Una Iglesia de mitos es una Iglesia utópica.

 

La interpretación del mito y la Palabra es un tema que ha estado produciendo funestas consecuencias en la Iglesia católica. Y es que si para interpretar la Palabra partimos del realismo metafísico, el mito en relación con la Revelación queda como la distinción entre la forma de expresión mítica y su significado que es lo revelado como algo objetivo y que hay que desvelar. Pero cuando intentamos comprender la Sagrada Escritura partiendo del método fenomenológico existencialista y del marxismo, la Palabra acaba siendo algo mitológico, sin valor objetivo tal como lo ha venido proponiendo desde hace décadas el racionalismo. El método fenomenológico existencialista corrompe el texto revelado entendiéndolo como algo meramente intersubjetivo.

En efecto, cuando la fenomenología existencialista no pasa del fenómeno al fundamento (tal y como San Juan Pablo II lo explica en la Encíclica Fides et ratio)  y se aplica a la Sagrada Escritura, descompone el texto revelado bajo la fachada de una interpretación objetiva que se reviste de erudición pero que es extremadamente mundana. Lo más grave de todo esto, es que si partimos de que el mito es algo que subjetivamente se hace objetivo, la Virginidad de María, la Transfiguración, la Ascensión, etc., quedan como algo “objetivo” pero que en realidad no sucedió como nos lo ha presentado la Iglesia durante dos mil años. La Resurrección, la Ascensión, Pentecostés… quedan como actos puramente interiores de los apóstoles y de los escritores sagrados que se limitaron a exteriorizar por medio de un lenguaje que objetiva una vivencia interior. El subjetivismo fenomenológico existencialista, bajo la apariencia de ciencia escriturística interdisciplinaria y refinada, trata de esconder el subjetivismo relativista que vacía el contenido de misterio de la Palabra revelada.

Según esta perspectiva historicista y relativista de la realidad, se desmitifica el Evangelio. La fenomenología existencialista vuelve a promover los prejuicios positivistas contra el milagro, la Virginidad de María y contra todas las verdades de la Sagrada Escritura. El problema más grave es que dentro de la misma jerarquía y entre los intelectuales católicos, hay muchos que están intentando acabar con todo lo que la Iglesia había custodiado durante dos mil años.

Si avanzamos un poco más en las consecuencias de estos planteamientos, encontramos personajes que afirman que la Iglesia es únicamente una realidad provisional, algo que no está hecho todavía y que se va haciendo sin lograr un fin en la línea del tiempo. El progreso humano se confunde con el “progreso social” entendido como el “Reino de Dios”. Hay quienes han llegado a afirmar que la Revelación y el ideal evangélico, es simplemente utópico porque desde la perspectiva fenomenológica, el ideal del Evangelio no puede realizarse en el tiempo y todo lo que trasciende al tiempo histórico es irreal y por lo mismo utópico. Aquí habría que preguntarse ¿qué sentido tiene entonces que Cristo se dirigiera al hombre si no existe la posibilidad de que todo lo que nos anuncia en el Evangelio se realice?

Otra consecuencia es que para este profetismo intramundano, interpretar significa praxis, hacer cosas, producir acontecimientos. La interpretación surge de una praxis que se orienta a otra praxis. No hay contemplación de una teoría sobre la praxis; no hay ortodoxia sino orto-praxis, por eso no hay adhesión a los dogmas del Magisterio de la Iglesia ni a las enseñanzas filosóficas, teológicas y morales que la Iglesia ha promovido durante siglos, sino su adaptación a lo que emerge de una praxis que consiste en el análisis de la realidad, de las situaciones y de los contextos. Bajo esta perspectiva, los signos de los tiempos nos han de conducir hacia una praxis transformadora de la realidad. El pecado personal no tiene sentido porque se hace colectivo y social. Lo que la Iglesia había enseñado como misión salvífica de los hombres para que alcanzaran la vida eterna, se convierte en un proceso de “liberación” social para conducirnos hacia una nueva sociedad.

Esta visión racionalista del Evangelio es muy dañina porque niega en el fondo que Cristo haya redimido a los hombres del pecado rescatándolos del poder del demonio. Niega que la redención sea el perdón de los pecados de cada uno de los hombres del que se sigue la redención de todos porque para el racionalismo existencialista la salvación resulta ser impersonal y colectiva.

Este espíritu provisional, exige cambios de estructuras porque la Iglesia es entendida como una perpetua búsqueda temporal. Por eso no puede mantenerse la estructura que la Iglesia tiene desde Pentecostés y hay que modificar sus estructuras superando la idea de que la Iglesia pueda ser una estructura de poder. Es necesario cambiar esencialmente las estructuras de la Iglesia tales como su constitución jerárquica, el primado del Papa, la infalibilidad, el carácter irreformable de sus definiciones, etc., porque todas estas estructuras son vistas como estructuras de poder opresor que impiden los cambios de estructuras que se requieren.

Mediante distintos hechos y documentos, aunque con cierta ambigüedad hoy podemos ver un proceso de desinstitucionalización de la Iglesia a la par de la desmitificación del Evangelio. Y es que la “nueva Iglesia”, se enfrenta así a la Iglesia institución. Por eso vemos toda clase de hechos que demuestran que para esta “nueva Iglesia” es necesario proceder a reemplazar a las autoridades visibles que en el ámbito de lo civil los socialistas han denominado jerarquías paralelas.

Y es que lo que esta lógica expresa es una eclesiología de base que establece un estado de asamblea que manifiesta la comunidad, produciendo una democratización de la Iglesia en la que el obispo puede pasar a ser un símbolo, los sacerdotes no se distingan de los seglares y en la que desaparezcan los Seminarios. Por eso no es raro percatarse que bajo esta perspectiva se requiere cambiar el modo de nombrar obispos además de que las Encíclicas y demás documentos oficiales no pueden tener carácter obligatorio mientras no sean consultadas por un sufragio universal.

Por todo lo anterior, el hecho de que se promueva que una Exhortación no forma parte del Magisterio Ordinario, o que refleja opiniones, etc., es lo que más conviene a esta forma de pensar; porque con esas declaraciones, se avanza en el proceso de demolición de la Iglesia opresora anterior.

Como hemos visto, bajo esta perspectiva, todos los temas pasan a ser sujetos a consulta como la infidelidad, el adulterio, el incesto, la homosexualidad que dejan de ser pecados si por votación se decide que no lo son. En este caso, el Papa queda como un simple transcriptor que expresa la opinión mayoritaria al escribir una Exhortación, una Encíclica o cualquier documento que exprese que no son pecados sino resultados de frustraciones, pasiones, problemas, incomprensiones y toda clase de circunstancias. Es de este modo como la praxis acaba con la moral y continúa con la demolición de la Iglesia jerárquica. Se trata del “sentido de la tierra” que se refiere al nuevo absoluto que es el mismo hombre.

Lo que importan son las situaciones concretas a la manera de la moral de situación propuesta por Jean Paul Sartre que acaba con la Ética porque de cada situación irrepetible surge un obrar ético distinto y relativo. No hay orden metafísico ni ley natural que regule los actos libres y por eso no se puede hablar de pecado o de virtud sino de distintas situaciones que acaban por anular la moralidad.

Bajo el esquema de un falso amor y de una falsa misericordia, se fundamenta la moral en la conciencia individual, lo cual significa la “liberación” de toda norma opresora impuesta por la Iglesia como Institución o estructura de poder que se considera opresor. La intención y el juicio de la conciencia individual son suficientes para una valoración moral.

Ya se pueden ver las consecuencias demoledoras de este modo de pensar en el que se acaba por imponer una moral pública, política y colectiva en la que la vida sacramental especialmente el sacramento de la penitencia no tiene ningún sentido. La moral de situación y la ética marxista, se recargan sobre la situación concreta con las circunstancias que alteran, modifican y condicionan el acto libre pero no como lo había considerado la Ética realista y la Teología moral realista de la Iglesia, que consistía en considerar la situación concreta con sus circunstancias pero sin anular el acto libre enfatizando que el hombre es constitutivamente libre con anterioridad a toda situación.

La Teología moral de la Iglesia ha sostenido siempre que la libertad y la moralidad están ontológicamente por encima de toda situación. Que el hombre es capaz de conocer un orden ontológico que es la ley natural y que es el fundamento del deber, es decir, de nuestras opciones libres. Es verdad que los actos libres son actos morales en las situaciones y desde las situaciones en que se realizan, pero en orden a un bien trascendente, a una felicidad trascendente que depende de alcanzar el Bien objetivo. La buena intención es parte del acto moral, pero no basta, se requiere la obra buena o mala respecto a la observancia o no de la ley moral. Por eso la ética subjetivista que deviene en este caso del marxismo y de la fenomenología existencialista, produce resultados desastrosos cuando se pretende sustituir con ella la moral cristiana. Una vez “liberados” de la ley moral natural, ya no tienen sentido tampoco los mandamientos puesto que ya no pueden obligar en conciencia. Cuando se introduce la moral de situación que es lo mismo que el relativismo moral, ya no hay motivos para aceptar la moral de la Iglesia ni para que se respete la ley moral natural.

Por todo lo anterior veo muy importante no quedarnos en la superficialidad y en los hechos, sino que observemos sus causas y lo que estas causas están produciendo para no ser confundidos y para comprender que lo que la Doctrina que la Iglesia Católica ha defendido y promovido siempre no puede ser demolido por ninguna ideología, situación o circunstancia.

 

 

18 comentarios

  
M Novas
Buen artículo Manolo, pero ¿A quien estas corrigiendo ? o ¿A quien estas atacando? ¿O porque se está echando a perder la Iglesia?
Bye..


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Apreciado M Novas:

Como bien ves en el artículo no estoy corrigiendo ni atacando a nadie.
Lo que estoy manifestando es la ideología que está a la base de lo que hoy estamos viviendo los católicos. El proceso que ha seguido esa ideología que además no sólo afecta al mundo católico sino a todos los sistemas actuales.
Saludos fraternos y gracias por tu comentario.
Manuel Ocampo Ponce.
27/04/16 4:39 AM
  
Diego García
Me gusto este escrito
27/04/16 4:45 AM
  
María
Excelente artículo. Muchas gracias por hablar con la Verdad. Dios lo bendiga
27/04/16 6:03 AM
  
Ricardo de Argentina
¡Ex-ce-len-te, dr. Manuel! Muchísimas gracias.

Sus palabras son oportunísimas, habida cuenta de cómo se han diseminado en un buen sector de la jerarquía de la Iglesia Católica esos errores gravísimos que señala. Jerarquía que los repite con gran desparpajo y espontaneidad, proponiendo como "nuevos caminos" algo que es tan viejo como la falta de fe.

Me permitié, con su venia y supervisión, sintetizar las principales ideas de su artículo, así de paso me aseguro haberlo entendido bien.
Cuando los sofistas (o sea los tramposos del pensamiento) dicen que "hay que demistificar" tal o cual hecho, por ejemplo, que Jesús caminó sobre las aguas, ¿qué es lo que están queriendo decir en realidad?. Quieren decir que ESO NO SUCEDIÓ JAMÁS. Que eso es una "realidad intersubjetiva", o sea que los primeros cristianos y apologistas SE PUSIERON DE ACUERDO EN CREER ESO. O sea que fabricaron un mito. Al cual los sesudos iluminados de hoy en día se han propuesto "demistificar".

Esta herejía es terrible porque destruye las Escrituras, demuele la Fe y lleva a la perdición a las almas. A la Inquisición jamás le hubieran colado una barbaridad semejante. En cambio a su triste sucesora, Doctrina de la Fe, le meten goles todos los días: la Iglesia está atestada de herejes EN TODOS LOS NIVELES, y sin embargo ya no se excomulga a nadie.


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Apreciado Ricardo:
Muchas gracias por su comentario. Ha entendido perfectamente, y aunque hay cosas en la Sagrada Escritura que efectivamente no son Historia Universal sino Historia de la Salvación, hay otras que no se pueden negar como hechos objetivos históricos: la Resurrección de Jesucristo, la Virginidad de María, etc.
Saludos fraternos:
Manuel Ocampo Ponce.

Y esto que sigue doctor, es cosecha mía: si hay que volver a la Inquisición, se vuelve. No podemos quedar impasibles ante el espectáculo de ALMAS QUE SON INDUCIDAS A PECAR POR JERARCAS DE LA IGLESIA. Esto, señores míos, clama al Cielo. Esto se tiene que acabar porque no da para más. Y mejor lo intentamos los hombres, antes que Dios colme la copa de su ira y haga tronar el escarmiento.
27/04/16 2:08 PM
  
Juan Andrés
Es lo que viene pasando desde hace ya más de un siglo. Aquellos que tienen un prejuicio, si se puede decir así, de tipo filosófico o ideológico, tratan por todos los medios de adecuar la revelación a sus preconceptos, los que dan por ciertos y verdad, cuando el camino debe ser inverso, esto es, establecer si existe alguna forma de adecuación de esos sistemas teòricos filosóficos o ideológicos con la Verdad revelada. Si no hay forma de adecuación, tendrían que descartarse sin más. La Iglesia estuvo y está llena de hombres sin fe -muchos de ellos de altos cargos o rangos- que actúan de esa manera por la sencilla razón que se consideran iluminados intelectualmente y que como su descubrimiento racional pasa a ser el dogma, la Iglesia tiene que adaptarse, despreciando la única Verdad. Como siempre la causa es el pecado, en este caso la vanidad y la soberbia intelectual.
27/04/16 4:55 PM
  
Miguel Antonio Barriola
Y lo peor es que, dado el pluralismo demencial, que se fomenta tan caprichosamente, ni siquiera una consulta universal resultaría en una votación unánime, ya que una cosa proponen Kasper y los "concienzudos científicos germánicos", otra la que se vive con los Cards. Sarah o Müller y otra la que pudiera venir del Polo norte o de donde sea.
¿Cómo no admitir con humildad, lo que Cristo realmente ha enseñado, fue sostenido por siglos en la Tradición de la Iglesia a costa de mártirios (Thomas More, John Fischer y...Juan Bautista...) y ahora tan facilmente rebajado todo, porque no a todo el mundo se le pueden exigir "heroismos"?
¿No hay algo que huele a podrido en Dinamarca (Hamlet), que se ha colado también dramáticamente en la CATHOLICA?
27/04/16 4:56 PM
  
milton
Contra los Bultman , los husserls y los Heidegers de este siglo

Muchas gracias doctor ocampo
27/04/16 5:17 PM
  
Jose Luis Dominguez
Estimado D. Manuel Ocampo, solo cabe felicitarle por tan brillante e inteligente artículo. Mi más sincera enhorabuena.

Permítame destacar particularmente este fragmento:
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"Por todo lo anterior, el hecho de que se promueva que una Exhortación no forma parte del Magisterio Ordinario, o que refleja opiniones, etc., es lo que más conviene a esta forma de pensar; porque con esas declaraciones, se avanza en el proceso de demolición de la Iglesia opresora anterior."
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Todas las críticas que se le han o están haciendo a la Amoris Laetitia desde diferentes instancias católicas, lo que promueven, en el fondo y aun sin saberlo, es el relativismo hacia el Magisterio de la Iglesia, al que debemos acatamiento y sumisión.

Algunos se excusarán objetando que se trata de críticas legitimas y hasta constructivas pues la teología, dirán, tiene el derecho y el deber de acotar ámbitos, de delimitar términos, de proponer calificaciones teológicas, etc. Cierto, pero por desgracia, y de esto somos testigos, se ha traspasado el límite de lo de lo razonable, de lo prudente, y se ha entrado en un terreno muy peligroso.

Que un documento del Magisterio pueda incluir palabras, expresiones poco claras, etc., de acuerdo, el lenguaje es imperfecto. ¿Quien ha dicho que la Iglesia deba expresarse siempre con el mejor lenguaje posible? Imposible por otra parte, pues el lenguaje humano es esencialmente incapaz de abarcar el Misterio y de reflejar con perfección absoluta verdades que le sobrepasan. Conviene no olvidar que hasta los mismos dogmas de la fe están sujetos a un posible mejoramiento en su enunciación; mejoramiento que, en caso de hacerse, correspondería única y exclusivamente al Magisterio de la Iglesia. Que nadie me entienda mal, una cosa es que estén sujetos a mejoramiento, otra muy distinta que no expresen en su imperfección una verdad, una realidad objetiva; inadmisible esto último.

Que algunas partes de un texto del Magisterio pueden no constituir propia y específicamente enseñanza magisterial, vale, pero no corresponde a los fieles, a los teólogos ni aun a los obispos aisladamente la labor de esta "criba", y menos hacerla públicamente.

Cuando las declaraciones de un texto del Magisterio presentan dificultades de comprensión, la Iglesia ya ha señalado en reiteradas ocasiones el camino a seguir: hermenéutica de la continuidad y/o acudir a las instancias del Magisterio pidiendo ulteriores aclaraciones (Donum Veritatis 30-31).

¿Por qué se han producido los cismas en la Iglesia? Siempre por el mismo motivo. Se ha preferido seguir el propio juicio al de la Iglesia.

Que el Señor lo siga bendiciendo. Saludos.
27/04/16 10:22 PM
  
hornero (Argentina)
Me permito opinar que la gran confusión que padece la Iglesia en estos días no es obra de una o más inteligencias erradas o voluntades malevolentes, sino de un plan sistemáticamente urdido por la masonería eclesiástica vaticana, tal como se la ha visto operar con decisión hasta provocar la renuncia de Benedicto XVI. Es necesario tomar conciencia de este hecho que explica la bien articulada operación sinodal, así como otros muchos episodios presentados de modo inconexo pero con evidentes vinculaciones. Digo que es importante comprender y denunciar este plan urdido por la masonería porque de lo contrario nuestras reacciones de defensa de la Iglesia se producen de modo atomizado; debemos apuntar nuestro esfuerzo a la cabeza del dragón y no sólo a sus esporádicas blasfemias.
28/04/16 1:39 AM
  
Almudena 1
Momentos estos en los que se incide sólo en la dimensión humana del hombre. Se insiste exclusivamente en la pobreza material, en situaciones humanas "irregulares", en un no demostrado calentamiento global...
La dimensión espiritual parece haber casi desaparecido de las prédicas, como si no tuviera mayor importancia. Yo a todo esto le saco un tufillo de teología de la liberación.
28/04/16 6:58 PM
  
Enrique
Manuel:
Pienso que este documento no gusta porque el papa actual no cuadra con las politicas de la empresa a la que dirige, el papa piensa mas con el corazon como JESUS que no le importaba reunirse con los MARGINADOS.
El papa sabe que una iglesia que no cambia termina, la gente terminara por no ir y no creer, todo evoluciona en este planeta y lo que no evoluciona muere. Me disculpo si ofende a alguien mi comentario.
28/04/16 11:58 PM
  
Antonio1
Miren ustedes, la Iglesia no está sufriendo ninguna confusión, hay un grupito muy reducido, pero que se creen muy importantes, al que se les está diciendo cosas muy sensata, muy serias y muy ajustadas al Evangelio. Y este grupito, tan ideologizado, tan lleno de cortapisas psicológicas, tan inseguro en el fondo, es el que lo está pasando mal. Y para ese grupito esto Nlnes sino un coitulo más de lo que se les viene encima , para bien del conjunto de la Iglesia. Demos gracias a Dios.
29/04/16 1:30 AM
  
Padre José Juan
Excelente, igual que el anterior. Arroja mucha luz y entendimiento sobre lo que está ocurriendo. San Juan Pablo II, con su eclesiología, se ocupó de fortalecer aún más cada cimiento de la Iglesia. En su lenguaje sencillo, muchas personas pueden beneficiarse de sus escritos. Su teología del cuerpo, más actual imposible. El será un punto de referencia muy importante en el papado que llegue a restituir la Iglesia y al mundo.
29/04/16 10:19 PM
  
Fruela
A Enrique y Antonio1:
No se si estáis ciegos o que no queréis ver lo evidente. Más bien parece que lo hacéis por fastidiar. Ni somos grupito, ni defendemos privilegios, ni estamos cortapisados ideológicamente.
Que hay confusión en la Iglesia, es evidente, si no, no existirían estos comentarios. Y además está promovida por Bergoglio de forma activa. Por eso, nos sentimos desamparados. Quien debiera ser Roca firme, hace dudar a los fieles. Y es muy consciente de ello. No quiero ni imaginarme la enorme responsabilidad en que incurre. Ojalá rectifique. El número de atropellos que va cometiendo empieza a ser muy abultado. No es solo en cuestiones doctrinales. ¿ Cuántos Seminarios con un funcionamiento ejemplar se va cargando ya porque son demasiado tradicionales para su gusto?...No tengamos la menor duda de que Dios le ha de pedir cuentas de ello, como le dijo en una carta Msr. Livieres antes de morir. Su misericordia de baratillo sólo va en una dirección: los enemigos de la Iglesia, con los que luce una sonrisa de oreja a oreja. Para los que, pecadores, pero que intentan seguir a Jesucristo, cara de perro e insultos varios: fariseos, hipócritas apegados a la letra de la ley, cristianos avinagrados y otras lindezas semejantes...
En cuanto a lo de que la Iglesia ha de cambiar para mantenerse en pie, en fin, sólo alguien sin luces lo puede decir. Si a lo largo de sus 2000 años de historia se hubiese hecho así, ¿Qué nos habría llegado a nosotros?...Cualquier parecido con la antigua fe de los Apóstoles, pura coincidencia. Un saludo.
01/05/16 3:03 AM
  
Ricardo de Argentina
Excelente el comentario de Fruela, no tiene desperdicio.
Analogando al famoso cuento, si vemos que el rey está desnudo, ¿nos vamos a seguir callando por decoro o por cortesía? ¿No es acaso más indecoroso que siga desnudo?
Así que creo llegado el momento de decir las cosas como son, por el bien de la Iglesia y del mismo Papa, cuyo destino eterno se está jugando en el ejercicio de la máxima responsabilidad que ha asumido.
02/05/16 3:22 AM
  
Grego
Muy bien pero ¿a quién hacemos caso?

Porque pareciera que entrara en contradicción con el artículo escrito por el padre Iraburu en este mismo portal ¿no es así? Es el penúltimo artículo escrito por el padre, en el que afirmaba que el capítulo VIII no era verdaderamente magisterio pontificio.

Si esto no es confusión que venga Dios y lo vea.

Por cierto, mucho juicio veo yo en "hay un grupito muy reducido, pero que se creen muy importantes, al que se les está diciendo cosas muy sensata, muy serias y muy ajustadas al Evangelio. Y este grupito, tan ideologizado, tan lleno de cortapisas psicológicas, tan inseguro en el fondo, es el que lo está pasando mal".... Supongo que de parte de alguien que va diciendo que ellos no juzgan y que son los que pertenecen a ese grupito los que van juzgando inmisericordiosamente a los demás... Tengamos o no razón, para argumentar honestamente hay que ser ecuánime y no acusar al otro de algo que no tenemos ninguna certeza, Antonio1. Y, por cierto, no estoy nada inseguro respecto a la verdadera doctrina católica.



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Muchas gracias por su comentario Grego:
Efectivamente el Padre Iraburu tiene razón porque nada que contradiga el Magisterio Ordinario puede ser parte de él.
Lo que yo manifiesto es que justo lo que les conviene a quienes pretenden descalificar al Magisterio es que se genere desconfianza y confusión al respecto. Lamentablemente es una exigencia de conciencia que en este caso particular se aclare ese punto y por eso el P. Iraburu lo ha hecho.
Nuevaente muchas gracias y saludos:
Manuel Ocampo Ponce.
02/05/16 4:38 PM
  
Leticia Amor
Muchos párrafos de este artículo y varios comentarios, me recordaron a un buen amigo filósofo, teólogo, experto en Sagradas Escrituras que decía:
"Los herejes nunca han dicho: - "¡Hey! ¡Voy a decir una herejía!". Lo que dicen es: - "¡Voy a cuidar la verdadera ortodoxia!"".
Por supuesto "cuidan la ortodoxia" de buena fe, aunque justifican los ataques "ad hominem" en aras de la doctrina, de la verdad. Porque la verdad está por encima de la caridad como lo dice Tomás de Aquino ¿o solo lo dicen sus "discípulos"?
Defienden la verdad como feroces lobos, engañando a los lectores de forma bastante sutil. Dice el texto que "Comprender la Sagrada Escritura partiendo del método fenomenológico existencialista y del marxismo, la palabra acaba siendo algo mitológico..." Doctor Ocampo, por el contexto, usted está afirmando que la fenomenología es existencialista y equiparable al marxismo y, como seguramente usted bien sabe, es precisamente el método fenomenológico el que utilizó san Juan Pablo II para dar a conocer su excelsa teología del cuerpo.
¿O está también implicando que como Francisco cojea de socialista, San Juan Pablo II cojeaba de existencialista? Doctor Ocampo ¿qué es la tradición en su omniabarcante visión de la Iglesia?
Me queda claro que "está cuidando la verdadera ortodoxia".

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Leticia Amor:
Muchas gracias por su comentario. Efectivamente el método fenomenológico fue elaborado por los los Filósofos Brentano y Husserl quienes intentaron volver al ser y superar el idealismo. Lamentablemente el método parte de la incapacidad de la razón para conocer las cosas en sí, es decir, de su incapacidad de abstracción. De ahí que hayan optado por tratar de llegar a la esencia a partir de la descripción fenomenológica de las cosas para después, mediante una reducción fenomenológica que ellos llamaron "epojé" alcanzar el ser de las cosas. El método es existencialista porque antepone la esencia al ser.
No podemos negar que dicho método descriptivo alcanza muchos detalles fenoménicos de las cosas y por lo tanto sí aporta al conocimiento, pero se mantiene en la periferia y por lo mismo cae en el agnosticismo. A partir de esto, Heidegger y los demás fenomenólogos existencialistas continuaron el camino. Algunos trataron de forzarlo hacia el cristianismo en lo que se conoce con el Personalismo cristiano y así encontramos personalistas ateos y personalistas cristiano.
Todo esto se desarrolló en 1923 con el llamado Círculo de Viena al que pertenecieron Karol Wojtila y Edit Stain entre otros y que aparentemente era un movimiento paralelo a la Escuela de Frankfurt neo-marxista. Sin embargo, en última instancia ambos son caras de la misma moneda que es el materialismo agnóstico.
El Papa San Juan Pablo II conoció muy bien todo esto, y en su desarrollo como filósofo dedicó gran parte de su pontificado a luchar contra estos errores. Por su formación fenomenológica del momento, utilizó el método en lo que se refiere al análisis fenoménico de la realidad. Pero en varios de los documentos pontificios señala la importancia de no quedarse en el fenómeno y de acudir a la Metafísica del ser. Tal es el caso de la Encíclica "Fides et ratio" entre otros. Algo parecido le sucedió a Edith Stain.
El método fenomenológico como su nombre lo dice se queda en el fenómeno, no llega al ser y por lo tanto no es un método filosófico porque el Objeto de la Filosofía es el ser, como causa última de todas las cosas y en última instancia del Ser. Pero sí aprota mucho, es un método que nos permite descubrir la riqueza del fenómeno para comprender mejor la realidad.
De cualquier modo he especificado un poco más en el texto para que no se preste a esa confusión, por lo que le agradezco mucho su comentario.
Saludos fraternos:
Manuel Ocampo Ponce.
04/05/16 6:53 AM
  
Fernando Martín López Avalos
Sabias sus palabras, maestro, porque se apoyan en el Maestro que es la Palabra de Vida. Su artículo revela un gran conocimiento de la filosofía tomista, lo cual es fuente de gozo para su servidor. Dicha filosofía es el antídoto para el secularismo y el relativismo de nuestros días.

Fernando.
04/05/16 8:03 PM

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