Amadeo Santiago: “Me fascina imaginar a Nuestro Señor cantando y rezando los salmos”
Amadeo Santiago Muñoz es graduado en Publicidad y Relaciones Públicas y también en Psicología, con un Máster en Diseño Gráfico y Creatividad Digital y formación como terapeuta en el Método Tomatís. Dedicado en hacer crecer este proyecto de apostolado del canto gregoriano Verbum Gloriae, a la vez que es cantor litúrgico y formador en gregoriano.En esta entrevista habla de la importancia de rezar el breviario para los seglares y del nuevo libro editado por Verbum Gloriae Acompañamiento de órgano para completas.
Mucha gente piensa que rezar las horas litúrgicas es cosa exclusiva de religiosos o sacerdotes, sin embargo, no es así…
¡Claro que no! Eso sería como decir que el Rosario es una oración exclusiva de los fieles, por ser la devoción popular más extendida, y nada más lejos de la realidad. Hablar del rezo del Breviario, que es lo que viene a ser la Liturgia de las Horas u Oficio Divino, es hablar de la oración universal de la Iglesia; es, a fin de cuentas, la puesta en práctica de la exhortación que nos hace el apóstol san Pablo tanto en la epístola de los Efesios 5, 19:
Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados, cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, como en la de los Colosenses 3, 16:
La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza […] cantando a Dios de corazón y agradecidos, salmos, himnos y cánticos inspirados, que no es más que la continuación de lo que ya hacía el pueblo elegido, pues sabemos que nuestro Señor Jesucristo, como todo buen judío de su época, oraba con los salmos, pero no solo recitando, si no cantando también, como podemos leer en la Pasión de San Mateo 26, 30 y San Marcos 14, 26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. Creo que es un aspecto de la vida de Nuestro Señor que ha pasado un poco desapercibida y que, personalmente, me fascina imaginar a Nuestro Señor salmodiando, es decir, cantando salmos como sí nos imaginamos al rey David.
Supongo que la difundida idea errónea de que el breviario sea cosa exclusiva de religiosos o sacerdotes quizá venga del hecho de que ellos tienen la obligación de rezarlo completo a diario y que, antiguamente, los breviarios eran libros costosos, en varios volúmenes muchas veces, y además, gruesos, por lo que era improbable que un seglar fuera a tenerlos. Pero eso es cosa del pasado: hoy día existen miles de recursos para rezar el breviario, tanto digitales como analógicos, que van desde aplicaciones móvil a ediciones de viaje en papel.
Incluso es la propia Iglesia la que recomienda que los seglares participen en estas horas, que es la oración oficial de la Iglesia…
Efectivamente, a principios del siglo pasado, desde el propio papado se impulsó la iniciativa de que en las parroquias se hiciese público el rezo de las horas mayores, principalmente laudes y vísperas, con la intención de que los fieles pudieran unirse a la oración de la Iglesia y, para eso, se solían hacer normalmente alrededor de la hora misa de la mañana o de la tarde para facilitar la asistencia del pueblo. Y me consta que se hicieron esfuerzos para que pudieran ser cantadas allá donde hubiera capacidad para ello; muestra de ello son, por ejemplo, los varios libros de acompañamiento de órgano de vísperas y completas que se publicaron alrededor de los años 30. No obstante, hoy día, es algo que, lamentablemente, se conserva en muy pocos templos.