundo sensible más que mediante la verificación empírica que supone un materialismo o un positivismo radical que nos engaña en cuanto nos vacía de lo que es la realidad y nos conduce a la nada.

Así fue como se llegó con Heidegger a la conclusión de que “el ser del ser es la nada”, “ser de la Nada y nada del Ser”: “la Nada al principio y nada al fin”[4]. Un “logos” sin verdad del ser como fruto podrido de la modernidad en la que a la falta de conocimiento del ser, sólo ha quedado la hermenéutica que consiste en interpretaciones vacías, relativas que impiden hablar del ser y que por lo mismo constituyen el relativismo y el nihilismo más radical.[5] Nada de ser, nada de filosofía, sólo una hermenéutica estadística de la nada de nada. Estadísticas manipuladas a los intereses de los encuestadores que en un subjetivismo voluntarista radical pueden falsear los resultados a lo que les conviene. Un mundo de opiniones sin fin (opinionitis) y de “verdades consensuadas” o arbitrariamente impuestas por  las “mayorías” o por quienes tienen el poder. Es de este modo como la negación del pensamiento y con éste del ser ha conducido a Occidente a la cloaca en que nos encontramos. Una cloaca que ha desembocado en la confusión, en la devastación ambiental y humana y en la nada.

O volvemos al Ser, o nos disolvemos en la nada.



[1] Cfr. Derrida, Deleuze, Baudrillard, Vattimo, etc.

[2] Cfr. Aquino, Tomás de. S.Th., I, q.4, a.1, ad. 3.

[3] Cfr. Nietzshe, F. Genése et structure de la Phénoménologie de l´Espirit, 592 pp. Paris, 1946.

[4] La filosofía, oggi, 4ª ed., vol. II, p. 283-284, Opere complete, vols. 6-7, Maxorati, Milano, 1963. Apud. Caturelli, Alberto, La Iglesia Católica y las Catacumbas de Hoy. Ed. Gladius, Buenos Aires, 2006, p.117.

[5] Cfr. Gianni Vattimo, Más allá de la interpretación, p. 50-51, trad. De P. Araón Rincón, Paidós Ibérica, Barcelona, 19. Apud. Caturelli, Alberto, op. cit., p. 117.

12 comentarios

  
Palas Atenea
Curioso. Estoy leyendo el libro de Rémi Brague "Moderadamente moderno" y dice lo mismo: "El siglo XIX fue el siglo de la batalla entre el bien y el mal; el XX entre la verdad y la mentira; el XXI lo es entre el ser y la nada". Es decir, hemos tocado fondo y estamos ya ante una tesis nihilista que puede llevarnos a la más absoluta falta de sentido y, por lo tanto, el hombre puede negar el ser. Es una forma posible, aunque nunca imaginada, de destrucción para dar paso a no se sabe qué. Los filósofos de la Ilustración no previeron a dónde nos iban a llevar sus elucubraciones, el único que lo predijo y lo buscó deliberadamente fue Nietzsche, pero, como todos sabemos, murió loco.
30/05/16 9:26 PM
  
Karkax
Y ante esto, ¿Qué más se puede hacer aparte de predicar y seguir a Jesús? La manipulación y el lavado mental es de tal grado que no sé que solución se le puede dar a esta situación. La pregunta va en serio por cierto.
30/05/16 10:46 PM
  
Isabel D.
No sabe cuánto agradezco su resumen filosófico.
No hace mucho me invitaban a prescindir de la causalidad y acogerme exclusivamente a "lo que funciona". Y como lo que "funciona", ofrecían movimiento, emociones, diversión... No digo que eso esté mal,
pero ¿cómo puede ser feliz el hombre si se le niega la posibilidad de conocer?
Y ¿con qué aurtoridad pueden hablar si te dicen que no existe la verdad? ¿Qué verdad? Si la verdad no existe ¿por qué tengo que hacer cado a una opinión basada en el pragmatismo y culturas orientales, por puro pragmatismo?
30/05/16 11:47 PM
  
Tulkas
Yo sugeriría que beatificaran a Parménides, o al menos que lo nombraran cardenal, como hicieron con esos pseudoteólogos de Lubac y von Balthasar.

Celebramos el 2400 aniversario del Estagirita. Nada mejor que los comentarios ee santo Tomás a la metafísica.
31/05/16 12:49 AM
  
Ricardo D.Díaz
Excelente
31/05/16 2:01 AM
  
antonio
Lo tremendo y grave, como ha advertido San Pio X, en la Pascendi, después de intentar por todos los medios,disuadirlos,como San Juan Pablo II, en su deber de Pastor supremo, escribe la Veritatis Splendor, se han incorporado hasta hoy, y en todos los niveles, como virus en las venas de la Iglesia, contribuyen y como!!!!a destruir la misma desde adentro, con total falta de humidad, salvando sus intenciones, los peores enemigos de la Iglesia,resumen de todas las herejias de todos los tiempos, pensando que hacen bien destruyen la Fe, y o evidemente se cae en la locura, y las vocaciones se pierden, con odio a la Escolastica, llenos de Sofismas-
Quiero mandar un mensaje positivo a los jóvenes, mirar,en el google,Juventud Católica Francesa, cansada de la vulgaridad del modernismo, y de ateismo, formadas en sus casas, amantes de la liturgia tradicional, son muchisimos,VER,desde los 16 a los treinta años!!!!!!


Que Dios lo bendiga y bendiga a la Iglesia.
31/05/16 3:27 PM
  
Daniel M.
Curiosamente, pensar acerca de esto fue lo que me trajo a la Iglesia hace ya 9 años. Solía ser ateo, luego agnóstico, pero al adentrarme más en ese mundo, me di cuenta de que sería necesario configurar mi cerebro para pensar que simplemente somos un montón de átomos en constante interacción, y que nuestros pensamientos, sentimientos y recuerdos, son solamente impulsos eléctricos en nuestro cerebro. Me negaba rotundamente a creer esto, pues, de ser así, la vida no tendría sentido y todo esto sería como una ilusión, que cuando acabe será como una llama que se esfuma y todo deja de ser.

¿Pero cómo puede la vida dejar de ser? Es algo imposible de entender, puesto que nosotros, desde que tenemos conciencia, no conocemos otra cosa que no sea "ser". Dormimos, sí, pero sólo nos damos cuenta de que estábamos dormidos luego de despertarnos, por lo cual no logro entender a los que piensan que la muerte es como "un largo sueño". ¿Cómo puedes juzgar si algo es largo o corto si nunca acaba? Es absurdo. Por esa razón mi primer pensamiento que me acercó a Dios fue aceptar que tenemos un alma inmortal, y que en realidad la vida nunca acaba.

Gracias a Dios que, aun siendo yo agnóstico, me atreví a invocar a su santo Nombre y a pedirle ayuda (tenía muchos problemas en aquél tiempo y sentía que estaba sin salida), y Él iluminó mi pensamiento y, poco a poco, me trajo a su Iglesia.


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Daniel:
Muchas gracias por tu comentario y por tu testimonio.
Saludos fraternos:
Manuel Ocampo Ponce.
31/05/16 5:25 PM
  
María Estela
Sería posible una notita más entendible para mí, de lo que dice su artículo? sólo algo. Si no es posible pues no; comprenderé que esto es para estudiosos. Gracias.


María Estela:
En resumen: La situación tan destructiva que tenemos hoy se debe a las ideas de pensadores que conducen al hombre hacia la nada.
Saludos fraternos:
Manuel Ocampo Ponce.
31/05/16 11:07 PM
  
adda. De la Hoz
Siento que todos esos filósofos (y dígame si me equivoco) como Kant, Hegel, Descartes por nombrar algunos, diría que han perdido su esencia de la realidad de la vida. Me encantó la frase que dijo Sto. Tomás de Aquino (sic) nada tiene actualidad en cuanto existe (es) por que el mismo ser es la actualidad de todos los entes, incluso de las misma formas. Gracias por compartir su sabiduría.
01/06/16 2:14 AM
  
Daniel M.
María Estela:

Sin ánimo de sonar como un soberbio, puesto que no soy licenciado en teología, ni en filosofía, ni antropología - ni ninguna otra -ía, a menos que contemos "ingeniería" (pero yo no la cuento) - te doy mi humilde interpretación:

Todo se trata acerca del abismo que separa la antropología moderna (o "anti-antropología"?) de la antropología cristiana. La primera, ve al hombre como un número más, una gota en el infinito océano de la historia que se realiza inmanentemente o, como cantan los de Pink Floyd, "otro ladrillo en la pared"; es decir, no le dan importancia a la identidad del ser humano, a su esencia, a su "ser". La antropología cristiana, en el otro extremo, exalta la individualidad del hombre haciendo ver que Dios tiene una relación personal con cada uno de nosotros (por imposible que pueda sonar) y tiene también un plan para cada uno de sus hijos.

Para la antropología del mundo, el hombre sufre por causas externas:

- Para el marxismo, el hombre sufre porque no es dueño de su trabajo, es decir, hay un patrón (el capitalista) que le quita el fruto de su trabajo, haciéndolo sufrir, por lo que hace falta una "revolución" para devolverle el trabajo a los trabajadores

- Para el feminismo, el hombre es el que ha convertido al mundo en una sociedad patriarcal, dejando a la mujer en la cocina, cuidando a los hijos, etc., por lo que hace falta "liberarse" del poderío del hombre a través del aborto, las pastillas anticonceptivas, los vientres de alquiler...

- Para los que creen en la ideología del género, lo que hace sufrir al ser humano es este "invento" (según ellos) de que hay dos sexos, y que esa idea existente de que si uno nace hombre debe morir hombre (ídem para la mujer) es lo que nos hace sufrir. Para solucionar esto hay que derribar esa barrera "ficticia" y simplemente "darse cuenta" de que hay infinidad de "géneros", de los cuales uno puede escoger el que uno más le apetezca, sin rollos.

¿Que todos piensan algo distinto? Claro, si es que ninguno conoce la Verdad revelada. Además, se rehúsan a ver las cosas por lo que son, dejándose llevar por lo que ellos "creen que debería ser" (e.g. el sexo, que es algo dado por la biología, y el "género" que es algo autoimpuesto), y cuando digo "ellos" me refiero a una minoría ruidosa que a la final termina imponiendo su voluntad por encima del bien común.

Sin embargo, todo esto que ellos plantean no se hace para ayudar a la "persona" en sí misma, sino para hacer que la historia fluya hacia su "perfección" inmanente. Es decir, lo hará a costa de las personas que se opongan, y hasta de las mismas personas que pretenden "liberar". A esto se refiere el Sr. Ocampo con que se le ha dado muerte al "ser", pues para el mundo actual tú no eres nadie, por lo tanto, eres libre de ser lo que quieras (lo primero es la condición para lo segundo). Entonces ¿qué sentido tiene la filosofía si el hombre no es nadie?

En el caso de la antropología cristiana, sabemos que el hombre sufre por el miedo que tiene de la muerte (Hb 2, 15), así que nuestro sufrimiento no viene de lo externo, sino de lo interno, provocado por el pecado.

Espero no haber metido la pata con mi "explicación". Saludos.
01/06/16 3:05 PM
  
Enrique
Disolvamonos en la nada.
01/06/16 7:33 PM
  
María Estela
Daniel M. muchísimas gracias, sí entendí.
Y gracias también al Sr. Manuel Ocampo., que también le entendí.
Saludos!
01/06/16 10:34 PM

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