Aprobación de la eutanasia. España, transformada en un «campo de exterminio»

Aprobación de la eutanasia. España, transformada en un «campo de exterminio»

Lo he dicho en varias ocasiones. Esta es la hora en la que vuelven los «bárbaros» que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España.

Con todo respeto y aprecio en el Señor a las personas, debo hacer algunas consideraciones respecto a ciertas leyes y hechos.

Le tenían ganas. La España tradicionalmente católica y que expandió la fe allende los mares, era un enemigo a batir por sí misma y por su repercusión en los pueblos hermanos de Hispanoamérica, Filipinas, el mismo contexto europeo y la influencia en todo el mundo de nuestros misioneros, activos colaboradores con la transmisión de la fe.

Avanzada la llamada transición política, y con una Constitución española llena de ambigüedades, las fuerzas laicistas unidas a las fuerzas políticas partidarias de la relativización cultural, moral y religiosa de nuestro pueblo, han conseguido, - con la aprobación de leyes que permiten destruir la vida por nacer, tanto en el seno materno como en los laboratorios, y ahora con la aprobación de la Ley de la eutanasia, - convertir a España en un «campo de exterminio».

El «tsunami» de leyes que desregulariza el patrimonio cultural y espiritual de España, enarbolando siempre la bandera de la «libertad», comenzó con la ley del divorcio (1981), a la que siguieron la despenalización del aborto (1985), la ley sobre técnicas de reproducción asistida (1988), la ley que permite el así llamado matrimonio civil entre personas del mismo sexo (2005), la ley del divorcio «exprés» y el repudio (2005), la introducción de la asignatura «Educación para la ciudadanía» que hacía presente la «ideología de género» en la escuela (2006), la ley sobre técnicas de reproducción asistida (2006), la ley Aido sobre la interrupción del embarazo y la salud sexual y reproductiva (2010), la ley de investigación biomédica (2011), hasta llegar a las leyes autonómicas sobre «Identidad y expresión de género e Igualdad social y no discriminación» presentes en varias comunidades autónomas de la nación española.

Además de otras propuestas leyes permisivas anunciadas por distintos ministerios, la puntilla final a la libertad de conciencia y a la dignidad de toda vida humana, la han puesto la nueva ley de educación (2020) y la ley de la eutanasia (2021). Con ello las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante pueden darse por vencedores ante un pueblo anestesiado por los medios de comunicación, la fuerte ingeniería social desarrollada con la perversión del lenguaje, un Tribunal constitucional atrapado por el positivismo jurídico y que deja en desamparo lo que naturalmente constituye lo «específicamente humano»: la dignidad y el carácter sagrado de la vida, la diferenciación varón -mujer como riqueza de patrimonio de la humanidad, el bien del matrimonio abierto a la vida y la función social de la familia como pilares que sostienen una sociedad estable y con un horizonte de fraternidad. Con esta ley se consuma el proceso de transformación de la «ley natural» y de los llamados «derechos humanos», en derechos subjetivos, según los propios deseos de cada uno. Ya no quedan los bienes indisponibles. Lo que viene después son las leyes que propicien el «transhumanismo».

Hay que repetirlo una vez más. No existe el derecho a la muerte. La eutanasia acaba con todos los derechos. La vida humana es siempre un don que nos precede y que merece ser cuidado personal, familiar y socialmente desde la perspectiva del bien común hasta la muerte natural. Es el don más alto de la creación. De manera particular le corresponde al Estado garantizar este cuidado y protección. No hacerlo lo convierte en un Estado que no cumple su misión y queda ilegitimado en el ejercicio de este poder. Ahora los médicos y el personal sanitario adquieren una nueva responsabilidad de resistencia ante el mal. Las clínicas, los hospitales y los hogares no pueden convertirse en lugares donde no se respete con seguridad y cuidado la vida humana. Rezo por ellos.

No contentos con estas leyes, los nuevos amos han provocado desde las instancias del poder un debilitamiento moral de nuestro pueblo, especialmente entre los niños, adolescentes y jóvenes con una educación sexual al margen del amor y de la capacidad de autogobierno para el bien personal y la relación con las demás personas. Muchos de ellos están atrapados por la pornografía, las adicciones de toda clase y se les ha inoculado un concepto negativo de la libertad. Esta se propone simplemente como autonomía radical del individuo sin otro horizonte que el placer y la utilidad, sin referencia a los bienes indisponibles de la persona que se cultivan por la virtud. Se trata de la destrucción de la libertad en nombre de una libertad sin más contenido que ella misma. Una libertad perversa fuente de numerosos sufrimientos humanos: la destrucción de la vida humana, rupturas familiares, abandono de los niños, desorientación en el sentido de la vida e incluso aumento de la soledad, enfermedades psíquicas y suicidios.

El camino es conocido: manipular el lenguaje, debilitar a la familia como educadora de sus hijos, cambiar las costumbres con ingeniería social y crear una nueva opinión de masas propiciada por la invasión masiva de los medios de comunicación social que han conseguido atravesar el alma y la mente de muchos españoles.

Para todo ello era necesario un punto de partida perseguido desde el principio: favorecer la secularización de la sociedad española para prescindir de Dios y de la tradición católica que sustenta una antropología adecuada que responde a los bienes y a los fines de la persona humana, la familia, la religión y la sociedad. Sin Dios, sin la humanidad de Jesucristo, el hombre va a la deriva y pierde su fundamento estable y un horizonte de eternidad. Por eso prescindir de la tradición católica y debilitar la cultura y las leyes que la puedan sustentar, propicia un multiculturalismo de corte nihilista que acaba siendo un despropósito que deja sin defensas a nuestra sociedad española.

Lo he dicho en varias ocasiones. Esta es la hora en la que vuelven los «bárbaros» que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España.

Son tiempos en los que la Iglesia católica no puede mirar hacia otra parte. Son los tiempos de una «nueva evangelización» como nos piden los últimos Pontífices. Lo que está en juego es el bien de las personas y el bien de nuestro pueblo. Es necesario movilizar las conciencias de los católicos y de los hombres de buena voluntad para lograr una gran estrategia a favor de la vida humana. Lo que está enfrente, como decía San Juan Pablo II, es una auténtica «estructura de pecado … una conjura contra la vida … una guerra de los poderosos contra los débiles» (Evangelium vitae, 12) Resulta una ironía amarga que en este tiempo de «pandemia», en vez de cuidar exquisitamente de las necesidades sanitarias y laborales, desde el gobierno de la nación se produzca este asalto a la dignidad de la vida humana y se sea indiferente ante el sufrimiento de tantas personas que reclaman cuidado y protección.

Aunque lo desconozcan los no creyentes, España necesita a Cristo, en quien refulge el esplendor de la verdad de la persona. En estos momentos no podemos renunciar ni al libro de la Creación, Dios creador que ordena con su sabiduría todas las cosas y al mismo hombre, ni a la obra de la Redención expresada en la Cruz de Cristo donde todos hemos sido amados hasta el extremo. Sin ese amor y sin el perdón no podemos vivir. Así lo han testimoniado todos los Santos que pueblan con la Virgen María toda nuestra geografía española.

Como no puede ser de otra manera nuestra palabra como Iglesia pasa siempre por la reconciliación y el perdón. Esto se hace posible porque antes hemos sido perdonados por Dios y, en Cristo, ha sido vencido el pecado y la muerte. Estamos en Cuaresma y nos encaminamos a la Pascua: el triunfo de la resurrección y la Vida. Por eso estamos llamados a la esperanza. Todas las fuerzas del mal son insignificantes ante el poder y la misericordia de Dios: «Deus est semper maior».

Concluyo invocando a San José, custodio de la Sagrada Familia, protector de la Iglesia y abogado de la buena muerte. Que, bajo su protección, España camine por caminos de justicia y de paz rumbo al cielo, nuestra patria definitiva.

+ Juan Antonio Reig Pla

Obispo Complutense

Alcalá de Henares, a 19 de marzo de 2021

Solemnidad de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María

Año de San José y de

Ntra. Sra. la Virgen de la Victoria de Lepanto

Año de la Familia

 

24 comentarios

Pepe
No se puede decir más claro.
19/03/21 2:55 PM
Miguel García Cinto
Que Dios bendiga y guarde a Monseñor Reig Pla, dignísimo y valiente sucesor de los apóstoles, que es fiel a la verdad y promueve la fe católica y apostólica. No es de estrañar que sea continuamente atacado y menospreciado por los enemigos de la Santa Iglesia Católica.
Paz y bien.
19/03/21 4:36 PM
Jose luis
Maravillosas palabras!
19/03/21 6:05 PM
Grego Bagon
Que bueno, que ganas de oír esta gente valiente que te llena de esperanza con su valentía. No todo está perdido, ahora más que nunca la Iglesia necesita de santos y héroes que den la cara y digan la verdad.
Me quito el sombrero ante ti Reig Pla
19/03/21 6:07 PM
Akáthistos
Puede mejorar, puede quedarse así o puede empeorar. A mucha gente no le importa la verdad. Los valores morales ya quedaron en un libro empolvado. Las fuerzas del Mal están desatadas.
19/03/21 6:51 PM
LUCHO
Extraordinario!
Bendito pastor bueno y valiente, que cuida y defiende su rebaño, en público y en privado. Y los demás obispos donde están? Perros mudos, miserables parásitos que han perdido la fé y las agallas y sestean perezosos con sus reuniones estériles en su conferencia episcopal y sólo buscan el aplauso de la basura política que nos mangonea.
19/03/21 7:46 PM
Isaac Payá
Es una de las personas más inteligentes de la Iglesia Católica española. Considero que es un superdotado. Que Dios le bendiga.
19/03/21 8:54 PM
Uno más.
Menos mal que habla él y alguno más en España. La Conferencia Episcopal Española hace años se quedó muda. A ver si se muda pronto porque si no, acabamos con la Iglesia en España. Nuncio, ¿dónde estás?
20/03/21 12:12 AM
santiago rosique pérez
¡que gran obispo¡ lo tuvimos en Murcia y peronalmente sentí una gran tristeza cuando supe que lo trasladaban. El tiempo que estuvo entre nosotros dejó una gra huella. ¡ Que Díos le Bendiga¡
20/03/21 3:37 AM
María José
Ya va siendo hora de que la Iglesia se presente y de defina y los católicos tibios tengan que elegir. De otro modo cada vez irá a peor.
20/03/21 2:54 PM
Pedro
Lo que me gustaría ver ahora es a un par de docenas de obispos sumándose a Monseñor Reig Pla y suscribiendo el texto. Creo que sería lo menos que se puede esperar de una iglesia viva y de unos pastores preocupados por sus fieles y por difundir la verdad.
Por soñar que no quede...
20/03/21 4:25 PM
Vicente
Debemos orar y evangelizar.
21/03/21 12:40 AM
Jose Eduardo Oñate Garzon
España en picada al abismo. Excelente explicacion
21/03/21 6:01 PM
Julián García
Gracias por su Magisterio, que va desgranando las causa de nuestra situación actual. Gracias por hacer resonar palabras que dan solución a tanto problema, -Nueva Evangelización, Creación, Redención, Reconciliación, Perdón, Esperanza-...
Gracias porque es un anuncio de la Buena Noticia, del amor de Dios en la VIDA, en la historia de todos y cada uno de los seres por Él creados. Gracias por no callar, y por hablar con respeto, misericordia y verdad.
Es tiempo de no callar, con la palabra respetuosa y firme, y con el testimonio de vida.
Me vienen las palabras del Señor en Lc 19, 39-40: "Alguno de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: "Maestro, reprende a tus discípulos". Respondió: "Os digo que si éstos callan gritarán las piedras".
Ánimo monseñor, que Dios le bendiga siempre.
22/03/21 10:38 AM
Mª José Ibáñez
Grande!!!!! Monseñor.
22/03/21 11:09 AM
Rafael
Gracias monseñor por decir la verdad.
22/03/21 10:57 PM
E. Campo
Posiblemente, estoy diciendo un dislate y acepto una corrección.
Algunas veces, cuando pienso en las barbaridades que hacemos, y la orientación tan atroz que está tomando la humanidad, me asalta la duda de si Dios está desentendiéndose de nosotros.
23/03/21 10:59 PM
esron ben fares
E. Campo Dios tiene todo bajo control. Si no fuese así no sería Dios
24/03/21 9:07 PM
esron ben fares
La señal de la bondad de este artículo es la furia de sus enemigos.
24/03/21 9:08 PM
SS
Es peor , son muchos años, de progresión de la hipocresía y condenación de los autores y cómplices.-
25/03/21 6:43 AM
E. García
Que gran pastor tenemos los alcalaínos . Orgullo para todos los que le acompañamos y nos identificamos con el valor que tienen sus firmes ideas, de las que no se retracta ante ningún poder temporal. Gracias Don Juan Antonio por la firmeza que nos contagia ante una sociedad que cada día pierde más el norte. Con nuestra humilde oración quizás el Señor se apiade de todos y enderezca el sendero torcido emprendido por un mundo que no percibe el Camino, la Verdad y la Vida.
Dios le bendiga siempre para conducir su rebaño hacia el fin que Dios nos ha prometido.
26/03/21 1:45 AM
Faramir
Le mando mi felicitación por su acertada carta y, vistas las cosas, por su valor al publicarla.

Qué pena que sólo un obispo de las docenas que hay en España hable así y, en consecuencia, sea atacado por el partido socialista, el abanderado de la cultura de la muerte.
26/03/21 3:35 PM
Juan Mariner
Un "campo de exterminio" que la jerarquía ha ayudado a traer con su apoyo al régimen.
27/03/21 6:58 PM
Jaime
Juan Mariner:

Este discurso está equivocado en el fondo y en la forma. Como arenga no está mal, pero como viene siendo habitual en este y otros obispos, en sus análisis se olvida del estado de la Iglesia en general y de su diócesis en particular.

Una buena parte de esas leyes no vienen impuestas por fuerzas ajenas a España, ni a un pueblo español que las rechaza de pleno. Como tampoco lo fue la ley del divorcio hace ya 40 años, por ejemplo. Son análisis de buenos y malos, donde se presenta a una inocente muchedumbre de bautizados que viene a ser dominada por unos pocos laicistas sin tener ni idea de cómo ni por qué. Es terriblemente incoherente, porque presenta el sufrimiento de unos ingenuos inocentes desamparados, un país entero en una situación dantesca, a la vez que pregona que "todas las fuerzas del mal son insignificantes ante el poder y la misericordia de Dios" y por lo tanto "estamos llamados a la esperanza". En este planteamiento hay que esperar a que actúe Dios, pero no explica porque no lo hace ahora...o ayer. No quiere ni sospechar que, a lo peor, es mucho menos de lo que realmente merecemos.

El problema está en la Iglesia, en los bautizados. En los sacerdotes. Y no solo en los progres. En la inmensa mayoría. De vez en cuando, puntualmente, una pequeña luz parece que nos hace comprender algo de esta gran verdad. Hasta que llega alguien como Reig Pla, y vuelve a lo fácil, el origen del mal está ahí fuera. El problema no es la conversión de los católicos
6/04/21 12:13 AM

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