Pensamientos sobre un texto de Fray Nelson, con respeto

Pensamientos sobre un texto de Fray Nelson, con respeto

Las opiniones que aquí presento son a título personal y no representan la posición oficial de la Federación Internacional Una Voce, a la cual tengo el honor de servir actualmente. Por la naturaleza de este servicio, esta organización permite entrar en contacto con una cantidad de experiencias y elementos a nivel mundial que me parece, permiten proponer algunas generalizaciones de forma razonable.

Con el mayor de los respetos que se le debe como persona y como Sacerdote, me he permitido solicitar a Infocatólica la oportunidad de presentar una respuesta a el escrito editorial de Fray Nelson Medina O.P. en este mismo medio, titulado «Traditionis Custodes, Motu Proprio del Papa Francisco» publicado con fecha del 19 de Julio 2021.

Las opiniones que aquí presento son a título personal y no representan la posición oficial de la Federación Internacional Una Voce, a la cual tengo el honor de servir actualmente. Por la naturaleza de este servicio, esta organización permite entrar en contacto con una cantidad de experiencias y elementos a nivel mundial que me parece, permiten proponer algunas generalizaciones de forma razonable.

Con este escrito no pretendo hacer ninguna argumentación canónica ni teológica, e incluso ni siquiera litúrgica, principalmente porque tanto los motivos enunciados en el Motu proprio «Traditionis Custodes» (T.C.) como las justificaciones del mismo presentadas por Fray Nelson, se basan únicamente en señalar la supuesta actitud de los fieles adheridos a la Misa Tradicional o Usus Antiquior.

Quiero comenzar diciendo que casi no se pude estar más de acuerdo con el análisis inicial de Fray Nelson cuando escribe: «Así que queda claro dónde está la raíz del disgusto y rechazo que muchos sienten con respecto a TC. Podemos decir que se trata de objeciones externas, en la medida en que comparan, en bloque, la acción propuesta en TC con la acción mínima o inexistente que se ha tomado u omitido en otros casos, terriblemente dolorosos para la fe del pueblo de Dios.»

Y digo que «casi» no se puede, porque hay una pequeña e importante distinción. Esta injusticia es evidente para la mayoría de los católicos e incluso para los no católicos; y puede ser la raíz de su disgusto porque es lo que se puede ver y comprender fácilmente. Pero no es la raíz de la tristeza para quienes amamos y nos nutrimos de la Misa Antigua, porque más allá de la comparación; la caricaturización que se hace de nosotros como un «club de odio» al Papa y al Vaticano II, nos resulta una humillación pública, y peor aún, hecha por quienes esperamos que cuiden de las almas nuestras y de nuestros hijos.

La gran debilidad del Motu Proprio y de justificaciones como la que ha presentado Fray Nelson sobre él, es que están totalmente basadas en una sola idea: «es cada vez más evidente en las palabras y actitudes de muchos que existe una estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que consideran la verdadera Iglesia»1.

Los fundamentos para afirmar lo anterior, en el caso de Santo Padre, provienen de la encuesta que dirigió a los obispos del mundo en el año 2020. De la cual solo se conocen al día de hoy las opiniones que publicó la Conferencia Episcopal Francesa hace algunos meses y que con frecuencia utiliza los mismos términos empleados por el Papa Francisco en su Motu proprio. Esta es la misma conferencia que al día siguiente de la publicación del Motu Proprio en su sitio web declara:

[Los Obispos de Francia] «Quieren hacer manifiesto a los fieles que celebran habitualmente según el misal de San Juan XXIII y a sus pastores, su atención y la estima que ellos tienen por el celo espiritual de estos fieles, y su determinación de continuar juntos la misión, en la comunión de la Iglesia y de acuerdo con las normas vigentes

Cada obispo se esforzará por estar a la altura de la misión descrita por el Santo Padre para ejercer la responsabilidad que él le recuerda en la justicia, la caridad, el cuidado de todos y cada uno, el servicio de la liturgia y de la unidad de la Iglesia. Esto se hará con el diálogo y demandará tiempo»

O lo expresado por Mons. Luc Crepy, Obispo de Versalles «Si hay comunidades que han conocido en otro tiempo acontecimientos dolorosos, yo me alegro del camino recorrido hacia una comunión eclesial efectiva. Esta obra de paz ha sido llevada por mis predecesores con el concurso precioso de sacerdotes y fieles animados por este deseo de unidad.»

U otro Obispo francés, el ordinario de la Diócesis de Bayona, que dice « Me parece que puedo dar fe de que los sacerdotes que garantizan en la diócesis de Bayona el servicio de la liturgia según el Misal de 1962, se adhieren plenamente al Concilio Vaticano II, reconocen la legitimidad del Misal de 1970, expresión por excelencia. de la lex orandi de la Iglesia latina, y cultivar un agudo sentido de comunión eclesial participando activamente en eventos y celebraciones, así como en las orientaciones pastorales y misioneras de la diócesis. Sé que tienen la preocupación de hacer crecer en la fe, la vida cristiana y el sentido de comunión y misión, a los fieles que participan habitual u ocasionalmente en las celebraciones litúrgicas que presiden. Observo, además, que sus asambleas son relativamente jóvenes y que hay familias muy preocupadas por transmitir la fe a sus hijos y educarlos para «sentire cum Ecclesia» - para sentir con la Iglesia.»

Con todo lo anterior ¿no parece contradictorio que se haga una generalización de ser rebeldes quasi-cismáticos y al mismo tiempo se reconozca una «obra de paz» una adherencia plena al Concilio, etc? Parece que las actitudes no son tan omnipresentes después de todo. ¿No debería mejor de haber un proceso de entendimiento mutuo? Lo único certero, es que hay muchas dudas.

Fray Nelson, por su cuenta, se inclina a pensar que los planes de Benedicto XVI fallaron porque « Simplemente no conozco una sola excepción, es decir, alguien que valore lo que Benedicto quería que fueran dos formas de un único rito, y que valore equilibradamente la Reforma Litúrgica y el Concilio Vaticano II». Personalmente me parece una afirmación absolutamente incomprobable. Es lo mismo que decir: «No conozco a nadie que opine lo mismo que yo opino sobre lo que Benedicto querían que fueran las dos formas del único rito» Ahora bien, no estoy en contra de la subjetividad. Pero esta lógica no debería de ser una justificación razonable ni pastoral para eliminar el plan de Benedicto XVI.

Para entender un poco mejor lo que Fray Nelson opina que es una valoración «equilibrada» de un rito tenemos algunos ejemplos en el texto:

«La «gran tradición» no se limita a usar la lengua latina o seguir unos ritos que, por su mismo carácter, hoy exótico, pueden resultar atractivos para un pequeño grupo de fieles». Es decir, la Misa Antigua es hoy un rito «exótico» que solo atrae a pequeños grupos; lo que también es muestra de su irrelevancia. Decir que en el Rito Romano había una forma exótica irrelevante y otra normal, no parece ser la idea que el Papa Benedicto quería; quizá por eso Fray Nelson no encontró a nadie que opinara igual, no lo sé.

O este otro «Es necesario difundir, para bien de todos, tesoros que están más allá de unas vestiduras o de unas antífonas» Con esto Fray Nelson parece decir que el tesoro de la Misa Antigua consiste solo en unas vestiduras y unas antífonas, por lo que hay que difundir otras cosas que están «más allá». Esto no me parece que sea saber «sacar del tesoro de la Iglesia lo antiguo y también lo nuevo»

Lo que quisiera hacer notar con lo anterior, es lo acostumbrados que estamos a que se hable de forma despectiva sobre la Misa Antigua. Es tan común que usualmente no lo percibimos. Se nos acusa de una « pretensión de pureza, ortodoxia y santidad.» Sin duda muchos de nosotros podremos tener ese problema. ¡Pero no todos son así, y el problema puede estar en toda la Iglesia!

¿O porqué no se nos permite celebrar en cualquier templo parroquial? ¿los contaminamos?; ¿o porqué los que nos acusan de pretenciosos ortodoxos sugieren como Fray Nelson que « primero hay que ver cuál es la actitud de quienes celebran así la Eucaristía antes de multiplicar grupos o lugares de culto según esa forma»?

O peor aún, como muestra un botón: Con frecuencia a nosotros se nos acusa falsamente de ser quienes negamos la validez de la Misa Nueva, cuando por ejemplo en Estados Unidos (no creo que sea muy diferente en otras partes), ¡solo la tercera parte de los católicos cree que la Eucaristía es el cuerpo y la sangre de Cristo!2 ¿Qué quiere decir eso sobre la aceptación de la validez de la Misa nueva entre las personas que asisten a ella?

Pero en fin, tampoco es la intención de Fray Nelson escribir un tratado teológico litúrgico en un escrito de internet que obviamente implica que se le dedique solo un poco de tiempo para presentar de manera general algunas opiniones y por supuesto todos podemos hacer expresiones «desafortunadas» en lo que escribimos. Pido perdón de antemano por las mías.

Con todas estas palabras, solo pretendo hacer ver que los que vamos a la Misa antigua y a la nueva, no somos tan distintos. Si, hay gente problemática como en todas partes. ¡Pero no somos los rebeldes que quieren que seamos!. También llevamos buenas relaciones con muchos obispos. También queremos a nuestros Sacerdotes. Si nos invitan a las fiestas de la Diócesis también vamos.

Las nuevas restricciones que se impusieron a los sacerdotes y fieles adheridos a la celebración de la Misa conforme los libros litúrgicos de 1962, se han justificado en una generalización desproporcionada y errada. Los fieles que se acogían al Motu Proprio Summorum Pontificum, son precisamente los que más deseaban acceder a la esta forma de la Misa en perfecta comunión con su Obispo. Aquellos que creen que hay otra «Iglesia verdadera» no son quienes reconocían la necesidad de seguir las reglas establecidas por Benedicto XVI.

Estamos muy tristes por las nuevas restricciones que se nos han impuesto, pero sabemos que lo que es de Dios tarde o temprano tomará su lugar.

A Fray Nelson, le pido de corazón que no me tome a mal mi texto. He utilizado el suyo solo para mostrar otro punto de vista. Si lee estas palabras, le ruego que nos tenga presentes en su Misa; puede ser la Misa nueva porque es válida, pero como las dos son parte del mismo Rito ¿porqué no con la Anterior?

Lo que SI es:

Pocas gentes tienen el privilegio de poder ir a la Misa Tradicional, si tú que me lees lo estás pensando hacer, por favor no lo dejes pasar. De hecho ¡Apúrate!.

Sí, sí vas a encontrar algunos personajes. Sí, sí puedes ver que algunos de nosotros nos quejamos del mundo y de muchas cosas. Sí, vas a encontrar mucho pecador. También vas a encontrar mucha gente buena, jóvenes, familias, enamorados. ¡Pero no vengas o no evites venir por las personas! La Misa Antigua es un tesoro que no es de algún grupo en particular, es un tesoro de todos los católicos. ¡Descubre ese tesoro! La belleza, el silencio, el respeto y sobre todo: El Sentido de lo Sagrado.

Probablemente las primeras veces que asistas, te puede resultar difícil. Pero te vas a encontrar con la Misa de la que te hablaron muchos de tus santos más queridos. En el ritual, en los símbolos de la Misa que han permanecido por siglos, la atemporalidad del cielo se te va a mostrar poco a poco de una Forma Extraordinaria.

 

Felipe Alanís Suárez

1 Carta del Santo Padre Francisco que acompaña el Motu ProPrio «Traditionis Custodes»
2 Encuesta de Pew Research Center, publicada el 5/Agosto/2019

 

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