Clericalismo, Ralliement y la intromisión en el ámbito de lo prudencial

En el último número de la revista Verbo, como siempre muy rico y sugerente, Bernard Dumont reflexiona sobre la Doctrina Social de la Iglesia. Entre sus muchas y sugerentes apreciaciones, me ha llamado la atención lo que señala sobre la intromisión indebida del clero en ámbitos propios de las decisiones prudenciales de la autoridad civil, un fenómeno que lejos de pertenecer a un pasado muy lejano es cada vez más común y que incluso me atrevería a decir que goza de una preocupante salud. Estamos acostumbrados a denunciar lo contrario, las reiteradas intromisiones del poder político en la esfera de autoridad de la Iglesia, pero esta otra intromisión inversa, aunque no provoque habitualmente la protesta de los católicos, también existe. Intromisión clerical que es compatible con una condena formal del clericalismo e incluso con reiteradas apelaciones a la “hora de los laicos”. Así, la denuncia externa del clericalismo convive con un clericalismo real cada vez más expansivo.

Escribe Dumont que “la Iglesia fue la mejor custodia de las verdades que los que tienen competencia en las diferentes esferas temporales deben respetar como principios para guiar sus opciones prudenciales”, sin olvidar que “la decisión prudencial de los gobernantes escapa como tal de la competencia directa de la jerarquía eclesiástica, lo que no impidió en la práctica ciertos abusos”. Un ejemplo ilustrativo y bien conocido, que cita Dumont, es la consigna del Ralliement en 1892 , lanzada por el cardenal Lavigerie en los siguientes términos:

 “Cuando la voluntad de un pueblo se ha afirmado netamente y la forma de gobierno no tienen nada de contrario, como lo ha proclamado recientemente León XIII, a los principios que pueden dar vida a las naciones cristianas y civilizadas, cuando es necesario, para apartar a nuestro país de los abismo que lo amenazan, la adhesión sin reservas a esta forma de gobierno, llega el momento de sacrificar todo lo que la conciencia y el honor permite, ordenando a todos a sacrificarse por el amor a la patria”.

El texto, ya no se le escapa a nadie, está trufado de trampas y falacias: las voluntades populares son volubles e imprecisas, las afirmaciones del Papa se refieren a las formas de gobierno en términos generales, se da por hecho que la adhesión sin reservas es necesaria y se define implícitamente aquello que la conciencia de los franceses debe dictar. Todo, ahora lo podemos afirmar, con resultados poco alentadores: a los pocos años esa “forma de gobierno compatible con la vida cristiana y civilizada”, superados sus momentos de zozobra gracias al apoyo de los católicos, desataría una ola de laicismo y persecución que llevaría a la expulsión de órdenes religiosas, el expolio de los bienes de la Iglesia y a la condena por parte de san Pío X. En definitiva, esa intromisión en el terreno de lo temporal prudencial, que partía de la incomprensión de la naturaleza del régimen republicano francés, que no era una forma de gobierno neutra, sino profundamente cargada de un contenido laicista y anticristiano, confirma por otra parte el pésimo olfato que suele distinguir al clericalismo. Acaba este pasaje Bernard Dumont señalando la moderna “multiplicación hasta el ridículo de intervenciones intempestivas supuestamente proféticas, a propósito de todo y de nada”. Ejemplos actuales, algunos tristemente cercanos, no nos faltan.

13 comentarios

  
Martin Ellingham
"...la denuncia externa del clericalismo convive con un clericalismo real cada vez más expansivo..."

Muy acertada descripción. De hecho, se denuncia al viejo clericalismo ("de derechas", la alianza entre el Trono y el Altar) que es hoy un demonio pintado en la pared, para practicar, acto seguido, un clericalismo moderado, de centro (el clericalismo de izquierda de la teología de la liberación existe hoy, pero es menos frecuente que en décadas pretéritas) que enfeuda a la Iglesia con el régimen demo-liberal burgués, compuesto del binomio "democracia" y "economía de mercado" como nuevos dogmas sociales.

Saludos.
29/10/15 12:36 PM
  
gringo
Buen ejemplo es el cardenal Cañizares, portavoz oficioso del ala derecha del PP.
30/10/15 3:39 PM
  
gringo
Y en el otro bando el obispo Novell entusiasmado con la República Catalana.
No es de extrañar que en España exista el refrán de que siempre hemos ido delante del cura con una vela, y detrás con un garrote.
30/10/15 5:59 PM
  
Juan Mariner
No es lo mismo clericalismo que catolicismo, como ha señalado algún inteligente comentarista alguna que otra vez.
30/10/15 7:41 PM
  
yomismo
Buen ejemplo es el cardenal Cañizares, portavoz oficioso del ala derecha del PP.

¿el ala derecha del PP? ¿Pero eso existe?
30/10/15 9:33 PM
  
gringo
"Algunos se han acordado de su padre [muerto durante la guerra] cuando han empezado a dar subvenciones". Hernando dixit.
Ya te digo si existe el ala derecha.
30/10/15 11:31 PM
  
Antonio1
En dos palabras, qué nos gusta que los clérigos se metan en temas de bragueta, de reservas espirituales de Occidente y de nacionalcatolicismo patrio. Pero cuando se meten en temas que afectan al bolsillo, a los intereses de las petroleras, a wall Street y a nuestro happy way of life, cuando nos hacen ver las injusticias y que se cometen en política internacional, el destrozo de la crsción y se pone en cuestión a las empresas que nos pagan sustanciosas conferencias y escuelas a mayor gloria del statu quo económico, entonces es clericalismo. De traca!!
31/10/15 1:38 PM
  
gringo
Antonio1, es que de doble rasero andan sobrados.
Hace poco recordaban a Lope de Vega, que además de gran poeta y dramaturgo era sacerdote, y destacaban que aunque tuvo múltiples barraganas y bastardos, siempre conservó la fe en la gracia de Dios.
Es decir cuentan su vida en positivo, como ejemplo de un pecador que nunca se rindió.
Pero a Martin Luther King lo desprecian porque se acostaba con mujeres que no eran su esposa. Lo de la lucha por la igualdad por medios pacíficos evitando un estallido social les parece poco. Usan la excusa de su vida privada para criticarlo.
Si hubiera sido católico y cristero lo tendrían en un pedestal.
01/11/15 6:22 PM
  
Jorge Soley
Buff! Antonio1 y gringo, qué cansino y tópico... todo es doble rasero, mezquindad, buscarle tres pies al gato. Piensa el ladrón...
Sed felices, hombre, y disfrutad de la libertad de los hijos de Dios, sin estar todo el día buscando en qué puedo criticar.
Un abrazo a ambos
02/11/15 9:47 AM
  
Antonio1
Si yo soy muy feliz, los que no son tan felices son las víctimas de decisiones políticas en las que los clericales no deben entrometerse: los muertos de las guerras de Irak, los que trabajan para multinacionales textiles como esclavos, los que se quedan sin tierras por el impulso de las madereras, etc. Esos que tanto defiende el papa y UE tanto molesta a los ortodoxos cristianos dolarizados$.
02/11/15 3:01 PM
  
Antonio1
Un abrazo, Jorge.
02/11/15 3:02 PM
  
JUAN NADIE
GRINGO

Yo no se si existe el ala derecha del PP, pero si que te puedo asegurar que tu y Tontonio sois el ala tonta de la progresía.

PD, yo no soy del PP. Es mas yo no sabría decirte que es el PP, y dudo de que ellos mismos lo sepan, salvo un entramado de intereses particulares de una serie de arribistas.
03/11/15 11:38 AM
  
Antonio1
Entiendo que para ti John Doe ( es más fácil insultar que argumentar, no sabía que se permitía insultar en este foro, aunque está bien que no lo haya editado el moderador, ese insulto al que descalifica es al que lo profiere) yo sea un progre, al parecer debe de serlo todo el que no esté a la Derecha de Blas Piñar. 😀
05/11/15 2:32 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.