Amor, aborto; árboles y mascotas
Alberto Fernández

Amor, aborto; árboles y mascotas

La nueva embestida abortista del actual gobierno argentino vuelve a poner sobre el tapete hasta dónde llegan las contradicciones de los que dicen defender a los árboles y las mascotas, y demuestran un desprecio absoluto hacia la vida humana más indefensa.

Este viernes 14, memoria de los Santos Cirilo y Metodio, copatrones de Europa; y de San Valentín, mártir, como lo hago diariamente, antes de la salida del sol, recé el Oficio de Lectura y las Laudes, en el templo de mi parroquia; y, luego, hice la meditación. Después, para evitar los latigazos del sol casi africano que tenemos estos días, aproveché las últimas sombras para realizar un poco de limpieza en el jardín, y tras algunos ejercicios físicos en la plaza, fui a pagar algunos de los servicios parroquiales. Como era bien temprano, ya había fila a la espera de su apertura. La polémica entre los que aguardábamos, como de costumbre, era el costo de la luz, el gas, el teléfono y demás cargas; con tarifas que buscan ser del primerísimo mundo y, claro está, con sueldos e ingresos del penúltimo mundo...

Uno de los más exaltados era un hombre mayor que se quejaba de las habituales pícaras maniobras, siempre dirigidas a meros fines recaudatorios. Y ponía, como ejemplo, las veces que se reclaman deudas ya canceladas. Si uno no conserva los tiques de pago, inevitablemente debe volver a pagarlas. Indignado decía que le habían respondido más de una vez, en las empresas proveedoras, que ahora «todo es digital. Y no hay que tener tantos papeles, para 'no matar árboles'...». Inmediatamente le dije: «Está bien que se preocupen por no matar árboles... Deberían tener tanta o más preocupación por no matar bebés, con el aborto»... Silencio absoluto. El ruido de la cortina metálica anunciaba la apertura del local; y la consiguiente extinción paulatina de la cola... Era claro que el quejoso cliente no estaba a favor del homicidio intrauterino; que el Concilio Vaticano II definiera como «crimen abominable». Era claro, también, que no quería polémicas en la tórrida mañana, al aire libre; o no deseaba demorarse en el trámite...

La nueva embestida abortista del actual gobierno argentino -mejor dicho, la profundización de la agenda abortista, ya iniciada con el gobierno anterior- vuelve a poner sobre el tapete hasta dónde llegan las contradicciones de los que dicen defender a los árboles y las mascotas, y demuestran un desprecio absoluto hacia la vida humana más indefensa. Patéticas, particularmente, resultan ser las posturas más radicalizadas de la izquierda y la extrema izquierda; que en nombre de los derechos humanos, y el supuesto derecho de la mujer a elegir sobre su cuerpo -en realidad sobre un cuerpo que no es el suyo- terminan siendo serviles, cuando no sostenidas, por el imperialismo antinatalista, antivida y antifamilia. Basta repasar los aportantes de ciertas multinacionales a determinadas ONG verdes, para comprender quiénes financian estas campañas.

Duele muchísimo, de cualquier modo, comprobar que algunos provida, y defensores de los auténticos derechos humanos, sean poco comprometidos, poco sacrificados e, incluso, poco valientes a la hora de cristalizar, en hechos, lo que creen y piensan. Por ejemplo, ¿puede entenderse que, después de tantas marchas provida, y del milagroso rechazo de la ley del aborto -gracias a la intervención indudable de la Santísima Virgen, que nos cubrió con su celeste manto- los candidatos abortistas en las elecciones hayan superado ampliamente el 90 por ciento de los votos?. ¿Puede explicarse que la preocupación por la economía -siempre desastrosa, en nuestra Argentina saqueada- se centre, exclusivamente, en el bolsillo; cuando todo es parte de un mismo paquete del globalismo, y sus ejecutores, como el Fondo Monetario Mundial, el Banco Mundial, y las Naciones desUnidas, entre otros?. ¿O es que no terminamos de entender que el ajuste ecónomico -o sea, el seguir metiéndoles la mano en el bolsillo a los más pobres- es solo parte de una exigencia mucho mayor, que incluye, limitación de los nacimientos, injusticia social, liberalización de la droga, eutanasia, y toda otra práctica perversa, y antivida?.

Nuestra sociedad está legítimamente indignada con el asesinato de un joven, Fernando Báez Sosa; a manos de una manada de salvajes, a la salida de un boliche bailable, en Villa Gesell. Y muestra, también, su conmoción ante la perfectamente evitable muerte, por hambre, y por sed, de como mínimo siete niños compatriotas, de la etnia wichí, en nuestra provincia de Salta. Son, sin dudas, muertes escandalosas; que muestran hasta dónde llega la insensibilidad y hasta el desprecio a los más vulnerables. ¿Esta misma sociedad, sacudida por estos horrendos crímenes, permitirá que su dirigencia -oficialista, y supuestamente opositora-, que hoy se desgarra las vestiduras ante estas muertes, con tanto impacto mediático, institucionalice el crimen de argentinos, de uno y otro sexo, en el seno materno? ¿Tendrán estos políticos, que supimos conseguir, la valentía necesaria de reconocer que buscan legalizar el aborto, para quedar bien con sus mandantes de afuera; a cambio de algunos dólares, para refinanciar la deuda?.

La gravísima emergencia antropológica que estamos viviendo en Occidente es consecuencia de la negación y hasta el desprecio de la metafísica. Como el constructivismo todo «lo construye» por acuerdos -cada vez más efímeros-, y circunstanciales votaciones, no hay lugar para el concepto de naturaleza. Para este hombre posmoderno, poscristiano, posverdad, y todos los pos que le quieran poner, nada nos es dado desde afuera; todo se construye desde adentro. En consecuencia, el obrar no sigue al ser; sino el ser al obrar. En vez de ortodoxia, ortopraxis. En vez de reconocimiento sereno de los dones -claro está, venidos desde lo Alto-, para multiplicarlos en pos del bien común, solo cabe fabricar realidades y situaciones no naturales, y hasta antinaturales. Ahora lo importante es cómo uno se autopercibe... ¿Qué sería de este pobre servidor, por caso, si se autopercibiera Obispo o Papa?...

Ante la negación de lo evidente, ante el desprecio de la razón, ante incluso el rechazo de la Constitución Argentina, que en su artículo 75 manda a proteger la vida humana desde la concepción, seguiremos dando la batalla que sea necesaria, para anunciar y dar testimonio del Evangelio de la Vida, y la vida en abundancia (Jn 10, 10). Y, en obediencia a lo que nos manda San Pablo, continuaremos proclamando la Palabra de Dios, insistiendo con ocasión o sin ella, arguyendo, reprendiendo, exhortando, con paciencia incansable, y con afán de enseñar (2 Tm 4, 2). Nuestro combate no es contra nadie, sino a favor de la vida, la familia, el bien común, y la Patria que Dios nos regaló... Como no queremos más excluidos, ni nuevas muertes atroces, nos oponemos firmemente al ahogo y el descuartizamiento de bebés, en el útero. ¿Cómo puede ser que nos quejemos -y con sobrada razón- de la inseguridad, en nuestro país; y trasformemos el seno materno en el lugar más oscuro e inseguro de todos?.

Como era de esperar, muy poco se habló en este viernes 14 de los santos Cirilo y Metodio; hermanos de sangre que, llenos de audacia y celo apostólico, evangelizaron en el siglo noveno de nuestra era cristiana, a los pueblos eslavos. Con razón, el papa San Juan Pablo II los proclamó «Copatrones de Europa»; pues por ellos, en buena medida, medio continente fue cristiano. Se habló mucho más -como también era previsible- de San Valentín; sacerdote mártir del siglo tercero que, en plena persecución del imperio romano, casaba «clandestinamente» a los cristianos, y que fue decapitado por Claudio II, en el 270. No se trata aquí, claro está, de generar competencia entre la popularidad de los santos. Duele, y mucho, que se desconozca la verdadera vida de ellos; y que, peor aun, se busque manipularlos, con claras intenciones ideológicas, y de mercadotecnia.

Los «festejos» paganos por San Valentín, en la práctica, se han trasformado en un vale todo, con escasa o nula referencia religiosa. Tanto es así que, incluso para evitar cualquier vínculo con la fe, se habla de Día de los enamorados; y, claro está, de todos los enamorados; sean cuales fuesen los sujetos y objetos del «amor»... Y, como era de esperar, en estos días del llamado poliamor -algo así como el endiosamiento de la promiscuidad, la poligamia, la infidelidad y el adulterio, disfrazados de presunta «legalidad»-, hasta las variaciones más perversas van quedando superadas... Por eso, no es de extrañar que animadores televisivos, influencers, y deformadores de opinión, entre otros, hayan hablado, también, de amor a los objetos, animados e inanimados; desde árboles hasta mascotas, pasando por instrumentos musicales, y de otro tipo...

Puede resultar tragicómico, pero todo esto es la consecuencia del obstinado capricho, como decíamos, de la guerra contra la naturaleza. Y de divinizar la creatura, en remplazo del verdadero Dios. Pero los árboles y las mascotas también son creaturas de Dios, se nos replica una y otra vez... Ya lo sabemos, por supuesto. Pero no son hijos de Dios. Están a nuestro servicio; y, nosotros, al servicio del Señor. Dos mil años de Iglesia, desde la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, y la Doctrina Social, hasta la exhortación Querida Amazonía, del papa Francisco, publicada esta semana, nos ubican perfectamente, a cada uno, y a las cosas, en el auténtico plan amoroso de Dios.

Bellamente dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en su punto 220: «El amor de Dios es 'eterno' (Is 54, 8). 'Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará' (Is 54, 10). 'Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti' (Jr 31,3)». En otras palabras: ninguna creatura podrá apartarnos del amor personal, único e irrepetible, que el Señor tiene para cada uno de nosotros. Va siendo hora, entonces, de que devolvamos en parte, como corresponde, tan grande regalo. Y que, en clave de una auténtica ecología humana, entendamos definitivamente que esta, nuestra casa común de la tierra, no es un fin en sí misma; sino el anticipo de la verdadera Casa, en donde todo será Vida, y para siempre...

P. Christian Viña

 

9 comentarios

maru
De acuerdo con todo su artículo, Padre.
17/02/20 9:57 AM
José
Para leerlo muchas veces. Para rezar reflexionar y para llorar . Claro como el agua. Su artículo es un resumen sobre Antropología social moderna. Demoledor. Que Dios nos ayude y haga ver y oír a los que no quieren hacerlo.Por mi experiencia todo el Mal va a más.
17/02/20 7:25 PM
Juan F
Estimado Padre! Es su artículo un poco de agua refrescante en este desierto intenso del mundo! En Colombia hemos vivido como un padre de un pequeñito por nacer protestaba fuera de un abortorio para evitar que su pequeñito de siete meses de gestación fuese asesinado por su propia madre y sus cómplices en una entidad llamada “profamilia” que no es más que la cara en Colombia de Planned Parenthood. Finalmente y pese a los esfuerzos de este dolido padre, su hijo fue asesinado con el beneplácito de miles por no decir más de zurdos de partido y de mente que apoyaban la “libertad” sobre su propio cuerpo de la madre asesina. Solo recuerdo el dolor en la cara de este hijo De Dios que pedía que al menos de dejaran el cuerpecito de su bebé asesinado para darle cristiana sepultura. Conduele más una mascota maltratada que un bebé asesinado! Dios perdónalos !!!! VIVA CRISTO REY!!!
17/02/20 10:08 PM
Macarena
Qué pena esta gente que tiene tan poco amor en su alma que han de dosificarlo y solo les alcanza para amar a Dios y a los fetos.
18/02/20 7:52 AM
Vicente
Cuidado integral.
18/02/20 4:00 PM
Matías
Excelente el artículo Sr. Yo soy una oveja descarriada que desea volver al rebaño y que se da cuenta que todo lo malo que ocurre en el mundo y en nuestra querida Argentina está vilmente articulado po órganos de izquierda mundial, quienes desprecian la vida en toda sus formas, pero hacen incapie en la familia, pilar de toda sociedad que se precie cómo tal.
Aunque muchas personas piensen que es descabellado, todo es parte de un plan maléfico, satanista, el famoso nuevo orden mundial ó globalización.
Lo que pasa es que las personas en general (me incluyo), se han alejado de la Iglesia y de las creencias de nuestros antepasados y hemos caído en manos de éstas bestias que se regocijan con nuestras desventuras.
20/02/20 4:37 AM
carlos saez Argentina
Hermosa artículo, Dios lo Bendiga Padre , REPITAMOS 'he pecado mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión'. Se pueden encontrar referencias a la omisión en un contexto de pecado en diferentes pasajes de la Biblia. Por ejemplo: 'Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber'. (Mt 25 41:42)El que suscribe es hijo de un Padre natural, mi Abuela, me dijeron una Española hermosa en 1914 se resistió al asesinato de mi Padre, ambos sufrieron las consecuencias, por eso llego a mis 72 con buena salud gracias a que ella al lado de la Virgen me protege
20/02/20 11:16 AM
Luis Piqué Muñoz
En efecto, el Perverso Occidente ha abandonado la Civilización Cristiana ¡Occidental! con el ateísmo y la Persecución de Cristo, reemplazando a Dios por la Diosa Tierra, dvinizando animales y árboles ¡El Mundo moderno extermina cobarde y cruelmente al Inocente Indefenso, y aún lo considera un Derecho, de la desventurada Mujer, el odioso Nuevo Nazismo Feminista, satánico como todas las Ideologías! ¡Y sí me ha Gustado mucho la exhortación ecológica del Papa, como Bien dice usted Padre! ¡Viva el Inocente! ¡Viva Dios!
28/02/20 5:34 PM
Carlos Amadeo Alemán
Sus artículos son siempre sabios y claros, padre Christia Muchas gracias.
13/03/20 10:19 PM

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