Pasos para cambiar la doctrina de la Iglesia

Pasos para cambiar la doctrina de la Iglesia

Me interesa subrayar que la forma de presionar sigue los mismos pasos descritos por Sandel. Por ejemplo, veamos cómo lo aplican al caso del celibato sacerdotal o a la teoría de género.

Michael Sandel, un famoso profesor de Harvard y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, explicó muy bien qué pasos se habían seguido para cambiar la opinión pública en las cuestiones morales controvertidas. Su pensamiento es especialmente interesante para entender cómo se intenta transformar la doctrina de la Iglesia en algunas cuestiones.

Sandel investigó qué argumentos se empleaban para que tuvieran aceptación social asuntos mal vistos en un determinado momento, ya sea el uso de preservativos, el aborto, el divorcio, la fecundación in vitro, las drogas, la prostitución, las relaciones prematrimoniales, el matrimonio homosexual, la eutanasia o los vientres de alquiler. En todos estas situaciones, el proceso que se sigue para que vayan teniendo aprobación es siempre el mismo.

Cuatro pasos para cambiar una cuestión social controvertida

En primer lugar, se presentan en la esfera pública casos extremos en los que es inevitable empatizar con el sufrimiento ajeno. Por ejemplo, una niña de 14 años embarazada tras una violación, un enfermo con grandes dolores físicos, una pareja que no puede tener hijos, etc.

Con independencia de cómo se resuelva cada una de estas situaciones, lo importante es que generen polémica y que se hable de ellas. De este modo, poco a poco, en la medida en que salen a la luz situaciones parecidas, va calando la idea de que hay personas con circunstancias dolorosas que no pueden “solucionarse” porque no están legalizadas. Estas situaciones constituyen la ventana de Overton (el caballo de Troya) que permite plantear públicamente cuestiones que provocan rechazo en un contexto concreto.

A continuación, las personas que quieren cambiar el statu quo solicitan que se les deje actuar conforme a sus ideas, aunque solo sea por respetar su libertad individual. Y así, solemos escuchar cosas como: “Déjame hacer lo que quiera, igual que yo no te impongo lo que debes hacer tú”; “Que yo actúe de un modo, no te obliga a ti a conducirte o pensar como yo”; “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. En todos los casos se apela a la libertad personal evitando la discusión sobre la moralidad de lo que está en juego.

El tercer paso es resaltar los motivos prácticos que aconsejarían dar carta de aprobación a las cuestiones morales en discusión. Por ejemplo, insistir en lo razonable que es que el estado no imponga un único criterio sobre todos los ciudadanos; o también reiterar lo desaconsejable -o incluso imposible- que sería que el estado asegurara que se cumpliera una determinada opción. Lo esencial es reiterar que hay diversidad de opiniones y no todos piensan igual. No importa si las opiniones están 9 a 1, lo relevante es ser tolerantes con las minorías. De nuevo, se evita por completo un juicio moral sobre el asunto a tratar.

Después de que la tolerancia acerca de una cuestión se haya extendido, o incluso legalizado, la lucha se centra en conseguir que se acepte socialmente que cualquiera de las dos opciones es igual de natural, buena y sana. Y así tan bueno es abortar como no hacerlo; morir de forma natural o asistida; tener un hijo natural o in vitro; practicar relaciones sexuales con personas del mismo sexo o de otro, con una persona o con muchas; casarse varias veces o tener relaciones estables; tener dos padres del mismo sexo, de dos diferentes, tener una familia monoparental o vivir en modelos de familia alternativos... Lo decisivo es que cada vez cale más la idea de que obrar de un modo o de otro es igualmente bueno y solo depende de los gustos personales. Cuando esto se consigue, se ha establecido un cambio de paradigma respecto al tema que estaba en discusión.

Cómo cambiar la Iglesia

Si aplicamos esta forma de proceder, entenderemos bien cuál es la estrategia para cambiar cualquier punto del magisterio: el celibato sacerdotal, la aceptación de la homosexualidad, la democratización de la Iglesia o la ordenación de mujeres. Ojo, sé que son temas muy distintos, algunos pertenecen al depósito perenne de la Iglesia y otros podrían aceptarse si se aplican adecuadamente.

Lo que me interesa subrayar es que la forma de presionar para que se cambien sigue los mismos pasos descritos por Sandel. Por ejemplo, veamos cómo aplicarlo al caso del celibato sacerdotal. Si quieres acabar con él, podrías argumentarlo así:

  1. Muestra los casos donde hay grave escasez de clero, pocas vocaciones sacerdotales, o postula que el celibato es la causa de los abusos sexuales (puesto que vivirlo es antinatural, o posible solo para unos pocos). Si aceptas estos presupuestos es fácil sentirse emocionalmente predispuesto a aceptar que los sacerdotes se casen.
  2. A continuación, subraya la idea de que casarse es una opción libre que cada sacerdote debería decidir personalmente, como ocurría en los primeros tiempos del cristianismo o puede hacer hoy día cualquier otro cristiano laico. La libertad y la conciencia son sagradas, por lo que la Iglesia debe respetarlas también en el caso de los sacerdotes.
  3. Después señala que es contraproducente que el rito romano imponga un único criterio sobre esta materia. Subraya especialmente cómo en las iglesias católicas de ritos orientales los sacerdotes pueden decidir si casarse o no. Da voz a los ex sacerdotes para indicar que ahora habría mucho más clero si no hubiesen colgado la sotana por el amor de una mujer.
  4. Por último, haz ver que en los ritos orientales de la Iglesia católica y a los ortodoxos y protestantes -en cuyas disciplinas se permite el matrimonio de los sacerdotes- les va estupendamente bien, de forma que a todos los efectos es tan bueno, tanto para la Iglesia como para cada sacerdote, vivir el celibato como no vivirlo. Este último paso es difícil de evidenciar a poco que uno conozca esta cuestión, pero me interesa que se entiendan los pasos que hay que dar para cambiar la mentalidad sobre este asunto.

Cómo inculturar la teoría de género

Apliquemos ahora estos pasos a la aceptación de la homosexualidad en la Iglesia. Advierto que no voy a matizar entre la tendencia homosexual, la práctica homosexual y la promoción de la cultura homosexual. Los matices son muy importantes para el juicio moral de la homosexualidad según el catecismo católico, pero los que lo promueven pocas veces matizan de qué estamos hablando exactamente cuando se habla de estas cuestiones en la esfera pública. Sin distinguir entre una cosa y otra es mucho más fácil que se acepte todo.

Estos son los pasos que podríamos dar:

  1. Muestra el sufrimiento de personas que sufren atracción por otras del mismo sexo, especialmente cuando sufren discriminaciones claramente injustas (violencia, cárcel, acoso, etc). En el caso de la Iglesia, da voz a personas que han sido apartadas de la comunidad totalmente, con malas formas, amenazando con arder en el infierno o, simplemente, presenta casos de padres católicos que echen a sus hijos homosexuales de casa.
  2. Comparte los testimonios de personas que piden libertad para establecer relaciones afectivo sexuales, especialmente si participan activamente en obras de caridad o catequesis. Ya no digamos si son buenos profesores de religión o de un colegio católico.
  3. Señala la importancia de respetar la orientación sexual de las personas, sea la que sea. Explica a tus amigos heterosexuales que deben tener empatía y aceptar que otros tengan tendencias sexuales diferentes. Haz ruido y vende la idea de que hay muchos homosexuales en la Iglesia, quizá no en proporción, pero sí en números absolutos. Haz ver cómo la cultura eclesial es muy homofóbica y facilita que haya muchos cristianos homosexuales reprimidos.
  4. Subraya cómo ser homosexual es tan natural, bueno y sano como ser heterosexual. Es igualmente positivo tanto para la sociedad como para los hijos.

Insisto que no estoy haciendo un juicio sustantivo sobre cada una de las cuestiones morales controvertidas que han salido en este artículo. Eso requeriría mucha profundidad, extensión y, sobre todo también hoy día, libertad para abordar las cuestiones sin presiones desproporcionadas. Aquí solo he querido explicar qué hay que hacer para cambiar la cultura ante una determinada cuestión.

Entender bien esto tiene una gran ventaja, porque constituye una hoja de ruta para que los cristianos podamos cambiar las cuestiones sociales que consideramos injustas. Podríamos ver ejemplos concretos sobre cómo hacerlo, pero este artículo ya es demasiado largo y lo dejaremos para otra ocasión.

8 comentarios

Miguel
Fue premio princesa de Asturias por :

" Sandel, ejemplo del uso público de la razón en la búsqueda de la verdad, ha adquirido prestigio mundial por haber trasladado su enfoque dialógico y deliberativo a un debate de ámbito global."

En definitiva, la verdad no existe, la construimos.
También en la Iglesia.

11/05/23 3:17 PM
Vicente
No cambia el dogma
11/05/23 4:59 PM
Juan Carlos
Perdón, en mi época las cosas se llamaban por su nombre, NO se decía "cuestiones morales" a los pecados, precisamente a los pecados se los llamaba por su nombre, es decir, PECADOS: Aborto, Homosexualidad (practicada), Asesinato o Suicidio según el caso y NO Eutanasia, etc.
12/05/23 8:21 PM
Vicente
Puede, y en ocasiones se debe modificar la forma de expresar la Doctrina, pero lo esencial de la Doctrina ni cambia ni puede cambiar.
12/05/23 11:23 PM
pelicanillo
Recuerdo la matraca omnipresente de la película "Mar adentro" en un dispendio de almíbar, sentimentalismo atroz y manipulación de masas. Al final el fruto pasó directamente de verde misericordioso a podrido eutanásico gracias a la pestífera democracia española imponiendo otra infamia a una ciudadanía catatónica tras la labor de zapa de ingeniería social previa.
El demonio sigue ganando batallas. Gracias a Dios no la guerra.
13/05/23 1:21 AM
Josep
Dios aborrece el pecado pero ama al pecador.
13/05/23 4:10 PM
Liliana
Dios nos creo para vivir con El, en El y para El por amor a nuestro bien.
Para ésta vivencia nos dejó libre, quién desee conocer sus mandatos y los acepte recibirá su Gracia, quien no quiera conocerlo porque lo siente innecesario se hará cargo de sus desviaciones que puede sufrir y hacer mal a otros.
La caridad consiste en rcuperar lo perdido por no creer, ¿como?
Reconocer y enmendar la mala acción para pedir perdón, mediante el Sacramento de la Reconciliación
Un saludo cordial
16/05/23 4:34 PM
QUENDON
Solo falta el quinto hito: EL QUE NO PIENSE ASI ES UN FASCISTA
5/08/23 9:19 PM

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