Es fantástico cuando un político cristiano con opiniones ortodoxas sobre la sexualidad humana se presenta para liderar un partido político, ya que significa que los medios de comunicación empiezan a interesarse mucho por el concepto de pecado. Los periodistas no dudan en preguntar al último candidato si cree que el sexo gay es pecado. Tim Farron recibió este trato hace unos años, tras convertirse en líder de los demócratas liberales. Hoy es el turno de Kate Forbes, del Partido Nacionalista Escocés. Acaba de volver de su baja por maternidad para presentarse como candidata y ahora está recibiendo lo que yo llamo «el tratamiento».
«La ministra de Economía, Kate Forbes -que regresó antes de tiempo de su baja por maternidad el lunes para declarar su candidatura al liderazgo del SNP- dijo a los periodistas en una ronda de entrevistas que no desafiaría el bloqueo del gobierno británico al proyecto de ley de reforma del reconocimiento de género de Holyrood, que no apoyaba la autoidentificación de las personas trans y que no habría votado a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo». Pues bien, ya se pueden imaginar el desmadre.
The Times informó de ello diciendo que «Kate Forbes se arriesgó a hacer saltar por los aires su campaña por el liderazgo del SNP el mismo día de su lanzamiento» por sostener la chocante opinión de que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, algo en lo que todo el mundo creía hasta hace unos cinco minutos.
Me parece un tanto sospechoso que periódicos y periodistas, que ni siquiera creen en el concepto de pecado, ni en el cielo y el infierno, de repente se interesen enormemente por ello, si algún político se atreve a ir en contra de la ortodoxia ultraliberal.
Estos medios de comunicación nos sermonearán sobre ser inclusivos y acogedores, pero si te desvías de lo que los medios dominantes dicen que es la nueva ortodoxia, es decir, que el matrimonio puede ser lo que un puñado de políticos diga que es, y que una mujer puede ser lo que un hombre confundido diga que es (y cualquier otra cosa que sea el último desarrollo de la ideología de género), entonces te encontrarás muy al margen. Entonces toda la cháchara sobre ser inclusivo y diverso queda expuesta como la mentira que es. A estos medios de comunicación no les interesan los puntos de vista diversos, como tampoco les interesa la teología del cuerpo o la noción de pecado.
Ni Tim Farron ni Kate Forbes son católicos. Farron es un protestante inconformista de toda la vida. Forbes es miembro de la Iglesia Libre de Escocia, evangélica y socialmente conservadora. Sin embargo, la forma en que los medios de comunicación tratan a los cristianos de cualquier tendencia o tribu debería preocuparnos a todos, ya que lo que los medios intentan hacer es que ciertas visiones de la sexualidad humana queden fuera de lugar. Están intentando crear un panorama político en el que tener una visión honesta y verdadera de la ética sexual te convierte en una persona non grata y en alguien a quien no se debe tomar en serio.
Todas las personas de buena voluntad y buena conciencia deberían oponerse rotundamente a ello. The Guardian preguntó a Forbes cómo pensaba presentarse como una «líder que inspira confianza» a los miembros LGBT+ del partido y del país, dadas sus creencias.
Forbes respondió:
«En una sociedad pluralista y tolerante, defenderé a ultranza los derechos de todos a vivir y amar sin acoso ni miedo. Espero que se me conceda la misma libertad y el mismo derecho a creer y practicar opiniones bastante mayoritarias que son comunes a todas las religiones mayoritarias, como el islam, etc»..
Todo lo que no sea este planteamiento significa que ya no vivimos en una democracia, sino en una dictadura blanda en la que todo el mundo debe tener las mismas opiniones sobre todos los temas importantes.
Si los medios de comunicación quieren dedicar su tiempo a interrogar a los políticos sobre su visión del pecado, no creo que sea necesariamente algo malo, aunque advierto a cualquiera que busque en los políticos una guía sobre el pecado y la moralidad. Podría decirse que no hablamos lo suficiente sobre el pecado, así que tal vez el político podría utilizar la entrevista para explorar algunas cuestiones teológicas complejas. Apuesto a que eso haría que la entrevista volviera pronto a las áreas de economía y política exterior.
Laura Perrins
Publicado originalmente en el Catholic Herald
