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9.12.19

Francisco de Vitoria sería anti-liberal

Daniel Marín Arribas es profesor universitario y economista en ejercicio, máster en Escuela Austriaca de Economía y en Doctrina Social de la Iglesia. Desde hace varios años protagoniza y encabeza iniciativas para dar a conocer a los doctores católicos de la llamada Escuela de Salamanca. En su haber están trabajos como el «Decálogo Antimodernista de la Escuela de Salamanca» (2015), el documental «Escuela de Salamanca. Defensores de la Fe» (2016), o su último libro publicado con ocasión del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, «Destapando al Liberalismo. La Escuela Austriaca no nació en Salamanca» (2018). Se autodefine como economista católico y se declara confeso anti-liberal.

D. Daniel, ¿por qué tanto fervor por la Escuela de Salamanca?

El fervor que denota usted por mi andadura debo decir que toca lo personal, pero también lo trasciende.

En lo personal, Francisco de Vitoria primeramente, y después su reguero de discípulos y resto de escolásticos de nuestra Edad de Oro, fueron los vehículos de los que se sirvió el Señor para darme la Luz de la Fe. Luz que viene envuelta en la llama de la Caridad, de ahí el fervor, el ardor. Algunos lo llaman “radicalismo”, y si nos fuéramos al sentido estricto de la palabra, sería correcto, pues hay que ir a la raíz de las cosas. La sociedad modernista es justo todo lo contrario: superficial y tibia. Y ya sabemos lo que hará Nuestro Señor con los tibios…

En este punto, unos frailes, sacerdotes, santos, y docentes de hace 500 años, me dieron el tesoro más valioso que tengo en mi vida. Y ahí conecto con el elemento que hace trascender lo personal: La Tradición. Una de esas frases cortas y precisas que resumen muy bien una cuestión, expresa que la Tradición es la transmisión (traditio) del fuego, no la adoración de las cenizas. Pues bien, creo firmemente que la Escuela de Salamanca tiene el fuego de un porvenir, y no las cenizas de un pasado glorioso pero muerto. En sus enseñanzas tan antiguas como perennes se concentra el saber más esencial sobre nuestra Fe y nuestra Patria. Por tanto, los buenos católicos y los buenos españoles deberían ir a buscar esa Luz y ese Fuego a los pozos de nuestra Tradición.

Quien olvida sus raíces no tiene futuro. Todo ser humano tiene su primera raíz en Dios, causa primera de su existir, y después en sus padres, en una línea sucesoria que conforma la historia de un pueblo. España no tiene futuro si deja de adorar a Dios y desconoce a los antepasados que la llenaron de virtud.

Juan de Mariana S.I. decía que no hay «nada más disolvente que dejar de adorar a Dios como le adoraron nuestros padres». A la vista de los resultados está que no se equivocaba. Hoy en día todo está disuelto y enfrentado… en la Iglesia, en la Patria, en la Política, en la Economía, en las Familias… El liberalismo rompe los límites de lo bueno y lo malo, y el marxismo crea las falsas dialécticas para enfrentar lo que por naturaleza es armónico (sacerdotes y seglares, empleados y empleadores, hombres y mujeres…).

D. Ramón Nocedal no se equivocaba cuando denunció que «encontraron (los liberales y socialistas) un pueblo lleno de fe, unido, honrado y vigoroso, capaz aun de triunfar de Francia en el Rosellón, de caer con gloria en Trafalgar, de llevar a cabo la epopeya de nuestra independencia; y ellos lo dividieron, lo llenaron de herejías y discordias, levantaron escuela contra escuela, partido contra partido, clase contra clase, abatieron sus bríos, quebrantaron sus fuerzas, le apartaron de Dios y le hicieron ludibrio de las naciones».

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