Hispanofilia. España frente a su destino. Entrevista a Gonzalo Rodríguez García sobre su nuevo libro

Gonzalo Rodríguez García es Doctor en Historia. Se doctoró con un estudio sobre la tradición guerrera de la Hispania céltica. Su tesis, adaptada al ámbito editorial y divulgativo, fue publicada en Almuzara bajo el título de «Los Celtas: Héroes y Magia». Estudioso del mundo de la Tradición, en el sentido sapiencial de ésta, ha hecho de ella palanca fundamental para la comprensión de los procesos históricos y el porqué de la decadencia y nihilismo de las sociedades modernas. En su libro «El poder del Mito», publicado en el sello Berenice, también en la editorial Almuzara, desarrolló estas ideas a través del estudio de distintos mitos, leyendas, literatura, y tradiciones, confrontando los paradigmas modernos desde las enseñanzas de sabiduría y virtud del mundo de la Tradición.

En este «Hispanofilia», su cuarto libro, aplicará esa misma doctrina tradicional para comprender la Historia de España, y el momento presente que vive nuestro país. Ahondando en el significado histórico de España, su lugar en el presente, y sus alternativas de cara al futuro…

¿Por qué decidió escribir un libro con el título de Hispanofilia?

El libro se iba a llamar directamente “España frente a su Destino”, que es a fin de cuentas la reflexión que vertebra y sirve de hilo conductor al texto, pero cierto es que siendo un libro de clara vocación de confrontación y contestación al odio España, a la “Hispanofobia”, y justo desde el ángulo contrario: el del amor y la comprensión hacia lo español, ese “Hispanofilia” nos resultó especialmente indicativo.

¿Cuál es el destino de España?

Por un lado tiene las dos opciones más inmediatas y consecuentes al proceso subversivo en el que estamos inmersos. Esto es, su disolución como una terminal más en los márgenes del globalismo y la posmodernidad. En lo que he venido a llamar la “España inane”. O su fragmentación y balcanización conforme a los paradigmas de lo que he venido a llamar la “anti España”. Siendo reseñable aquí como dicha fragmentación que propicia la “anti España”, no será sino otra vía para el mismo proceso de disolución en el marasmo globalista y pos moderno al que nos aboca la “España inane”, si bien aquí con mayores dosis de autodestrucción y nihilismo. Con mayores dosis en realidad de ofuscación, necedad, y subordinación cultural.

En este sentido, el libro plantea que sólo el reencuentro con la tradición española y la actualización de la misma para los tiempos que corren, puede ser alternativa y respuesta frente a un horizonte tan oscuro. Reencuentro que además, deberá ir en paralelo a un reencuentro general con la tradición europea pre moderna, y por ende, con la cosmovisión tradicional en el sentido sapiencial y perenne de ésta.

Sin dicha “regeneración”, la salida no parece posible a corto/medio plazo, y las distintas ideologías modernas: liberalismos, socialismos, nacionalismos…no contribuirán más que a seguir abundando en el nihilismo y desorientación que nos asola.

Necesitamos así un nuevo marco y cosmovisión que nos libere de las ideologías modernas, y que enraizado en lo que es anterior y superior a todas ellas, nos permita trascenderlas y apuntar más allá de la negrura a la que nos han abocado. Ese marco se está hoy día pergeñando, y el libro trata de contribuir a ello.

¿Por qué el amor a España no está trasnochado ni es un sentimiento rancio y nostálgico?

Porque es palanca de auto conocimiento, esclarecimiento, y comprensión del proceso histórico de Europa y Occidente de los últimos siglos, y del porqué de su nihilismo y decadencia.

Porque es fuente de munición doctrinal y espiritual para confrontar la posmodernidad y el globalismo, y apuntar hacia una alternativa. Tanto antropológica como ideológica.

Porque supone en definitiva un responder y defenderse tanto de la subordinación cultural, como del nihilismo y necedad que nos asola….

El amor y comprensión de España, arma y rebela.

San Isidoro, Alfonso X…son algunos de los emblemas del amor a nuestro patria. ¿Por qué son importantes y están vigentes estas referencias?

Porque más allá de los elementos contingentes, en lo que tienen de vehículo de la Tradición Sapiencial y actores notorios de la Historia de España y Europa, son fuente de verdad, y por ende, de auténtica libertad.

Frente a la alienación y ofuscación pandémica de nuestra época, y frente a la desviación de la “España inane” y el cáncer de la “anti España”, su figura resulta de este modo balsámica y reconstituyente.

Y es mucho más lo que nos puede aportar y enseñar la “Historia general de España” de Alfonso X el Sabio, que nada que nos pueda decir sobre España y su verdad histórica, los “Pablo Iglesias” de este mundo… Por decirlo de alguna manera…

El libro, más que ir contra la leyenda negra al uso, defiende la identidad española y combate el separatismo….¿Por qué quiso dar este enfoque?

Efectivamente, el libro confronta la leyenda negra, pero más allá de eso, confronta sus frutos, que tienen en el secesionismo anti español, su muestra más tóxica y desviada. Es decir, la “anti España”, es la encarnación más palmaria, del objetivo de subordinación cultural y desactivación geopolítica, que la leyenda negra pretende para con los españoles. Es por eso que una parte importante del libro, no todo él, pero sí una parte importante, se consagra a poner el separatismo en su lugar y mostrar cuán injusto, demagógico, falaz, interesado y sectario, llega a ser. Defendiéndose aquí una “idea fuerte” de España, basada en su recorrido histórico, su papel frente a lo más desviado de la Modernidad, su aporte así a lo mejor de la Historia Universal, y su “alternativa” frente al nihilismo.

Pero la tesis fundamental del libro es que los elementos disgregantes que amenazan nuestra patria (separatismos, izquierda radical etc.) no pueden combatirse con el patrioterismo liberal conservador ni con el régimen del 78. ¿Por qué esto es así?

Efectivamente. El libro plantea que “el ciclo se cierra” y que estamos viviendo las consecuencias de la adhesión de España a unos paradigmas políticos e ideológicos, que no podían sino en última instancia traernos hasta aquí… Todavía puede haber así y quizás, cierto valladar frente al cáncer de la “anti España” desde las palancas ideológicas que hoy día nos constituyen, pero es una resistencia ya en gran medida agotada. Y la contestación y rearme debe llegar de otra parte y de otra cosa… En el libro así lo insisto: ni liberalismo, ni capitalismo, ni socialismo, ni comunismo, ni anarquismo, ni nacionalismo, ni fascismo… Nada que haya sido fruto ideológico de la Modernidad nos sacará del marasmo en el que nos encontramos, y la alternativa a todo ello debe ser forjada desde fuentes antitéticas a las que germinaron el nihilismo en el que estamos. Nihilismo del cual la “anti España”, es fruto especialmente maduro…

¿Por qué solo volviendo a los orígenes de nuestra tradición católica podemos recuperar la razón de ser de España?

No tanto de la tradición católica, como de la Tradición con mayúsculas, y de su reflejo en lo mejor de la tradición española. En lo que en el libro he llamado “Fe y Realismo Superior”. Presente en lo más granado del periplo histórico de España, y especialmente en algunas de sus más grandes obras literarias y filosóficas.

Y profundizando todavía más, apunta que para dar al mundo la recta cosmovisión católica debemos defender la teología de la gracia y su tesis de que todo hombre recibe las gracias suficientes para salvarse. ¿Por qué negando esto no puede haber santos ni héroes?

Esto es un punto clave en el libro… El “principio de Gracia suficiente y eficiente”. Sin el cuál no se puede entender la tramoya de fondo, el “argumento espiritual”, del Siglo de Oro. Principio que es axial en la Tradición Sapiencial, y que en la España del Siglo de Oro, se articula tanto filosóficamente, como a nivel de cultura popular: Aquí las referencias tanto al molinismo, como al Quijote, a Calderón, a San Juan de la Cruz…

A través de dicho principio, el horizonte vital del ser humano sigue teniendo en las figuras paradigmáticas del Héroe y el Santo, su referencia máxima. Y el mundo, ni es un lugar de mera valía material; ni la religión, puede ser reducida a un mero integrismo puritano… La “Vía al Cielo” sigue abierta a pesar del “pecado original”, y en el alma humana hay “Gracia suficiente” para “por las obras”, “merecer el Cielo”… No estamos ni abocados a un éxito puramente cuantitativo, ni a ser “esclavos de Dios”. La dimensión heroica y de santidad sigue a nuestro alcance como referente, y a ella puede consagrarse la vida para dotarla de sentido y plenitud.

¿Por qué si negamos la teología de la gracia esto desemboca irremisiblemente en un nihilismo?

Si no hay “Gracia suficiente” sólo quedarán dos opciones, que en cierta medida son las que hoy se dirimen en nuestro tiempo… Por un lado, el volcarse al mundo. Pues nada puedo ni saber ni merecer “de lo Alto” y sólo el mundo recibe mis esfuerzos… Por otro, el someterse unilateralmente a una verdad revelada sin lugar al libre albedrío. Pues sólo así hay posibilidad de acercarse a “lo Alto” en la medida en que el sujeto por sí mismo, desde el ejercicio de su propia libertad y posibilidades, sólo puede perderse…

La primera opción es semilla del nihilismo materialista. En Occidente hegemónico. La segunda es semilla del nihilismo religioso. Raíz de todos los integrismos fanáticos y “obsesos de Dios” que nos amenazan.

Frente a uno y otro, el Imperio Español se opuso y puso sobre el tapete, “una alternativa”… De actualizar y comprender dicha alternativa, también tratamos con profusión en el libro y la reconocemos como parte fundamental de la respuesta que debemos dar.

Incluso es muy interesante la distinción que hace entre el nihilismo materialista de occidente y el nihilismo religioso del islam. ¿Pero no cree que el nihilismo religioso de sumisión puede acabar sometiendo al nihilismo occidental materialista?

No lo sabemos… no sabemos lo que pasará… Bien parece que ese podría ser el resultado final de nuestra decadencia. Ahora, lo que sí tenemos claro, es que si no queremos ni la poshumanidad mutante, alienada, y decadente del nihilismo materialista; ni los “obsesos de Dios” del integrismo y nihilismo religioso, la vía y respuesta pasa por hacer presente en nosotros el “Principio de Gracia suficiente y eficiente” que alentó lo mejor de la Historia de España… Y ese también, es uno de los leitmotiv de nuestro libro.

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Fredy
Gonzalo es un tipo noble y dice grandes verdades a cerca de la historia de España. Sin embargo, me veo obligado a decir lo siguiente:
1) No nos salva la tradición con mayúsculas, nos salva Jesucristo, a quien ciertamente conocemos por la tradición (Apostólica) que precede a la Escritura. La tradición primordial de que él habla no nos salva de nada, aunque tenga muchos puntos de luz en comparación con el nihilismo posmoderno. Si Cristo no hubiera venido, seguiríamos en tinieblas. Véase al padre Meinvielle sobre este punto.

2) Es exagerado reivindicar el molinismo como genuina expresión del catolicismo y de la historia de España. Supone dejar de lado a Domingo Bañez y a la escuela de Salamanca.

3) Es un falso dilema plantear que "molinismo o nihilismo religioso". El molinismo tiene graves inconvenientes pues acentúa tanto la libertad del hombre, que introduce pasividad y dependencia en Dios respecto de las criaturas, que parece que se vería obligado a amar a las criaturas por sus buenas obras. Digamos con la escuela tomista que "Dios antes de la previsión de cualquier mérito nos eligió y predestinó a la gloria y en virtud de esto decretó dar las gracias". La criatura no es nada sin Dios y Dios no es determinado por las criaturas.
No es verdadera la disyuntiva " Molinismo o nihilismo religioso (islam)", por tanto, es un falso dilema. No sería asimilable Bañez y el catolicismo que acentúa la primacía de la gracia a ese extremo, no tiene nada que ver.
Me llama la atención esa asociación entre el molinismo que rezuma a semipelagianismo y esa reivindicación de una Tradición sapiencial superior a Cristo.

Nada sin Cristo, nada sin su gracia.

No nos suceda lo que decía San Ireneo al inicio de su polémica con los gnósticos: "Usan las mismas palabras, pero hablan de cosas distintas".
24/01/22 1:14 PM
  
Jackino
Veo que sigue abierto el debate entre molinistas y bañecistas. Los primeros daban primacia a las buenas obras y los segundos a la gracia. Los molinistas acusaban a los bañecistas de calvinistas y estos acusaban a aquellos de pelagianos. El debate nunca fue resuelto y ambas doctrinas se consideran catolicas a pesar de las discrepancias que no deben ser tantas pues ambas tienen en cuenta la fe y las obras.

Como compagina Bañez la gracia y el libre albedrio para no caer en el calvinismo? Como los compagina Molinos para no caer en el pelagianismo?

Me consta que Bañez escribio una obra sobre el libre albedrio en respuesta a Calvino pero el libro esta escrito en latin y es muy antiguo. No es accesible.
25/01/22 12:47 PM

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