12.05.17

La organización conocida como Yunque

AciPrensa publicó ayer, en una noticia titulada «El Yunque» rompe el silencio: Ni organización secreta ni desobediente a la Iglesia, diversos fragmentos de un texto que les ha remitido José de Jesús Castellanos López, vicerrector de la Universidad Vasco de Quiroga, uno de los dirigentes de la Organización del Bien Común (OBC) y Presidente del sitio web www.paraelbiencomun.com.

Habiendo recibido InfoCatólica el texto completo de José de Jesús Castellanos López, procedemos a publicarlo íntegramente.

Cristo Rey Cerro Cubilete México

La Organización conocida como Yunque

A últimas fechas mucho se ha escrito sobre el Yunque; sobre su existencia, sobre si es o no una asociación secreta y sobre su relación con la Iglesia. La última controversia tuvo lugar en España.Fue un juicio que giró en torno a si ciertas personas pertenecían o no a esta Organización. La Justicia, en dos instancias, declaró que no procedía tal pronunciamiento. Pero,¿existe realmente la organización del Yunque? Y de ser así ¿qué es esta Organización, a qué se dedica y cómo actúa? ¿Qué principios tiene?

Existencia y Fines

La «Organización del Yunque» existe realmente y está presente en varios países, pero su nombre es «Organización del Bien Común». Originalmente y por tradición entre sus miembros, se le denominaba sencillamente como «La Organización». La referencia al «Yunque» le viene de una frase que esta organización asumió como inspiración y como lema. Esta frase está tomada de una carta de exhortación que san Ignacio de Antioquía escribió a Policarpo, en la cual exhortaba al joven obispo:«mantente firme como el Yunque al ser golpeado», y continuaba diciendo «por amor a Dios hemos de soportar todas las cosas», pues Él «sufrió en todas formas por amor a nosotros».

La Organización del Bien Común es una agrupación de laicos católicos que promueve la participación organizada en el ámbito cívico político para contribuir a la animación cristiana de las realidades temporales, conforme a las directrices propuestas por la Doctrina Social Cristiana en orden al Bien Común y como expresión de la caridad.

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17.01.17

El Silencio de Scorsese

Silencio, la última película de Scorsese narra el genocidio de los cristianos ocurrido en el Japón del siglo XVII. En el plano de la historia se convierte en la narración de una época de oscuridad, de tortura y muerte de todo aquel que se profese cristiano. En el plano de la metahistoria, en la economía de lo divino, se convierte en un calvario donde imitar a Cristo o en el perdón perpetuo a aquel que huye de su ejemplo estratosférico, de una divinidad irreproducible si la fe tiene la mínima grieta por donde colarse el miedo, el dolor extremo, la debilidad del hombre, su extrema fragilidad. Huir de su pasión, del martirio, ganando el mundo y perdiendo un reino demasiado lejano y ausente de respuestas audible para tanto sufrimiento.

Pero es también la expresión del alma de un director que dejó su vocación sacerdotal para redimir sus demonios, nacidos en plena decadencia de una Nueva York violenta y pendenciera a través del séptimo arte. Y cuya búsqueda de la espiritualidad no le ha abandonado en casi ninguna de sus producciones.

Es también la cartografía en imágenes, brutalmente oníricas y bellas, de las tentaciones y las dudas de fe que pueden acosar al hombre contemporáneo, la dificultad a la hora de encontrar respuestas, o de creer en el Más Allá y no sólo en el más acá, con el que estamos encarnecidamente identificados. Del límite del sacrificio y las diferentes maneras de abordarlo. Hay mucha harina, pero podría haberse hecho mucho más pan.

Quizá porque esas respuestas necesitan cerrar la puerta de la habitación de los sentidos, para que los sentidos interiores despierten a vislumbrar en la tiniebla y poder presentir la presencia que habla. Porque el conocimiento posible de Dios acontece en la oración incesante de quien encontrando un tesoro en un campo, lo entierra y va y vende todo sus campos para comprar aquel y gozarlo. Pues el camino es estrecho y hay que soltar todo lo que no somos. Por eso muchos son los llamados y pocos los elegidos, los capaces de pasar por la puerta estrecha.

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14.07.16

Antes de ti, de dioses y de hombres

Mi mujer y yo decidimos ir al cine el miércoles pasado aprovechando que la entrada está más barata y se puede entrar por sólo 4 euros para disfrutar de una película. En casa estuvimos consultando la cartelera decidiendo entre una película de George Clooney que parecía interesante y con suspense o si íbamos a «la romántica», y al final nos decidimos por esta última; Antes de ti. Conseguimos nuestra entrada tras hacer cola en una fila llena de adolescentes y entramos justo a tiempo en la sala.

No vi el tráiler, pero por lo poco que se veía en la publicidad parecía la historia de una chica que se enamoraba de un chico tetrapléjico y, como en la mayoría de las películas románticas, con esos datos uno ya se podía hacer una idea del desarrollo de la historia. En este caso, y como elogio a la película, he de decir que fue bastante más original de lo que esperaba.

Ante un público con claro predominio femenino, y gran cantidad de chicas adolescentes haciendo gala del pavo y la exaltación de sensibilidad romántica propios de la edad, se expuso una de las películas más inteligente y cruelmente perversas que he podido ver. Sin duda, los ingenieros sociales que desde hace ya más de dos siglos intentan cambiar nuestras vidas para destruir todo lo bueno que milenios de cultura cristiana han traído al mundo deben estar muy satisfechos con el resultado. Me explico.

La inteligencia comienza con el gancho, y es que es muy fácil que alguien un tanto ingenuo, como en mi caso, al ver el cartel y el tráiler de la película (me entretuve en verlo tras ir al cine para ver si me habría dado alguna pista), piense que se trata de una película romántica que pretende al mismo tiempo recordarnos la belleza de la vida a pesar de las adversidades y el poder salvífico del amor, como pueda ocurrir en Intouchables (traducida en España como Intocable), y, pensando en que va a ver una película que te recuerde lo bello que es vivir, entre en el cine. Es fácil que unas adolescentes piensen que van a ver una película romántica que las emocione, y que sus padres, si no suelen investigar bien sobre las películas que hay en cartelera, crean lo mismo y hasta les recomienden ir a verla. Este error, la escasa información que hay sobre el verdadero contenido de la película y, en mi caso, el poco interés por best sellers de esta temática, hacen que el público susceptible de ello, que como vemos puede ser bastante joven, pueda acudir en masa a consumir el nuevo «pastel» que se sirve en los cines.

Luego llega la perversión, y es que, una vez dentro, la película muestra a un chico (actualmente se llama así a hombres en la treintena) rico, guapo, vital e inteligente que, tras sufrir un atropello, queda tetrapléjico y a partir de ahí, debido a las limitaciones propias de las lesiones que ha sufrido, se vuelve uraño, resentido con la vida, y pierde a su pareja y sus amistades. Como es rico, sus padres pueden permitirse ofrecerle todas las comodidades, tratamientos y atenciones que su fortuna y la distribución de su palacete les permite, incluidas la fisioterapia diaria y el cuidado de una chica que le acompaña, vigila y cuida durante gran parte del día. Todos ellos soportan estoicamente y con gran comprensión la actitud y comentarios hirientes, sarcásticos y cínicos del protagonista. Poco a poco, y sobre todo tras la reacción de la chica ante la escena en que la expareja del chico se presenta en su casa con su prometido para invitarle a su boda, la protagonista se va ganando la confianza del joven y en un momento de magistral y sutil perversión de la cinta, el chico le propone ver juntos Des hommes et des dieux (en España, De dioses y hombres).

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13.05.16

Carta de apoyo a nuestro párroco valiente (Argentina)

Sr. Luis Fernando Pérez

Director de Infocatólica

Hermano en Cristo:

Le saluda un asiduo lector de Infocatólica. Los felicito por su valiente labor de difusión de la fiel doctrina católica y de los ejemplos de tantos católicos alrededor de todo el mundo que dan su vida por Cristo Rey.

Le escribo con el objetivo de que se conozca el caso de nuestro cura párroco que por estos días está siendo linchado mediáticamente en todos los medios locales y nacionales por promover la castidad y el pudor en la feligresía católica del pueblo de Lima, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Quisiera que se conozca la verdad a través de un medio como Infocatólica que es objetivo y justo y que el ejemplo de este sacerdote sirva para que otros sacerdotes se animen a salir de la tibieza y defiendan la Eucaristía, defiendan la Casa de Dios y ayuden a recuperar el sentido de lo que es sagrado. Todo lo que le voy a relatar lo puede confirmar en los enlaces adjuntos:

Desde hace mucho tiempo el Padre Carlos Scarlata y un grupo de fieles hemos estado preocupados por las constantes y frecuentes faltas de respeto a la casa de Dios y a la Eucaristía por parte de algunos fieles, principalmente mujeres, que con sus vestimentas sumamente provocativas ofenden al Santísimo y son ocasión de tentación para los hombres que asisten a la Misa. El Párroco pidió en repetidas ocasiones asistir al templo modestamente vestidos, sobre todo a las mujeres. Este verano pasado (diciembre 2015-enero-febrero 2016) fue insoportable la audacia de las modas de las “cristianas” al punto que el Párroco y algunos fieles tuvimos que colocar carteles muy específicos  indicando la vestimenta no permitida dentro del templo. Estos son los carteles que desataron la ira de una parte de la población.

Algunas mujeres hicieron caso omiso a las homilías y a los carteles, por lo que el párroco, con el apoyo de algunos fieles, comenzó a pedir muy discretamente a algunas mujeres que se retiraran del templo, fueran a su casa a cambiarse y luego volvieran. Esto generó reacciones diversas, la mayoría aceptó la corrección fraterna pero un pequeño grupo se molestó y persistió en su conducta, incluidas algunas “catequistas”. Esa conducta se presentó también en las niñas que asisten a la catequesis, a las cuales sus madres las visten frecuentemente con calzas, pantalones cortos, ropas ajustadas, etc. El problema más serio comenzó cuando algunos catequistas preocupados del tema, con el apoyo del sacerdote, exigieron a las madres mandar a sus hijas vestidas decorosamente. Esa condición generó quejas de un pequeño grupo de madres que se negaron en reiteradas ocasiones a acatar la regla. El conflicto más grave se generó porque un grupo de madres comenzó a pedir a través de las redes sociales que destituyan al párroco y no conformes con eso, llamaron a medios locales para calumniar al sacerdote y para pedir su remoción, tal como lo pueden ver en los siguientes enlaces:

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2.05.16

En el tanatorio

Hace unos días tuve que ir al tanatorio, lo que empieza a ser habitual. La verdad es que estaba lleno. No exagero si podría haber unas mil personas en total.

Al terminar de saludar a los allegados del difunto, entré en la capilla para rezar un rato. La capilla en cuestión -más bien un oratorio, por el tamaño- tiene capacidad para unas 400 personas y está situada en uno de los pasillos centrales del tanatorio. Vamos, que no hay que buscarla para encontrarla.

Pues allí me puse a rezar. 40 minutos a media distancia entre el Sagrario, al frente y la puerta a mi espalda. Según pasaba el tiempo, empecé a pensar en cuánto tiempo tardaría en entrar la próxima persona, pero allí no entraba ni un alma. Por fin al cabo de un rato entró un grupo de seis o siete personas de mediana edad. ¡Qué sorpresa cuando entraron! y… ¡Qué sorpresón cuando pregunté! No, no, no iban a rezar, ni a celebrar una misa, sino a hacer una cosa que se llama despedida civil. Allí entraron todos juntos, pasaron por delante del sagrario como si nada y -en este momento me hicieron salir- abrieron el féretro para despedirse del difunto. Pocos minutos después salieron todos, en silencio y cabizbajos. Luego entraron unas señoras a limpiar, que se llevaron un susto de muerte al ver a alguien en la capilla (lo digo de verdad, gritaron y todo) y, pasando por delante del sagrario varias veces, terminaron su faena. Poco después me fui.

Al salir vi otra vez lo de antes, las mismas caras tristes, la misma gente desgarrada de dolor, familias destrozadas sin saber qué decirse y mucha, pero que mucha gente, sin esperanza. Vidas rotas que no encuentran consuelo porque no tienen una razón para vivir y porque no tienen una razón para morir.

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