El general de la Cristiada, Gorostieta, no era como creíamos, no fue masón sino devoto católico
Ha saltado la sorpresa y ha sido Marco Respinti quien ha avisado. Nos referimos a la figura del general Gorostieta, el general cristero que con tanta brillantez dirigió a las tropas cristeras en su guerra macabaica contra el tirano Plutarco Elías Calles, perseguidor de la Iglesia.
Siempre habíamos creído que Gorostieta no era especialmente devoto, incluso habría ingresado en la masonería, pero se unió a los cristeros y el trato con sus hombres le fue transformando, al mostrarle la fe encarnada en las vidas de aquellos heroicos y generosos hombres que tomaron las armas para defender a Dios y a la Iglesia. Hasta llevarlo a morir con ellos.
Es lo que leímos en la obra pionera del historiador francés Jean Meyer, La Cristiada, y es también lo que refleja la película en la que Gorostieta es interpretado por Andy García.
Pero ahora es el propio Meyer el que desmiente su propia versión y nos da una imagen muy distinta de la que hasta ahora teníamos de Enrique Gorostieta.
En un artículo publicado recientemente en El Universal, Meyer empieza preguntándose quién era Gorostieta. Nos recuerda que era hijo de un ministro de Porfirio Díaz, que fue el general brigadier más joven de la historia (con 24 años), y que, tras la disolución del ejército federal en 1914 trabaja como ingeniero en los Estados Unidos y en Cuba, para regresar a México cuando Obregón llega al poder. Y que, dato interesante, rechazó la invitación a participar en dos rebeliones militares. No así cuando en 1927 le ofrecen la dirección del levantamiento cristero… pero es que entonces existía otra motivación.
Y entonces Meyer suelta la bomba, reconociendo su error:
«Aprovecho la oportunidad para hacer mi mea culpa. En mi Cristiada publicada en 1973, repetí sin averiguaciones una piadosa leyenda hagiográfica, de origen eclesiástico: el cuento es que Gorostieta no era católico; agnóstico, masón, hasta algo anticlerical, de una familia liberal del Norte. Que se fue con los cristeros porque era resentido contra los revolucionarios que habían truncado su meteórica carrera militar. Incluso que se fue como mercenario, por dinero. Se habría vuelto católico, contagiado por la fe del pueblo y de sus soldados cristeros, de modo que murió por la Iglesia y Cristo».