InfoCatólica / Caballero del Pilar / Categoría: Textos

31.03.20

Estoy harto de ver solo gente pesimista y sin esperanza

Siempre se ha dicho que el pesimista es el optimista bien informado. Y en esta crisis todo el mundo está tan bien informado que se muestra muy pesimista y hay una atmósfera de tristeza general que deprime y que no aporta nada bueno. Un creyente no debe caer en el pesimismo y la desesperación, por muy dura que sea la situación a nivel humano. Podemos llegar a perder la vida, pero nunca nuestra confianza en Dios.

Estoy en las antípodas tanto del negacionismo irresponsable como del catastrofismo sin esperanza. Me inclino a pensar que el virus ha sido creado artificialmente y que hay oscuros intereses detrás de las elites mundialistas que quieren imponer un nuevo orden mundial, que ciertamente será un yugo muy duro, pero que requerirá heroísmo y resistencia si es preciso hasta dar la propia vida.

Por eso mismo debemos estar fuertes mentalmente y afrontar esta difícil etapa para la humanidad con optimismo. Los creyentes tenemos que aferrarnos a la fe, a la esperanza y a la caridad. Todo ello de forma responsable y con la debida prudencia sobrenatural y equilibrio a nivel humano.

A mí particularmente (como supongo que a prácticamente todo el mundo) me agobia mucho este confinamiento, esta privación de libertad con la incertidumbre de no saber cuando va acabar la pesadilla. Cuando hablo con la gente solo veo pesimismo. Muchos dicen que el confinamiento no acabará hasta julio, otros que no se volverá a la normalidad hasta finales del verano…otros que habrá un nuevo brote y será peor.

¿Todo el mundo es científico y profeta de calamidades?

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30.03.20

Comunión espiritual en tiempos de pandemia

La crisis sanitaria provocada por la epidemia de COVID-19 ha obligado al confinamiento a millones de católicos de todo el mundo que, de nuevo este domingo, no podrán acudir a los templos para asistir a la Santa Misa. A través de la televisión y de numerosas iniciativas privadas de sacerdotes que retransmiten la Eucaristía a través de internet escuchar la Palabra de Dios y adorar desde sus hogares a Jesús Sacramentado. Pero no pueden comulgar. Muchos descubren ahora que Jesús sacramentado es el gran tesoro de nuestra fe. Es Cristo vivo entre nosotros. «Sin Eucaristía —como decían los mártires de Abitene ya en el siglo IV d.C.— no podemos vivir».

Para ayudarles a vivir estos momentos, la Fundación EUK Mamie-HM Televisión ha realizado dos cápsulas con oraciones para realizar una comunión espiritual o de deseo, una compuesta por San Alfonso María de Ligorio y otra por el Cardenal Merry del Val. En momentos en los que no es posible comulgar físicamente, ofrezcamos al Señor de todo corazón nuestro deseo de recibirlo.

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25.03.20

ESPERANZA Y MISERICORDIA Salvar almas de enfermos con coronavirus que no pueden recibir a un sacerdote

A raíz de la crisis de la pandemia del COVID-19, un grupo de laicos y sacerdotes han puesto en marcha una interesante labor apostólica orientada a todas las almas, pero en especial a la de aquellos que se sienten angustiados; que están enfermos; que se encuentran solos, o incluso que se hallan cerca de la muerte y sin formación, sin recursos espirituales y sin atención sacerdotal.

La iniciativa cuenta con las nuevas tecnologías para hacerla accesible a todas estas almas necesitadas de misericordia, pudiendo llegar a cualquier parte del mundo.

Para ello, han desarrollado un canal de podcasts (audios) accesibles a través de la web y a través de la mayoría de las plataformas dedicadas, como ApplePodcasts, GooglePodcasts, Spotify, etc. Los audios contienen meditaciones sencillas, directas al corazón; y también el rezo ante el Altar de la Coronilla de la Divina Misericordia y del Rosario de San José. Las meditaciones versan sobre la esperanza y la Misericordia de Dios. El objetivo es lograr que los oyentes, acompañados de nuestras oraciones, puedan llegar a reconciliarse con Dios en el difícil trance en que se encuentren.

¿Cómo nace la iniciativa?

Actualmente, miles de enfermos en todo el mundo se hallan solos, aislados y desamparados. Ya sea por el coronavirus o por otras enfermedades, la gran mayoría no puede acceder ni a los últimos óleos ni al sacramento del perdón. No obstante, casi todos ellos tienen un móvil cerca. Ante esta situación, surgió la idea de hacerles llegar el deseo del Perdón de Dios y del amparo de Su Misericordia infinita. Con esto en mente, dos laicos y un sacerdote tuvimos una primera conversación y pusimos en marcha la iniciativa, a la que poco a poco han ido sumándose más personas. Algunos colaboran en la difusión, otros en la captación y elaboración de contenidos y otros -junto a todo el resto- con oraciones.

¿Y cómo le dieron forma?

Una de las tres personas promotoras tenía experiencia previa en el desarrollo de canales de podcasts y escogimos esta opción. La ventaja es que un canal de podcasts permite una propagación muy rápida y un seguimiento detallado de la misma, lo que anima mucho al ver resultados; pues sabemos que son oraciones hechas a Dios desde muchas ciudades del mundo.

¿Son sólo meditaciones?

La gran mayoría sí, pero también decidimos incorporar el rezo ante el Altar de la Coronilla de la Divina Misericordia, por las promesas que hizo Nuestro Señor Jesucristo a Santa María Faustina Kowalska para aquellas almas que la rezaran con devoción, especialmente para la hora de la muerte. Asimismo, incorporamos también el rezo del Rosario de San José por ser el patrón especial de los moribundos.

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23.03.20

Los milagros existen. Espectacular curación de un cáncer terminal en Lourdes

Los modernistas y racionalistas lo niegan y buscan siempre una explicación natural para negar el poder de Dios. Los milagros no son cosas exclusivas del pasado, se siguen dando hoy. Incluso podemos conocer a personas curadas milagrosamente de enfermedades incurables, sin ninguna explicación natural. Es el caso de TERESA MUNNÉ, curada milagrosamente de un cáncer en Lourdes en 1979 como así lo atestigua 10 años más tarde el arzobispo emérito de Tarragona Mons. Josep Pont i Gol. Antes de relatar el impresionante testimonio vamos a repasar lo que la Tradición de la Iglesia nos enseña sobre los milagros:

El milagro es «un hecho producido por una intervención especial de Dios, que escapa al orden de las causas naturales por Él establecidas y destinado a un fin espiritual» Es lógico que el Creador pueda actuar por encima de las leyes naturales creadas por El mismo, siempre y cuando esa actuación no sea contradictoria. Dios no puede hacer que un círculo sea cuadrado o que lo frío sea a la vez caliente. Pero puede hacer que lo frío se haga repentinamente caliente o que se suspenda por un tiempo la ley de la gravedad. Ahora bien, para realizar esa acción extraordinaria, y tan poco habitual, debe existir un motivo. El milagro pasa así a ser signo de algo que Dios quiere manifestar a los hombres. Los motivos por los que Dios otorga el poder de hacer milagros al hombre son dos:

  • Para confirmar la verdad de lo que uno enseña, pues lo que excede a la capacidad humana no puede ser probado con razones humanas y necesita argumentos del poder divino.

  • Para mostrar la especial elección que Dios hace de un hombre. Así, viendo que ese hombre hace obras de Dios, se creerá que Dios está con él.

El milagro y la profecía son los criterios principales para probar que una revelación es verdadera y auténtica. Esos dos criterios son la firma y el sello que pone Dios bajo una verdad, a fin de manifestar y garantizar así la autenticidad de esa doctrina como revelada por Él. La religión católica, donde se dan milagros y profecías, es infaliblemente la única verdadera. El milagro y la profecía tienen pleno valor probatorio. Pero para saber que se trata de un milagro o profecía verdaderos, deben presentarse con ciertas características que garantizan su verdad:

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16.03.20

Una fe a prueba de coronavirus

Tengo una gran confianza en la divina providencia y procuro abandonarme en Dios, dejando que Él haga su obra y cumpliendo siempre su voluntad, que pese a nuestras imperfecciones y miserias, debe ser nuestro único manjar.

Para el día de hoy tenía otro artículo preparado, pero a mitad de semana me llegó un testimonio precioso de la Hna. Kristin María Tenreiro, SHM con unas preciosas enseñanzas y veo que pueden ayudar y servir de edificación. Les dejo con el testimponio de la hermana en InfoFamiliaLibre:

Una fe a prueba de coronavirus

Ahora mismo estoy viviendo en una parroquia al norte de Italia, el centro de la epidemia de coronavirus en Italia. Desde el 23 de febrero de 2020, el gobierno de Lombardía prohibió todos los eventos públicos o privados, ya sean de carácter civil, educativo, político o religioso. Los obispos están siendo muy obedientes y dóciles y, en consecuencia, cancelaron todas las misas con fieles. El 8 de marzo se extendieron las mismas medidas a toda Italia.  

La gente está sin Eucaristía, sin encuentros de formación, sin oración comunitaria. Los niños y jóvenes están sin colegio, sin deportes, sin actividades extraescolares, y se están ahogando en el exceso de tiempo de ocio. Un joven de nuestro pueblo se cayó del tejado de una vieja fábrica el otro día y casi se mató. Estaba vagando con sus amigos (que lo abandonaron después de la caída) porque no tenían otra cosa mejor que hacer.

Mientras todo el mundo está en pánico por la expansión del coronavirus, dos pequeñas comunidades de Siervas del Hogar de la Madre al norte de Italia están en pánico por la expansión del pecado. Es más obvio que nunca que «vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar» (1 Pe 5,8). Privados de la Eucaristía y de la oración comunitaria, los cristianos parecen casi indefensos ante esta situación.

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